Los dos imprevistos que le voltearon las encuestas a Theresa May
La autora reflexiona sobre el desajuste entre las encuestas electorales en Reino Unido y el pensamiento de un electorado británico partido en tres.
Supongamos que estamos a finales del mes de marzo de este año. Supongamos que usted está al frente del partido de gobierno. Supongamos que a su mesa llega la última encuesta, que muestra que su partido es fortísimo, que no se veía tan sólido desde el año 2010, y que casi 20 puntos le separan de sus adversarios históricos, que lucen hundidos.
Supongamos que usted tiene una mayoría parlamentaria pero juzga ésta como una oportunidad única para tener más liderazgo ante los retos por venir. Entonces usted sorprende al mundo y dice algo como: “Elevaré una moción a la Cámara de los Comunes convocando un adelanto electoral para el 8 de junio". A fin de cuentas… ¿qué podría cambiar en tres meses?.
Y es aquí donde reside el mayor error que pudo cometer en su vida Theresa May. Porque en tres meses puede cambiar todo. Y todo cambió.
En España vimos el año pasado con claridad lo que significaba tener un parlamento ahorcado
La encuesta de YouGov aseguraba en marzo 2017 que existían 19 puntos de distancia entre conservadores y laboristas. Otra encuesta de similar fecha de campo aseguraba que el líder laborista, James Corbyn, era tan impopular entre los adultos británicos como Donald Trump, con un rechazo de alrededor del 60% de los británicos (GfK, marzo 2017).
Los 20 puntos que mostraban las encuestas hace tres meses se convirtieron el jueves en apenas dos puntos de ventaja en el voto nacional. Los conservadores perdieron la mayoría absoluta y 12 escaños, los laboristas ganaron 29 asientos en el Parlamento, algunos arrebatados a los conservadores, pero la mayoría al Partido Nacional Escocés, que también sufrió una derrota importante.
A días de iniciarse las negociaciones del brexit, hoy los británicos se enfrentan con un hung parliament, término peculiar que se usa para referirse a esa situación parlamentaria en la que constituir gobierno se dificulta por no haber logrado ningún partido la mayoría absoluta. No existía el término equivalente en español, pero en España vimos el año pasado con claridad lo que significaba tener un parlamento ahorcado.
Lo que no dice con claridad ninguna encuesta es cuándo hay un giro notable, cuándo emerge un liderazgo
Y es que si bien las mediciones de opinión pública son herramientas de uso cotidiano para cualquier político -insustituibles para aliviar el muy humano desconcierto por el futuro desconocido-, no son predictoras. En escenarios estables las tendencias se mantienen y pueden hacerse proyecciones: se trazan dos puntos, a partir de dos momentos particulares, los puntos se unen y obtenemos una tendencia. Nos creemos entonces dueños del futuro y predecimos.
Sin embargo, el otrora muy estable sistema político británico dejó de serlo. Entró hace meses ya en una fase turbulenta. La victoria del brexit y el referéndum escocés fueron hitos que actuaron como detonantes. En situaciones de inestabilidad político-electoral la situación puede cambiar sustancialmente, y con frecuencia lo hace.
Porque lo que no dice con claridad ninguna encuesta es cuándo hay un giro notable, cuándo emerge un liderazgo, y cuándo un golpe de timón hace que la tendencia que había se quiebre y arroje cambios significativos en tiempos muy breves. Con frecuencia se olvida que la demoscopia es un instrumento para servir al liderazgo, no sólo para que éste la siga.
Un spot publicitario o un acto simbólico pueden cambiar la decisión de voto y revertir tendencias
A menudo los giros o puntos de inflexión son impredecibles y dependen de mínimos factores, cuya ocurrencia desencadena una serie de eventos de consecuencias significativas: una cuña o spot publicitario de alto impacto, o un acto simbólico impresionante, pueden cambiar significativamente la decisión de voto y revertir tendencias. En las elecciones del Reino Unido ocurrieron ambas cosas.
Los atentados londinenses de la semana anterior a la elección introdujeron por la fuerza de los hechos los temas del terrorismo y la seguridad en la agenda electoral. Eso podría haber beneficiado en teoría a la premier y sus propuestas... de no ser por su ya muy erosionada credibilidad.
Una canción contra Theresa May que ridiculizaba sus discursos (She's a liar, liar) se convirtió en la canción más descargada de iTunes en el Reino Unido. La canta Captain Ska y tuvo casi tres millones de reproducciones en su canal oficial. Ningún spot oficial de la campaña alcanzó tal nivel de audiencia.
El electorado británico tiene tres brechas: una de género, otra generacional y una tercera geográfica
Hoy el electorado británico es volátil y tiene al menos tres brechas bien marcadas; una de género: mujeres; otra generacional: jóvenes; y una tercera geográfica: Escocia. May salió a hacer campaña en los distritos donde más se competía por el voto laborista ignorando estas tres brechas, a sabiendas de que el sistema electoral británico premia al ganador. Se equivocó.
Quizás uno de los elementos más significativos de esta contienda es que, tras el triunfo del brexit, un 48% del electorado, el del europeísmo británico, se quedó sin opciones claras. Ni May ni Corbyn les representaban. Corbyn, sin embargo, logró conquistar a las mujeres, a los jóvenes y a los escoceses. ¿Es este un apoyo duradero? Muy probablemente no. El elector que hace un año votó contra el brexit se volcó esta vez en el apoyo a Corbyn, pero lo hizo por razones muy distintas.
En cuanto a volatilidad británica, me temo que lo mejor puede estar aún por verse.
*** Carmen Beatriz Fernández es presidenta de la consultora DataStrategia y profesora invitada en la Universidad de Navarra.