La encuesta que publica EL ESPAÑOL sobre los últimos acontecimientos en Cataluña muestra la tendencia mayoritaria de los españoles a rechazar los intentos separatistas, pero también evidencia una profunda crítica a la actuación del Estado, que cada vez más se califica y entiende como fracaso. El tema no es nuevo: desde que EL ESPAÑOL analiza la cuestión catalana en términos sociológicos se detecta un rechazo a la actuación del Gobierno que es incluso creciente.
Estos dos ejes de opinión pública mayoritarios se completan con otro que, aunque de menor impacto cuantitativo, explica cómo y por qué el pulso al Estado continúa en una espiral que no cesa: el independentismo reúne un porcentaje de apoyos y simpatía nada despreciable en el conjunto de España, mantenido esencialmente por la base electoral de Podemos.
Este núcleo independentista, minoritario pero persistente, se refleja por ejemplo en datos como que un 23% de españoles (hasta un 38% entre los votantes de Podemos) cree que la actitud xenófoba y supremacista de Quim Torra no le inhabilita para presidir la Generalitat. O que sólo un 30% de españoles impondría un 155 más duro, siendo la opinión mayoritaria la de permitir gobernar a Torra "hasta que constate alguna nueva ilegalidad".
Paradójicamente, esa opción condescendiente la respaldan también los votantes del PP, lo cual confirma -como hemos apuntado otras veces- su desorientación: son capaces de seguir a un líder (Mariano Rajoy) ambiguo y contemporizador en cuestiones centrales y a un partido que encarna valores tradicionales de la derecha como es la defensa férrea de la unidad de España. No es casual, por tanto, que la opción del 155 duro sea apoyada mayoritariamente por los votantes de Ciudadanos, que poco a poco van conquistando los sectores tradicionales de la derecha que va dejando el PP.
Interpretando los datos de opinión se ve que no existe en España un sentimiento mayoritario patriótico
Mantengo por tanto lo que ya he manifestado otras veces interpretando datos de opinión: no existe en España un sentimiento mayoritario patriótico, bien por falta de cultura, bien como rechazo a que se identifique con una determinada posición ideológica o bien por apoyo de las posiciones independentistas.
La radiografía de la España actual también detecta el desánimo emergente entre la ciudadanía en relación a la actuación del Ejecutivo y de la Justicia. En relación a Rajoy, un 21% cree que ha hecho lo suficiente, pero un 55% cree que no, lo cual significa un problema para la credibilidad del Gobierno. En relación a la Justicia, el problema es igual o mayor: sorprende que un 65% suspenda su actuación, un dato que nunca se había visto antes.
El desprestigio o la decepción por el desenlace de las euroódenes cursadas contra los políticos huidos debe pesar lógicamente en esa opinión, pero no deja de ser llamativo el elevado 65% que suspende la actuación de la Justicia, que sube al 81% entre los votantes de Podemos. Seguramente por ello un 52% de españoles piensa que los independentistas están ganando el pulso al Estado, porcentaje que llega al 61% entre los votantes de Ciudadanos y al 46% entre los del PP.
Por último, dos ítems más apoyan las hipótesis planteadas anteriormente, y configuran lo que podríamos llamar la sospecha de la debilidad del Estado: un 52% cree que la decisión de levantar el 155 ha sido una exigencia del PNV y, de ser así, a un 54% le parecería mal. Sin embargo, entre quienes votaron a Rajoy conviven un 58% a los que les disgusta que el presidente ceda ante el PNV y un elevado 39% que no sabe o no contesta, lo cual vuelve a poner de manifiesto la desorientación en el grupo que apoya al PP.
*** Gonzalo Adán es director de SocioMétrica.