¿Quién hará las reformas que España necesita para resolver sus problemas estructurales y abordar con éxito las crisis futuras? Esta pregunta no la pueden responder las encuestas ni los mítines de campaña, y eso que la respuesta -al menos la negativa- es sencilla: desde luego, esas reformas no las hará el bipartidismo.
Los dos partidos han tenido mucho tiempo, muchas oportunidades para hacerlo, y no lo han hecho. Ellos solos no sacarán adelante las reformas. Ni van a poder ni van a querer.
Hacer estas afirmaciones no es muy arriesgado. Se derivan de la realidad. De los años pasados, con gobiernos del PSOE o del PP, sin que se hayan abordado a fondo los cambios necesarios en la regeneración y la transparencia, en el mercado laboral, en la educación, en la formación profesional, en la innovación y la investigación…
También se deriva de la realidad afirmar que es posible hacer esas reformas aquí y ahora, en la España de hoy.
Pongamos que hablo de Andalucía.
En Andalucía tenemos un gobierno en el que Ciudadanos ya ha tenido casi un año para aplicar sus políticas, caracterizadas por un reformismo radical, por una mejor gestión de lo público, por la transparencia y con el foco puesto en la lucha contra la corrupción.
Hablo de leyes impulsadas por Juan Marín desde la vicepresidencia y Consejería de Regeneración, como las de aforamiento y la de limitación de mandatos, en fase de tramitación; de la futura Oficina contra el Fraude y la Corrupción, enmarcada en el compromiso de regeneración democrática e institucional de la Junta y que saldrá de la ley de lucha contra el fraude y la corrupción que, además, protegerá al denunciante.
La lucha contra la corrupción es clave, pero a largo plazo no hay nada más importante que la educación
Hablo de la futura ley de Evaluación de Políticas Públicas, para reforzar el control que el Parlamento haga del Ejecutivo; para que no se derrochen los recursos, para corregir lo que ha fallado, para tomar decisiones con sentido común. O de una reforma en profundidad de la formación profesional, donde hemos suprimido ya el modelo de subvenciones que despilfarraba cientos de millones cada año.
La lucha contra la corrupción y por la transparencia es clave, pero a largo plazo no hay nada más importante que la educación, y Ciudadanos es el único partido al que le interesa cambiarla. Los demás la utilizan para jugar al ping pong político. La máxima prioridad es combatir las altísimas tasas de abandono escolar. Para ello Javier Imbroda, consejero de Educación, ha puesto en marcha el primer plan integral de refuerzo educativo del sector público español, que ha llegado, pese a las habituales resistencias del sector, a 2.200 niños, incluyendo actividad física deportiva.
Hemos contratado a 750 docentes más en Primaria y prestado especial atención a niños de áreas rurales y desfavorecidas para que ninguno se quede atrás, con 130 unidades públicas más en Educación especial. Y damos la prioridad que merece por primera vez a la inversión en FP, con 125 ciclos formativos nuevos y 166 unidades públicas nuevas que suponen más de 4.000 plazas para esos ciclos. Las plazas futuras siempre se pondrán en marcha tras diseñar las necesidades empresariales de formación. También invertimos en el Bachillerato: pasarán de uno a ocho los institutos con bachillerato internacional de excelencia en 2020/21: uno público en cada provincia.
No sólo hacemos reformas, sino que cuando hay transparencia y rendición de cuentas se gestiona mejor. Andalucía ha sido la primera comunidad en presentar las cuentas con déficit cero y caída de impuestos. Desde la Consejería de Economía de Rogelio Velasco se gestionan profesionalmente los fondos europeos, justo lo contrario de lo ocurrido hasta ahora, que se ejecutaba un 19% y se devolvía dinero a Europa.
Sólo con reformas se puede devolver la confianza de los ciudadanos en sus políticos y combatir los populismos
En un año hemos pasado de ejecutar 595 millones de euros anuales de media 2014-2018 a 1.068 millones en 2019. Gestionar con transparencia es no dar subvenciones sin ton ni son (o peor), como se hacía con los cursos de formación en un sistema con el que ha acabado de forma decidida nuestra valiente consejera de Empleo, Rocío Blanco.
Y este reformismo radical y decidido se refleja ya en la confianza y en la actividad económica. Por primera vez desde la crisis, Andalucía crece este año por encima de la media de España, tras la revisión ¡al alza! de las previsiones. Es una gran noticia: este año y 2020 prometen ser de fuerte convergencia entre Andalucía y el resto de Europa; recortaremos en un punto cada año la divergencia con la media europea de una región que, desgraciadamente, ocupa el puesto 227 en competitividad, de las 268 regiones europeas.
Reformas económicas, mejor gestión, transparencia, lucha contra la corrupción, menos impuestos. No son recetas mágicas, pero es lo que hay que que hacer. Y yo estoy convencido de que el bipartidismo no lo hará. Su inercia le obliga a hacer las cosas de la misma manera. No va a querer cambiar. No va a poder cambiar.
Las reformas no se hacen solas. El cambio radical en la gestión no se saca adelante sin una voluntad política clara, sin compromisos de reformas estructurales explícitas y sin la presencia de un agente del cambio, como está demostrando ser Ciudadanos.
Y en los tiempos que corren, en España y en muchos otros países, solamente así se puede empezar a devolver la confianza de los ciudadanos en sus políticos. Solamente así se combaten los populismos.
*** Luis Garicano es jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento Europeo y vicepresidente de Renew Europe.