La comparecencia de Mariano Rajoy en Moncloa para valorar el resultado de las elecciones catalanas ha sido un ejercicio de inanidad muy en la línea a la que tiene acostumbrados a los periodistas cuando el asunto a abordar no le interesa o directamente le incomoda. Su actitud contrasta, sin embargo, con la gravedad de la situación y la relevancia de un 21-D que pone contra las cuerdas al PP y al propio Gobierno pero que, sobre todo, genera una gran inquietud entre los españoles.
Lo cierto es que el presidente del Gobierno ha recurrido a su repertorio de trucos para despachar las preguntas, ora echando mano de filibusterismo, o sea, hablando mucho sin decir absolutamente nada con la intención de agotar el tiempo o la paciencia; ora saliendo por peteneras: ¿Dónde vas? Manzanas traigo.
Pero quizás la técnica más socorrida de Rajoy es la de encomiar lo obvio. "Estas elecciones se han celebrado dentro de la ley y con todas las garantías electorales precisas", "la jornada electoral se desarrolló con normalidad y tranquilidad y todos los ciudadanos pudieron ejercer con naturalidad el derecho democrático al voto", "las mesas electorales se constituyeron sin incidentes dignos de mención y tampoco los hubo a lo largo de toda la jornada", "los apoderados cumplieron las funciones que les asigna la ley tanto en lo que respecta a la función de velar por el limpio ejercicio del voto como de control del recuento electoral", "la alta participación que ustedes conocen y que se ha producido es reflejo de la respuesta cívica de los ciudadanos ante la situación política existente y los retos de futuro que Cataluña tiene planteados"... Zzzzzzzzzz.
Ni el más adicto pepero es capaz de resistir esta introducción sin dar cabezadas. Pero, ¿de verdad que esta es la valoración que puede hacer el presidente del Gobierno de una jornada con la repercusión nacional e internacional como la del jueves?
Después, la maraña discursiva del presidente encerró no menos de cinco falacias que se pueden desmontar.
1.- Vino a decir Rajoy en su jerigonza que los independentistas han perdido por dos razones: porque en 2010 obtuvieron 76 diputados; 74 en 2012; 72 en 2015, y 70 en 2017; y porque al haber sido Ciudadanos la fuerza más votada "nadie puede hablar en nombre de Cataluña si no contempla a toda Cataluña" y "resulta evidente tras las votaciones que Cataluña no es monolítica, es plural y todos debemos cultivar esa pluralidad como una virtud y como una riqueza".
Cursilerías al margen, sucede que para haber perdido los indepes se les ve eufóricos, todo lo contrario que al ganador Rajoy, que no duda en hacer suyo el éxito de Arrimadas. Pero además no puede ser un consuelo el decrecimiento con cuentagotas de escaños separatistas porque, a ese ritmo, el constitucionalismo debería esperar ¿a 2021? ¿a 2025? para llegar a la Generalitat.
2.- Sostuvo Rajoy que no hay que convocar elecciones en España porque "a la gente no se le puede estar obligando constantemente a ir a las urnas", también porque "una cosa son las elecciones autonómicas en Cataluña y otra en otros lugares de España, municipales o generales", pero, sobre todo, porque "después de lo que está pasando en España, lo que nos faltaba era convocar otras elecciones". Juzgue el lector. Ninguno es argumento de autoridad, pero ¡apelar a "lo que está pasando" para irse por la tangente!...
3.- "Yo con quien tendría que sentarme es con la señora Arrimadas", respondió el presidente del Gobierno a la cuestión de si está dispuesto a hablar con Carles Puigdemont, ignorando a propósito que el bloque separatista es el único que puede nombrar al próximo molt honorable con la configuración del Parlament salida del 21-D. Es la técnica del avestruz.
4.-Cuando la periodista de EL ESPAÑOL Ana I. Gracia le preguntó si asumía como propios los peores resultados en Cataluña de la historia del PP, ésta fue su respuesta: "El presidente asume como propio todo lo que le pase al PP, como lo asumen todos los militantes de toda España". Ese tipo de asunción de responsabilidad es falso, está vacío por la sencilla razón de que no se traduce en nada.
5.- Por último, cuando se le preguntó por el nombre de la persona que relevará a Jorge Moragas, su jefe de gabinete en los últimos seis años, contestó: "Si lo supiera se lo diría". Previamente había asegurado que era una decisión pactada con el afectado desde hacía "meses". ¿Es posible que el hombre previsible trabaje con esa imprevisión?