1. Mi lucha (Adolf Hitler, 1925)
Mi lucha es el punto exacto en el que convergen el racismo, el genocidio, la eugenesia, la paranoia y el antisemitismo de El protocolo de los sabios de Sión. También es el libro que convierte, distorsionándolo hasta la caricatura, el Así habló Zaratrusta de Friedrich Nietzsche en una apología no ya del más fuerte, sino del populista manipulador de masas capaz de imponer a toda la sociedad su sistema de valores enfermos mediante la ocupación de todos los resortes del Estado y el uso de la propaganda. Es decir, de Adolf Hitler.
Las consecuencias del Mein Kampf, un libro que los novios alemanes recibían tradicionalmente como regalo el día de su boda, son conocidas. El ascenso del nazismo en Alemania, la consolidación del fascismo en el resto de Europa, una II Guerra Mundial que provocó más de sesenta millones de muertos y el genocidio de seis millones de judíos.
Pero también la idea de una Europa de los pueblos, es decir de una Europa de pequeñas identidades cantonales –imaginarias, ahistóricas y mitificadas por las elites locales– que hoy en día sigue defendiéndose en varias regiones europeas, tanto por parte de partidos de izquierdas como de derechas, bajo el nombre de nacionalismo.
2. El manifiesto comunista (Karl Marx y Friedrich Engels, 1848)
Si el mal puede ser medido objetivamente, por ejemplo en número de seres humanos exterminados y sociedades destruidas hasta el último de sus cimientos, entonces El manifiesto comunista es sin duda alguna el libro más letal de esta lista junto con Mi lucha de Adolf Hitler.
Si Mi lucha es el mal puro y sin maquillaje, un libro que ni siquiera niega su explícita voluntad criminal, El manifiesto comunista es el mal enmascarado, el que defiende la destrucción total de la sociedad como medio para la consecución de un fin superior: la construcción de un edén igualitario en la Tierra.
Nadie duda hoy que Mi lucha fue aplicado a la perfección por el nazismo. El manifiesto comunista, sin embargo, parece ser en boca de sus defensores un libro diseñado para cinturones negros del colectivismo. Porque sigue sin nacer el régimen comunista que haya logrado aplicarlo correctamente sin caer en el totalitarismo. Lo cual no es óbice para que miles de devotos del Manifiesto sigan volcados en el intento en la creencia de que, esta vez sí, el comunismo será aplicado correctamente por ellos.
Sobre El manifiesto comunista se ha escrito mucho. Pero si hubiera que resumir su ponzoña en una sola frase, sería esta: el Manifiesto es el germen de todos los regímenes totalitarios que han negado la naturaleza humana. Es decir, la Biblia del antihumanismo.
3. Primavera silenciosa (Rachel Carson, 1962)
Probablemente el libro más importante del movimiento ecologista moderno y el único de esta lista al que parece injusto incluir en ella. En Primavera Silenciosa, la bióloga estadounidense Rachel Carson atacaba a los pesticidas, y especialmente al DDT, y acusaba a la industria química que los fabricaba de atentar contra el equilibrio del ecosistema. Pero aunque las intenciones del libro fueran correctas, sus resultados en la práctica no lo fueron tanto.
El apabullante éxito del libro entre el ecologismo –vendió casi 600.000 copias en sus primeros seis meses– contribuyó a transformar lo que hasta ese momento era un movimiento básicamente conservacionista en una religión escatológica. El libro justificó en la mente de muchos las tesis más antihumanistas, antitecnológicas y antiprogreso del ecologismo: aquellas que defienden la idea de que el ser humano no forma parte de la naturaleza, sino que es un elemento extraño a ella que interfiere, pervierte y extermina los ecosistemas que coloniza.
De Primavera Silenciosa se derivan buena parte de los movimientos cuasimilenaristas que han opacado al conservacionismo original y que en casos extremos han acabado derivando en teorías extincionistas como las de Les U. Knight, es decir en la idea de que el ser humano debería provocar su propio exterminio para no interferir en el curso de la naturaleza. Ninguna de esas derivas estaban previstas o eran deseadas por Carson, pero es innegable que su libro fue el detonante.
El libro de Carson también condujo a la prohibición (parcial) del DDT y, según sus críticos, a la paranoia respecto a los pesticidas, a la extensión de enfermedades como la malaria y a la muerte de entre sesenta y ochenta millones de personas. Una cifra que los defensores del libro no niegan, pero que consideran exagerado atribuir a las tesis de Carson.
Las teorías holísticas de Rachel Carson sobre el equilibrio de los ecosistemas han sido ampliamente refutadas por la ciencia con posterioridad, pero Primavera Silenciosa continúa siendo considerado como uno de los libros más influyentes de la historia del ecologismo.
4. El libro rojo de Mao (Mao Zedong, 1963-65)
Concebido como una recopilación de citas y de discursos de Mao Zedong, El libro rojo de Mao es la obra que lleva las tesis del comunismo hasta sus últimas consecuencias. Dicho de otra manera: si El manifiesto comunista es la teoría, El libro rojo de Mao es la práctica.
En sí mismo una evolución del leninismo, que era a su vez una evolución del marxismo primigenio, el maoísmo del Libro rojo de Mao fue el guía espiritual de la Revolución Cultural china. Probablemente, y junto con el Holocausto, el mayor y más criminal intento de modelar una sociedad teóricamente perfecta mediante el asesinato y la represión de millones de seres humanos y de acuerdo a los parámetros de una ideología demente, estrictamente psicópata.
Los asesinados durante la Revolución Cultural china oscilan entre los 400.000 de los historiadores afines al comunismo y los veinte millones de los que hablan los historiadores más imparciales. Es probable que la cifra sea superior, puesto que las autoridades comunistas jamás han permitido una investigación independiente de la masacre.
El libro rojo de Mao ha sido también el molde a partir del cual se fabricaron otros movimientos comunistas asiáticos, por supuesto totalitarios, como el vietnamita o el de los jemeres rojos de Camboya. Un régimen que en sólo cuatro años exterminó a entre 1.500.000 y 3.000.000 de camboyanos, un 25% de la población del país, por delitos como llevar gafas, tener las manos suaves –señal de trabajo intelectual– o negarse a romper los vínculos naturales entre padres e hijos.
5. Las leyes de Manu (autor desconocido, alrededor del siglo III antes de Cristo)
Las leyes de Manu, o Manusmriti, es un texto legal y religioso de la India antigua escrito en sánscrito. Está formado por dieciocho libros que contienen cientos de reglas de conducta que deben ser seguidas de forma obligatoria por toda la sociedad. Es el libro en el que se basa el sistema de cuatro castas de la India además de infinidad de otras costumbres todavía vigentes entre amplias capas de la sociedad india, como la de no comer carne.
Admirado por Friedrich Nietzsche, que envidiaba la voluntad taxonómica de dividir a la sociedad en sacerdotes, gobernantes/guerreros, comerciantes/labradores y trabajadores/siervos, en oposición a un cristianismo que consideraba a todos los seres humanos como hijos de Dios por igual, Las leyes de Manu ha sido el libro más criticado y atacado por todos aquellos que han luchado contra el sistema de castas vigente en el país.
A las cuatro castas y la ingente cantidad de subcastas existentes en la India hay que sumar la quinta casta oficiosa, la de los intocables. Es decir, la de aquellos que no pertenecen a ninguna casta.
El sistema de castas definido por Las leyes de Manu es demoniaco. Los pertenecientes a una casta concreta sólo pueden casarse con miembros de su casta y realizar determinados oficios. Es imposible pasar de una casta a otra en vida, pero sí se puede lograr escapar de la casta de origen tras una larga serie de reencarnaciones. Con una particularidad. Esa reencarnación no es libre o casual, sino que depende de reglas ajenas por completo a la voluntad o a las acciones del implicado.
En la actualidad, y gracias a la discriminación positiva introducida por el Gobierno indio en favor de las castas inferiores, el sistema de castas se ha reforzado y potenciado. La paradoja tiene una fácil explicación: dadas las ventajas concedidas a las castas inferiores, estas luchan por seguir siendo consideradas como tales y no perder así el derecho a esas ayudas. El 95% de los indios siguen casándose hoy con miembros de su propia casta.
La actual Constitución india prohibió la discriminación contra las castas inferiores en 1950, aunque no logró su desaparición, especialmente en las zonas rurales. La violencia contra las castas inferiores sigue siendo habitual a día de hoy en el país.