Fue un momento imponente cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, anunció este martes que el órgano abría un proceso formal de impeachment contra el presidente Donald Trump. La gravedad del impeachment hace que su anuncio haya sido considerado siempre un momento histórico.
Pero lo que lo hace impresionante no es que Trump vaya a ser procesado. Ya lo fue con anterioridad por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y existen varias demandas contra él. Trump acumula tres años de incumplimientos a la Constitución de Estados Unidos y a su juramento al cargo. Lo que hace todo realmente formidable es que, desde que Pelosi juró su cargo de presidenta el pasado mes de enero, ha frenado diligentemente los deseos de muchos miembros de su partido de precipitarse en el impeachment . A cada escándalo que afloraba, Pelosi advertía: no, aún no.
Hay una razón por la que los Republicanos han denigrado tanto a Pelosi a lo largo de los años: ella es, indudablemente, uno de las presidentes de la Cámara más eficaces, si no la más eficaz, que ha tenido el país. A veces es fácil pasarlo por alto, ya que lo hace con una sonrisa mientras usa tacones de diez centímetros. Pero esta mujer, que ha criado a cinco hijos antes de entrar en política, nos ha mostrado una y otra vez la pasta de la que está hecha. Y si hay algo que saber sobre Nancy Pelosi es que es una estratega. Si ha decidido que ahora es el momento, podemos estar seguros de que tiene un plan que respalde la decisión.
Así que, muchos se han preguntado: ¿por qué ahora? El problema con Trump es que su constante espiral de escándalos, teorías de la conspiración y completa zafiedad habitual nos está desgastando a todos. Pero la situación con el presidente de Ucrania es un claro ejemplo de abuso de poder.
Las noticias van a estar dominadas en los próximos meses por las pruebas y testimonios de este juicio político
El Congreso aprobó la ayuda militar a un aliado y defender a Ucrania, algo que entra dentro de los intereses de Estados Unidos y, aún más, de los intereses de Europa. Pero Trump pidió que esta ayuda quedara en suspenso y luego pidió al presidente de Ucrania que le hiciera un favor investigando a su potencial rival de la campaña 2020, el ex vicepresidente Joe Biden, y su hijo Hunter Biden. En otras palabras: Trump retuvo la ayuda militar de Ucrania para favorecer su propia campaña de reelección.
Mientras Pelosi y los Demócratas son serios y plenamente conscientes de los riesgos que una destitución podría representar para sus esfuerzos por recuperar la Casa Blanca en 2020, Trump parece estar pasándoselo muy bien. La manera en la que admitió, abiertamente, lo que hizo y que su Administración entregó pruebas condenatorias tan rápido, evidencian que Trump quiere un juicio político.
También parece que el presidente no entiende la gravedad de lo que ha hecho. Hasta ahora, ha tuiteado mucho y, como era de esperar, lo ha hecho utilizando muchos de sus insultos favoritos: caza de brujas, broma, acoso y fake news.
Sin duda, este es un asunto arriesgado para ambas partes. Para Trump porque bien podría ser el cuarto presidente destituido por la Cámara, porque, aunque es dudoso que un Senado liderado por los Republicanos presente una votación de dos tercios para destituirlo, el impeachment sigue siendo una pesadilla para la mayoría de los presidentes. Conviene destacar, en ese sentido, que las noticias van a estar dominadas en los próximos meses por las pruebas y testimonios de este juicio político.
Trump cree que to esto le beneficiará, y tiene razón en que hará que su base leal de votantes bulla
Esa podría ser la estrategia de Pelosi. Hay tanto por investigar que este proceso se prolongará sin durante meses, y estamos a solo 13 de las elecciones. Los miembros Republicanos del Congreso también afrontan un gran desafío. ¿Sirven a su presidente o a su país? Si la Cámara aprueba los artículos del impeachment, entonces los Republicanos del Senado tendrán que enfrentarse a un verdadero juicio.
Es muy posible que el líder Republicano en el Senado, Mitch McConnell, simplemente se niegue a que el juicio prospere en esa Cámara. Si bien sólo un tercio del Senado podrá ser reelegido en 2020, muchos de los miembros se enfrentarán a algunas preguntas incómodas sobre su deber de defender la Constitución.
Sin embargo, Trump cree que esto le beneficiará, y tiene razón en que hará que su base leal de votantes bulla. Pero esta base leal es solo del 35% o, a lo sumo, del 40% del electorado. La gran pregunta es qué sucede con el resto —republicanos moderados e independientes— que están hartos del drama. Muchas de estas mismas personas no están interesadas en que el país sea arrastrado por otro agónico proceso de impeachment. El de Clinton todavía está en el recuerdo y la gran lección que muchas personas aprendieron, incluido Trump, es que salió siendo más popular. Por supuesto, no se enfrentaba a la reelección.
Pero, de nuevo, Pelosi ha entrado en este asunto con los ojos bien abiertos y una estrategia bajo la manga. Trump, por otro lado, está pasándoselo en grande porque ha conseguido la pelea que estaba buscando. Dependerá de Pelosi evitar que los demócratas salten al barro con él. En cambio, su éxito dependerá de no perder de vista el recuperar la Casa Blanca, y la mejor apuesta para ello sigue siendo dejar que la gente decida a partir de noviembre.
*** Alana Moceri es experta en relaciones internacionales, escritora y profesora de la Universidad Europea de Madrid.