En el artículo de EL ESPAÑOL publicado el pasado siete de noviembre, Luis Garicano refería que los que creemos en la libertad de hombres y mujeres en mercados y en sociedades libres, debemos renovar nuestra visión sobre la integración comercial, sobre el mercado, y sobre la inmigración frente a un amenazador Trump.
La completa lectura del artículo permite comprobar, que el señor Garicano ataca la globalización sobre bases erróneas, como hace el señor Trump y propone una razonable limitación a la entrada de inmigrantes en la Unión Europea, que si no tan drástica como las del electo presidente norteamericano, apunta en la línea que sugieren algunos de los líderes europeos que tanto asustan al de Ciudadanos y que defiende entro otros, Ayaan Hirsi Ali. Esta exmusulmana, inmigrante ilegal en Holanda, que llegó a ser diputada de este país y miembro posteriormente del Partido de la Libertad que tanto preocupa a don Luis.
Con la globalización todos ganan, sin ella el desarrollo tecnológico occidental o el bienestar social, serían impensables
El señor Garicano denuncia que la globalización y la tecnología han reducido drásticamente el bienestar de muchos trabajadores en Europa y EEUU, permitiendo al tiempo que miles de millones de ciudadanos del mundo mejoren, por ejemplo en China. Apunta aquí al famoso juego de suma cero en el que para que uno gane otro debe perder. Es un absoluto error, tanto los trabajadores europeos como estadounidenses han mejorado su bienestar, como también lo han hecho en mayor medida millones de ciudadanos chinos. ¿Cómo si no podríamos en occidente vestir, hablar por teléfono, escribir este artículo y adquirir tantas otras cosas para nuestro bienestar diario, sino pudieran adquirirse a los bajos precios de producción chinos? La globalización es una ecuación en la que todos ganan, sin ella el desarrollo tecnológico occidental o nuestro bienestar social, serían impensables.
Occidente se aprovecha de ayudas estatales a la producción del acero por parte de las autoridades chinas o lo que es lo mismo de sus contribuyentes, de condiciones laborales inadmisibles para el estándar europeo o estadounidense, de políticas enormemente agresivas con el medio ambiente, que serían impensables en nuestros países y a cambio de todo eso un Europeo medio con su salario puede permitirse un estándar de vida, incluido más tiempo de ocio, que no habría soñado su abuelo con el doble de salario y sin los efectos de la globalización. Este proceso global ha permitido un crecimiento del PIB mundial en todos los países, salvo aquellos con economías intervenidas y autárquicas, como Cuba o Corea del Norte. No es un juego de suma cero como apunta el de Ciudadanos para justificar una mayor carga impositiva.
La tecnología no destruye empleo, crea empleo nuevo en sectores hasta el momento desconocidos
La globalización ha permitido el desarrollo del sector tecnológico o biosanitario, porque los recursos que se han ahorrado los consumidores occidentales en la compra de productos más baratos procedentes de China han podido destinarse a producciones de mayor valor añadido en los países occidentales. Sin la globalización no existirían los Apple, los Google, los Amazon, los Facebook, los Twitter o las grandes empresas biosanitarias de hoy, no podríamos permitirnos las calidades de los productos lácteos y agroalimentarios europeos, pues sin producciones de productos básicos a precios bajos, usted no tendría recursos que destinar a este otro tipo de servicios. Ya sabe que su nómina tiene un límite, si todo es caro, debe renunciar a más cosas que si algunas son baratas y eso permite que se desarrollen industrias de alto valor. Sin la globalización en Inglaterra sólo se vestiría con lana, lo que no es un gran avance sobre todo para el verano.
La tecnología no destruye empleo, crea empleo nuevo en sectores hasta el momento desconocidos. Qué sería de nosotros si siguiéramos tejiendo a mano, lavando la ropa en el río o escribiendo artículos con la Olivetti. Nunca en la historia de la humanidad ha habido tanta gente trabajando y eso es debido a los avances tecnológicos no a pesar de ellos.
En occidente no es que seamos más pobres, es que tenemos menos renta a nuestra libre disposición
La solución del problema de la globalización para el señor Garicano pasa por una mayor redistribución, esto es, cobrar más, a los que más generan en occidente para suplementar salarios de aquellos que menos ingresos perciben. Esto sí que es populismo. Pues don Luis lo que no apunta en su artículo es que el sector que más ha crecido en la sociedad occidental es el Estado, más incluso que la economía China. Un Estado basado en la redistribución forzada, que en países como Francia alcanza a controlar más de la mitad de su economía.
En occidente no es que seamos más pobres, es que tenemos menos renta a nuestra libre disposición porque entre otras cosas, la factura eléctrica está gravada por un 60% de impuestos, porque no se han forzado las políticas recaudatorias en pos de la igualación redistributiva ineficiente. Los impuestos suponen la mitad de lo que obtiene con su salario un trabajador medio, y esto nada tienen que ver con que este trabajador, depauperado por el Estado redistributivo, pueda adquirir un teléfono móvil a un precio razonable. Teléfono que sería prohibitivo si se fabricara en Europa gracias a la infinidad de regulaciones y normativas que habría que cumplir. Regulaciones que hacen imposible que en nuestros países nazcan un Apple o Google, pues no se conceden licencias de actividad para un garaje.
En fin, que escuchando populismo no sé si es mejor quedarse con el auténtico de Trump o con el disimulado de Garicano.
*** Ignacio Blanco Urizar es abogado, economista y secretario de El Club de los Viernes.