1. La moneda de curso legal en la política actual son los sentimientos.
2. Eso lo han entendido los partidos redentoristas y metafísicos, es decir los partidos teológicos: PSOE, Vox, Podemos y los nacionalistas.
3. No lo han entendido los partidos humanistas y positivistas, es decir los partidos científicos: PP y Ciudadanos.
4. La paradoja es que son los partidos que mejor conocen la naturaleza humana los que peor han utilizado ese conocimiento para generar adhesiones a su programa político.
5. En sentido contrario, son los partidos que no sólo desconocen, sino que desprecian la misma idea de la existencia de una naturaleza humana, los que mejor se han aprovechado de ella.
6. La paradoja se explica sola. Los partidos que analizan intelectualmente la emocionalidad son incapaces de aprovechar su potencial porque la intentan explotar racionalmente. Son partidos intentando aprender a nadar mediante tutoriales de YouTube. Los partidos que no la comprenden racionalmente, pero sí emocionalmente, la aprovechan infinitamente mejor porque se limitan a hacer uso de ella.
7. La prensa es racional y la televisión es emocional. Por eso la televisión decide hoy elecciones y la prensa sólo aspira a cortejarlas.
8. Y por eso el gran error del PP de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría fue regalarle las televisiones al PSOE.
9. En la batalla entre racionalidad y emocionalidad, la segunda ganará por K.O. en la inmensa mayoría de las ocasiones.
10. El proceso de toma de decisiones humano no es:
A) Analizo racionalmente un problema.
B) Me adhiero emocionalmente a la solución racionalmente más eficaz y eficiente para él.
11. El proceso es exactamente el contrario:
A) Analizo emocionalmente un problema.
B) Intento justificar racionalmente la solución emocional que he imaginado para él.
12. El proceso es el mismo a la hora de analizar el porqué del fracaso de una determinada política pública:
A) Analizo emocionalmente mi fracaso.
B) Intento justificar racionalmente la disculpa emocional que he fabricado para él.
13. El punto anterior explica por sí solo el hecho de que las políticas económicas del socialismo sigan siendo defendidas y aplicadas hoy en día a pesar de haber demostrado una inaudita incapacidad para generar progreso y bienestar en ausencia de capitalismo y libre mercado.
14. La justificación emocional es siempre "no es la idea lo que ha fallado, sino su aplicación, así que nosotros la aplicaremos bien esta vez".
15. El criterio para aplicar hoy una u otra política pública no es su eficacia, su eficiencia o su racionalidad, sino su capacidad para desatar la emocionalidad del ciudadano.
16. A mayor emocionalidad generada, más probabilidades de que esa política sea aplicada por las administraciones y más probabilidades de que sea defendida frente a las críticas una vez su fracaso se haga evidente.
17. ¿Un ejemplo? Las subidas del salario mínimo por encima de la productividad media del trabajador español.
18. El objetivo de las políticas públicas no es la erradicación de problemas concretos, sino la satisfacción de la emocionalidad asociada a ese problema concreto.
19. Otro ejemplo. El cambio climático. La energía nuclear es la más limpia, segura, sostenible, barata y eficiente de todas las conocidas por el hombre. Pero dado que el objetivo del movimiento ecologista no es solucionar el problema real, sino generar satisfacción emocional entre sus acólitos, la solución ideal es desechada en beneficio de remedios parciales, contraproducentes o lisa y llanamente destructivos, pero mucho más efectivos a la hora de generar emocionalidad.
20. Y por eso las reivindicaciones justas y reales, pero racionales, no tienen la más mínima oportunidad de prosperar frente a las reivindicaciones injustas e irreales, pero emocionales.
21. El motivo por el que los líderes nacionalistas catalanes son recompensados por el Gobierno a pesar de haber sido condenados a décadas de cárcel por un golpe contra la democracia es porque generan oleadas de emocionalidad mucho más poderosas y persistentes que las generadas por los partidos y las comunidades leales a la Constitución.
22. ¿Es un contrasentido que los ciudadanos de una nación imaginaria como la catalana disfruten de una mejor financiación, de mejores servicios públicos y de mejores perspectivas profesionales que los ciudadanos de una nación real como la española?
23. No lo es porque los catalanes separatistas sienten por su nación imaginaria una emoción mucho mayor que la de los españoles que abogan explícitamente por la destrucción de su nación real.
24. Dicho de otra manera: no importa que el objeto sea irreal si genera emociones reales.
25. Y a la inversa: no importa que el objeto sea real si no genera emociones.
26. Desde el punto de vista de un cínico lo anterior tiene sentido. Las emociones abarrotan manifestaciones, generan cohesión social y tienen el poder de exterminar vidas humanas por la vía de la muerte social del hereje.
27. ¡Ni siquiera el código penal es ya necesario para acabar con la vida de un hombre! Basta con que su supuesto delito sea emocionalmente intolerable. Y ni siquiera la inexistencia del delito será motivo de absolución.
28. La dictadura perfecta es aquella que basa su monopolio de la fuerza no en el derecho sino en las emociones.
29. Aunque es perfectamente posible sostener hoy en día, sin temor a decir una tontería, que la emoción es ya fuente de derecho. Y en el sentido más literal posible de la expresión. Explicaba Alfonso Guerra hace apenas unas semanas cómo el Tribunal Constitucional decretó la constitucionalidad de una ley flagrantemente anticonstitucional, la de violencia de género, por las presiones emocionales de su entorno.
30. Un segundo ejemplo, esta vez en los Estados Unidos. La aprobación por parte del Tribunal Supremo del Obamacare a pesar de que su Constitución prohibe explícitamente que el Gobierno obligue a los ciudadanos a comprar un seguro obligatorio. El Tribunal Supremo decidió finalmente aprobar el programa de Obama con el argumento de que este no era un seguro, sino un impuesto.
31. Del ciudadano moderno, en fin, se exige sentimiento y no devoción por las leyes. Porque la ley es mucho más difícilmente moldeable por los políticos que los sentimientos.
32. La emoción motora de las políticas públicas no tiene porque ser siempre una emoción positiva. De hecho, no suele serlo jamás.
33. Un ejemplo. El principal motivo de las dos victorias electorales del PSOE de Pedro Sánchez en 2019 no fue la emoción positiva generada por un programa político que por otro lado era inexistente más allá de un puñado de lugares comunes del socialismo, sino la emoción negativa generada por el rechazo a esa abstracción llamada "la derecha".
34. Sólo emocionalmente puede explicarse que el electorado socialista prefiriera ver a su partido pactar con un delincuente como Oriol Junqueras condenado por sedición y hasta por malversación de fondos públicos, un delito cargado de peso emocional para esa izquierda que venera lo público, antes que con Pablo Casado o Inés Arrimadas.
35. Piensen en una sola emoción motora del socialismo que no sea en realidad la manifestación de una emoción negativa. Del rencor hacia un determinado sector de la población.
36. Piensen en la okupación, por ejemplo. Una política sensata de vivienda pública permitiría dar cobertura a los casos más extremos, una vez descartados los oportunistas. Pero eso no resolvería el problema de la emocionalidad. El socialismo necesita castigar a esa abstracción llamada "los propietarios" permitiendo que sus casas sean okupadas y destrozadas impunemente porque eso sí satisface emocionalmente a sus votantes.
37. La okupación es la venganza de la izquierda contra el capitalismo maquillada de política social.
38. Otra clave para entender la política actual: la derecha comprende mucho mejor el razonamiento político de la izquierda de lo que la izquierda comprende el razonamiento político de la derecha.
39. Jonathan Haidt explica en su libro La mente de los justos el porqué. Muy resumidamente, el pensamiento conservador abarca un mayor rango de lo que él llama "fundamentos de la moral humana". La izquierda abarca un menor rango de esos fundamentos y por ello no suele comprender determinadas motivaciones y razonamientos de la derecha. Es necesario señalar aquí que Haidt se considera a sí mismo progresista y que su prejuicio, antes de comenzar sus investigaciones, era que el resultado de estas sería exactamente el contrario. Le honra la decisión racional de no haber enterrado esos resultados.
40. La última clave para comprender la política de hoy en día en España es una sencilla evidencia. Lograr lo que ha logrado Pedro Sánchez –léase pactar con delincuentes y simpatizantes del terrorismo sin que eso le pase factura alguna a su partido, arrasar el centro político, dividir España en progresistas y ultraderechistas, pactar con un individuo que desde su cargo de vicepresidente llama a la izquierda a salir a las calles contra la mitad de los españoles, negar a las comunidades pobres el dinero que les debe para entregárselo a las ricas, demonizar a la oposición hasta extremos caricaturescos o mentir día tras día sin que ello le suponga el más mínimo dilema moral– es extraordinariamente fácil. Sólo es necesario patear el tablero y pegarle fuego a las piezas. Otra cosa muy diferente, obviamente, es que de ello vaya a salir algo bueno para el futuro de España y de los españoles.