Médicos excepcionales a los que se despide pronto y mal
El autor apuesta por que se deje de discriminar a "los profesionales de mayor edad" y se les permita compatibilizar su actividad profesional con una pensión.
El gran progreso de la sanidad en nuestro país se ha basado en muchos profesionales cuyo trabajo y dedicación a los pacientes no reciben a menudo el debido reconocimiento.
Permítanme que les cuente la historia de dos de estos médicos ejemplares: Fernando Seijo, neurocirujano del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), formado en España y Zurich; y Raquel Barrio, endocrinóloga pediátrica del Hospital Ramón y Cajal en Madrid, formada en España, París y Boston.
Contra el párkinson y la diabetes
Ambos han logrado que sus centros sean la referencia española en su especialidad. El Dr. Seijo convirtió al HUCA en la referencia nacional en neurocirugía funcional para tratar el párkinson y otras enfermedades. La técnica consiste en colocar un electrodo en el centro del cerebro, logrando mejoras asombrosas en los pacientes, hasta el punto de hacer desaparecer, en el caso del párkinson, su característico temblor. El Dr Seijo ha operado a 450 pacientes, a los que ha colocado 725 electrodos intracerebrales con una fiabilidad del 96% por electrodo, sin mortalidad alguna.
La Dra Barrio creó una unidad de diabetes pediátrica en los años 80, mayor exponente nacional en tecnología pediátrica, pionera en nuevas tecnologías de bombas de insulina y sistemas de monitorización continua de glucosa. Este avance permite grandes mejoras en el control de la diabetes y evita las graves secuelas que un mal control de esta enfermedad conlleva. En los últimos años esta unidad ha recibido premios nacionales (en 2014) e internacionales (2016).
Medio centenar de publicaciones internacionales
Ambos profesionales no solo son buenos clínicos, sino que también han contribuido a avanzar el conocimiento en sus especialidades, habiendo logrado cada uno más de medio centenar de publicaciones científicas internacionales.
Es gracias a médicos así, dedicados a avanzar el conocimiento y aplicarlo para mejorar la salud de sus pacientes, cómo España ha logrado ponerse a la cabeza de la sanidad mundial, con un sistema que es la joya del estado del bienestar español.
Desgraciadamente, la gestión hospitalaria en España cada vez está menos orientada a favorecer el talento y dignificar el trabajo de los profesionales. Los gestores son a menudo colocados a dedo por políticos, cuyo interés no es más que el de ponerse de perfil y conseguir mejoras en algunos indicadores cuantitativos básicos, sin interés por la investigación. Desgraciadamente, tales gestores muestran su falta de interés en lo arbitrario de sus decisiones sobre promociones, reconocimientos y castigos.
La inhumanidad e ineficiencia del sistema
En los casos de los dos profesionales que nos ocupan, la inhumanidad e ineficiencia del sistema se muestra al final de la carrera profesional. Ambos deseaban trabajar hasta la máxima fecha legalmente posible, los 70 años. Ambos tienen las capacidades físicas intactas. Y ambos reciben, de mala manera, sin plazos, una comunicación anunciándoles que sus servicios ya no son necesarios.
La Dra Barrio, con sus agendas abiertas y pacientes citados hasta febrero de 2018, recibe una llamada de su director médico diciendo que “la Consejería no contempla la prórroga” y debe jubilarse en un mes: no ya un homenaje, un agradecimiento por 4 décadas de trabajo, no. El caso del Dr. Seijo es idéntico. Simplemente “se deniega la prórroga.”
Más allá del interés de la Consejería, este tipo de decisiones son completamente absurdas económicamente: al contribuyente español estas personas, formadas, trabajadoras, en el mejor momento de su carrera, le salen casi gratis, dado que o bien cobran su sueldo del Estado o la casi igual pensión, que al final sale del mismo sitio.
Pero por encima del coste y el beneficio económico, está el aspecto humano de la relación. El trato que se da no solo a estos, sino a innumerables profesionales de nuestro sistema sanitario, y de nuestro sector público, es vejatorio. No solo no hay reconocimiento por el trabajo bien hecho, ni por la dedicación, sino que la despedida se produce con una notificación burocrática y absurda (un fin de prórroga).
Cada vez más sanos y productivos
Hay una lección mucho más general para España y para todo Occidente: nuestros países envejecen de forma acelerada. Cada vez estamos sanos y somos productivos hasta una edad más avanzada. Por ejemplo, los dos candidatos a las elecciones americanas tenían 70 (Trump) y 69 (Clinton) años. Muchos de nosotros querremos, y podremos, seguir activos hasta mayores edades. Es crucial que nuestra sociedad deje de discriminar contra los de mayor edad y permita que todos podamos desarrollar la actividad profesional que deseemos mientras seamos capaces de hacerlo, incluso compatibilizándola con el cobro de una pensión.
Por último, todos debemos reconocer y agradecer el trabajo de los que nos han traído adonde estamos, a la generación que ha hecho que lo que fue un país de pandereta tenga uno de los mejores estados de bienestar del planeta.
Sirva este artículo como reconocimiento a la Dra. Barrio y al Dr. Seijo y a todos los otros muchos profesionales que han tenido que salir por la puerta de atrás después de una vida dedicada a mejorar la de todos. Gracias por tanto.
*** Luis Garicano es responsable de Economía, Industria y Conocimiento de Ciudadanos