Según declaró el Papa la semana pasada al diario italiano La Repubblica, “son los comunistas los que piensan como los cristianos”. Pero no se preocupen, se supone que no habló ex cathedra y que no es más que una de las muchas opiniones de Francisco, por tanto, los católicos que no piensen como él no han de inquietarse más allá de lo justo y necesario.
Aunque tal vez un poco sí. Tras escuchar al obispo de Roma, los que intentan vivir como cristianos se preguntarán qué no han entendido de la doctrina social de la Iglesia. Saben que Cristo hizo una opción fundamental por los pobres, ¿la hicieron los regímenes comunistas que conocemos? ¿Desterraron la pobreza?
¿Qué pensarán de las opiniones del Papa los cubanos que arriesgan su vida intentando huir del paraíso comunista?
Para Francisco, las desigualdades que provoca el dinero son el mayor mal que existe en el mundo. Bueno, es su opinión, lo que no logrará el Papa es que la comportan los cristianos a los que el comunismo les quitó la libertad, la familia, lo poco que tenían y hasta la esperanza. Para ellos el mayor mal que existe en el mundo es la falta de libertad.
¿Qué pensarán de las opiniones del Santo Padre los cubanos que arriesgan su vida intentando huir del paraíso comunista? ¿Recuerda el Papa a los que encarcelaron en las castristas Unidades Militares de Ayuda a la Producción? ¿Conoce el número de los que fueron asesinados sin juicio por su paisano Guevara en La Habana?
Francisco tendría que hablar más de libertad y menos de comunismo. Es lo mínimo que le podemos pedir
También dice el Papa que “Cristo ha hablado de una sociedad en la que decidan los pobres, los débiles y los excluidos”. ¿Deciden los pobres en los regímenes comunistas? ¿Los débiles? ¿O deciden los que tienen las armas y las cárceles? ¿No recuerda el Papa a los tres últimos fusilados por Fidel Castro? Eran mucho más negros que Obama. Y más pobres que las ratas. Y además, cometieron lo que el comunismo considera pecado mortal: quisieron ser libres, quisieron lo mismo que los que fueron brutalmente asesinados en el Remolcador 13 de marzo, en el verano de 1994, lo mismo que los que mueren todos los años intentando llegar a una playa de La Florida.
Tal vez acierte Francisco y la fe nos unifique a todos, pero serán muchos los pobres víctimas de la barbarie comunista que no entenderán sus palabras. Ojalá no se equivocara la paloma -no sería la primera vez- pero el Papa tendría que hablar más de libertad y menos de comunismo. La verdad le haría más libre y más justo. Es lo mínimo que le podemos pedir los que intentamos vivir como cristianos.
*** Víctor Llano es periodista.