Desde 2003 el Gobierno vasco, con presencia del lehendakari, entrega el Premio de derechos humanos René Cassin. Se hace tomando como referencia el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, porque en esa fecha de 1948 se aprobó la Declaración Universal cuyo padre intelectual fue René Cassin, autor de buena parte de la misma.
Este año ha coincidido ese acto con que, a pocos metros, en la universidad vasca, en su campus de Vitoria, los de la red Sare de apoyo a los presos de ETA organizaron una charla para que hablaran delante de los estudiantes dos antiguos miembros de la banda terrorista, uno de ellos con delitos de sangre y el otro un abogado de los más duros del colectivo.
La universidad dijo que eso es libertad de expresión, que ya han cumplido sus penas y que tienen su derecho. Lo único, por la ley de víctimas, que hicieran el favor de no humillarlas (a lo que podríamos añadir: ¿más todavía que dando voz en la universidad a sus victimarios?).
El acto de entrega del premio René Cassin de manos del lehendakari Urkullu y el acto en favor de los presos de la banda terrorista deberían repelerse mutuamente, puesto que el padre de los derechos humanos está en las antípodas de lo que representa ETA. Pero estando los nacionalistas vascos de por medio en ambos actos, la cosa no está tan clara. Porque ¿qué les parecería si les digo que quien organizó el penoso evento en la universidad, el promotor y portavoz de Sare, es Joseba Azkarraga, que fue en su día consejero de justicia del lehendakari Ibarretxe, y que fue justamente él quien firmó la orden de 30 de mayo de 2003 del gobierno vasco, por la que se instituyó el Premio René Cassin de los derechos humanos que se otorga desde entonces?
'René Cassin', 'vasco' y 'derechos humanos' formarían así una tríada perfectamente ensamblada
René Cassin fue el mayor activista –utilizando un término actual– del siglo XX en favor de los derechos humanos, redactor de la Declaración Universal de 1948, de la Convención Europea de 1950 y premio Nobel de la Paz en 1968. Pero en la orden del Gobierno vasco que el tal Joseba Azkarraga dictó para justificar la denominación del premio, lo primero que se dice es que René Cassin nació en Bayona, que como todo el mundo sabe está en Francia, bien que en el llamado, a efectos en todo caso culturales –porque no tiene ninguna virtualidad política–, País Vasco francés. Y así es como los nacionalistas nos introducen –también para hablar de los derechos humanos– su propaganda de una Euskal Herria de los siete territorios, parte en España y parte en Francia, habitada por vascos iguales, sin distinción de frontera, y cuyo objetivo común es la independencia.
Presentando a René Cassin, padre de la declaración universal de los derechos humanos, como vasco, estaríamos ante una perfecta manipulación política por parte del nacionalismo. René Cassin, vasco y derechos humanos formarían así una tríada perfectamente ensamblada, simple y fácil de recordar para los nacionalistas. Pero solo a condición –pequeño detalle– de que no sepamos nada de quién fue realmente René Cassin.
René Cassin, en efecto, nació en Bayona, donde había recalado la familia de su madre, cuyo antecedente más caracterizado era la bisabuela Félicie Gomès, de origen judío portugués, casada con un soldado de Napoleón nacido en Alsacia, que combatió en España a las órdenes del mariscal Soult. Tuvieron un solo hijo, el abuelo Leonce Dreyfus, que llegaría a presidente de la comunidad judía de Bayona. Esto por la línea materna.
Por parte de padre provenía de otra familia judía bien asentada en la Costa Azul. A los tres años y medio de nacer René en Bayona, sus padres, que se habían conocido en Niza, se volvieron allí con él para siempre. Por lo tanto, no es solo que el contacto con Bayona fuera mínimo, es que se trataba de un contexto judío típico de muchas ciudades francesas y completamente extraño a lo que desde el nacionalismo siempre se ha entendido por vasco: no olvidemos que Sabino Arana, el fundador del PNV, fue católico integrista hasta la médula. René Cassin presidirá desde 1943 hasta su fallecimiento en 1976 la Alianza Israelita Universal.
Cassin fue un republicano francés de pura cepa que nunca concedió derechos políticos a las regiones
Si los nacionalistas actuales conocían –lo cual es cuando menos dudoso– esta infancia de René Cassin, tendríamos que felicitarles por el grado de inclusividad al que han llegado en su concepto de vasco. Pero pasemos a la edad adulta. René Cassin, colocado estratégicamente en el Consejo de Estado y en el Consejo Constitucional, fue la mano derecha de Charles de Gaulle en la construcción de la Francia centralista y jacobina tras la Segunda Guerra Mundial. Con consecuencias tan significativas como que el Estado, en su Constitución de 1958, la actualmente en vigor, considera el francés como única lengua oficial y relega al resto de lenguas a la categoría de “lenguas regionales patrimonio de Francia”.
René Cassin reposa en el Panteón de París desde 1987, como gloria de la V República que fue, y da su nombre a decenas de calles, plazas, colegios y liceos por todo el país. En Francia existen tres premios René Cassin de los derechos humanos, y en el resto del mundo otros tres, aparte del vasco.
Así que nuestros nacionalistas vascos llevan dieciséis años –con este, diecisiete– concediendo un premio de los derechos humanos con el nombre de alguien que representa justo todo lo contrario de lo que ellos pretenden. Un republicano francés de pura cepa que nunca concedió derechos políticos a las regiones y que siempre puso los derechos individuales muy por encima de los derechos colectivos.
Entonces ¿qué hacen los nacionalistas Joseba Azkarraga, el de la red Sare de apoyo a los presos de ETA, e Iñigo Urkullu, el lehendakari actual, usando el nombre de René Cassin? ¿Solo porque era de Bayona? ¿Y así funcionan para todo?
*** Pedro José Chacón Delgado es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU.