Los sondeos electorales ratifican el previsible ensanchamiento de la mayoría conservadora vigente en el Congreso de los Diputados, y que ya en las pasadas generales había alcanzado uno de sus mejores registros históricos. Según la encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, si hoy se celebrasen elecciones PP y Vox reunirían 189 escaños, más que suficientes para gobernar, mientras que el bloque de investidura de Pedro Sánchez caería hasta los 156 diputados, muy por debajo de la mayoría absoluta.

Estos resultados explican por qué Sánchez no tiene ningún interés, pese a lo empantanado de la legislatura, en recurrir a un adelanto electoral.

A excepción de repuntes puntuales, el PSOE viene experimentando una caída pronunciada y sostenida en intención de voto desde el pasado 23-J. Con un 28,3% de las papeletas, los socialistas pasarían de 121 a 116 diputados. El PP, en cambio, escalaría hasta el 33,5%, mejorando en 9 asientos su cuota parlamentaria.

A esta reducción de votos para el PSOE le corresponde razonablemente un descenso de la popularidad de su líder. Pero lo novedoso es que, de acuerdo con SocioMétrica, la aprobación de la gestión de Sánchez ha tocado fondo, con un 26,2% de apoyos. Y ha registrado también su mínimo histórico su valoración ciudadana, con un 3,2 sobre 10, y la apreciación de sus votantes, que sólo le dan una nota de 6,2.

Más aún que el empeoramiento de los números del PSOE, lo que dañaría a Sánchez sería el desplome de Sumar, que sigue en caída libre en el 5,4% de los votos, tras dejarse 1,5 puntos sólo entre noviembre y enero. El expediente de fracasos en el último ciclo electoral se ha visto agravado por el severo perjuicio reputacional infligido por el caso Errejón. Y la ruptura con Podemos, afianzado en un suelo de cinco escaños y afanado en recuperar la hegemonía en el espacio de la ultraizquierda, le añadiría la penalización del sistema electoral por presentarse por separado.

A la luz de estas cifras se comprende igualmente que Yolanda Díaz esté bregando con sus socios de coalición para recuperar el foco y evitar que el liderazgo de Irene Montero le coma terreno, polemizando a cuenta de la reducción de jornada o la subida del SMI. Y también el proceso de "despliegue" y "consolidación territorial" que inaugura hoy Sumar. Porque según la encuesta de SocioMétrica, la formación de Díaz sólo lograría escaño en cuatro de las once comunidades autónomas donde obtuvo representación el 23-J.

De modo que Sánchez, amén de cada vez más impopular, se está quedando cada vez más sólo. Y no únicamente en España. La dimisión de Justin Trudeau este lunes como primer ministro de Canadá añade una pérdida más al naufragio de los liderazgos progresistas globales.

A Trudeau le han precedido en la renuncia su homóloga laborista, la australiana Jacinta Ardern, y el ex primer ministro socialista de Portugal, António Costa, ambos en 2023. Poco antes, la socialdemócrata finesa Sanna Marin perdía las elecciones, y el par alemán de Sánchez, Olaf Scholz, va camino del mismo destino en las elecciones del próximo febrero. Sólo Gran Bretaña, con Keir Starmer, conserva un gobierno izquierdista entre las grandes naciones.

El liderazgo crecientemente esquilmado de Sánchez no sólo refuta su canto triunfal del "somos más" en la noche del 23-J. También compromete su autoridad para el propósito de ejercer de faro de la socialdemocracia internacional que se marcó en el Congreso Federal de Sevilla.