El comunismo es totalitario... pese a la RAE

El pasado 27 de abril estaba previsto celebrar en el Aula La Pepa de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada una charla bajo el título En defensa de Stalin. La charla se canceló finalmente por la presión de la sociedad granadina. Que hoy en día, en España, haya quienes defiendan el totalitarismo comunista y al mayor genocida que ha conocido la humanidad en toda su historia, no es más que la constatación de la intolerable dulzura con la que es tratada esa ideología y la premeditada ocultación de los crímenes cometidos en su nombre. Que esa defensa fuese realizada en una institución académica -supuesto templo del saber- y además de titularidad pública, demuestra la corrupción intelectual y moral de una sociedad incapaz de distinguir el mal del bien.

Lo cierto es que los apoyos con los que cuenta el comunismo son numerosos y en todos los ámbitos: culturales, intelectuales, sociales y políticos, no en vano en el propio Congreso de los Diputados del Reino de España tenemos a 67 parlamentarios explícitamente comunistas, a quienes votaron el veinte por ciento de los españoles, curiosamente casi el mismo porcentaje de compatriotas que creen que es el Sol el que da vueltas alrededor de la Tierra y no a la inversa.

Una manifestación más de esa intencionada ocultación de la naturaleza criminal y totalitaria del comunismo es la manera en la que dicha ideología es tratada por la Real Academia de la Lengua Española en su diccionario, en el que es descrita como una “Doctrina que establece una organización social en que los bienes son propiedad colectiva”. Una definición de comunismo que -como habrán observado- elude no ya sólo cualquier juicio moral, sino también los resultados fácticos constatados cada vez que ha sido puesta en práctica.

Sin embargo, esta impecable asepsia con la que es definido el comunismo en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, no se mantiene cuando se abordan las otras dos ideologías totalitarias: fascismo y nacionalsocialismo. Ambas son descritas -acertadamente- como movimientos políticos totalitarios.

Este tratamiento dispar a ideologías esencialmente asimilables en cuanto a su esencia totalitaria, crea un desequilibrio en la valoración ética de los mismos y fomenta una desigual percepción sobre la naturaleza de estos tres movimientos en favor del comunismo. Este tipo de condescendencia conceptual con el comunismo es uno de los motivos por los que -a diferencia del fascismo y el nazismo- el comunismo siga social y electoralmente vivo.

El blanqueamiento del comunismo, del cual la Real Academia de la Lengua Española es cómplice al dar una definición dulcificada del mismo, ha permitido que dicha ideología criminal tenga un aura de respetabilidad que sólo ha podido mantenerse mediante la ocultación premeditada de sus crímenes y de su naturaleza intrínsecamente totalitaria, incompatible con la democracia.

Sustraer a las palabras de su verdadero significado para evitar ser blanco de los ataques de quienes apoyan dicha ideología totalitaria, no es ya sólo un síntoma de preocupante cobardía, sino de falta de profesionalidad de una institución como la Real Academia, cuya divisa debiera ser el rigor y, sobre todo, la verdad.

Por todo ello, humildemente pido a la Real Academia de la Lengua Española que, en la próxima edición del Diccionario Léxico Español, corrija el desatino y adjetive al término comunismo como totalitario, de igual manera que ya hace con las palabras: fascismo y nacionalsocialismo.

*** Javier Jové Sandoval es abogado.