1. Prohibición de los medios de prensa privados
"Que existan medios privados ataca la libertad de expresión", decía Pablo Iglesias durante una entrevista en 2013. De lo que se deduce que, para Podemos, la libertad de expresión se protege prohibiendo los medios privados. "El periodismo es un arma que vale para disparar, punto", añadió a continuación el líder de Podemos, por si no había quedado suficientemente clara su idea de que la prensa privada no tiene espacio en su sociedad ideal.
2. Venezuela como ejemplo de libertad de información
"A mí me gustaría que un partido de izquierdas ganara las elecciones y me nombrara director de una televisión pública", decía también Pablo Iglesias en la misma entrevista. En un determinado momento de ella, Iglesias llegó a poner como ejemplo y "referencia" en el terreno de la libertad de prensa y de expresión a Ecuador, Argentina y Venezuela.
3. Amenazas a periodistas
El lunes 6 de marzo de 2017, la Asociación de la prensa de Madrid (APM) hizo público un comunicado en el que exigía a Podemos que pusiera fin a sus campañas de acoso personal y de amenazas a periodistas. Periodistas a los que, según la APM, la formación morada "amedrenta cuando está en desacuerdo con sus informaciones".
Según los denunciantes, "el acoso de miembros de Podemos se materializa de manera reiterada y desde hace más de un año en ataques a periodistas en sus propias tribunas, en reproches y alusiones personales en entrevistas, foros y actos públicos, o directamente en Twitter". Las presiones también se realizaban, según la APM, de forma personal y por medio de llamadas intimidantes.
4. Demandas por poemas satíricos
Irene Montero demandó en 2017 al autor de un poema satírico del que ella era la protagonista. En 2018, el autor fue condenado por el Juzgado de primera instancia número 38 de Madrid a un multa de 50.000 euros. El comité de redacción de la revista que publicó el poema fue condenado por su parte a una multa de 20.000 euros.
La insólita sentencia fue revocada, como vaticinaban incontables abogados y asociaciones en defensa de la libertad de expresión, por la Audiencia Provincial de Madrid en febrero de este año con el argumento de que el derecho a la libertad de expresión ampara la sátira hiriente y molesta.
La revocación de la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 38 estaba cantada. Pero durante un año, muchos periodistas, e incluso muchos ciudadanos particulares, temieron acabar en el banquillo de los acusados por hacer un simple sarcasmo sobre los líderes de Podemos.
5. Identificación de la prensa libre con la ultraderecha
Después de que el CIS introdujera en su último sondeo una pregunta que cuestionaba a los españoles por su disposición a aceptar un régimen sin prensa libre y en el que toda la información sobre la epidemia proceda del Gobierno, Pablo Iglesias defendió a José Félix Tezanos con el argumento de que "determinados sectores de la ultraderecha mediática y política han normalizado la mentira, el bulo y el ataque sin escrúpulos como forma de hacer política y tratar de influir".
Dicho de otra manera: Iglesias identificó la prensa libre con la ultraderecha y los bulos. Posteriormente, el líder de Podemos defendió la necesidad de que esa ultraderecha, en la que él ha incluido en otras ocasiones a PP y Ciudadanos, "no forme parte de la sociedad".
6. Denuncias por bulos
El lunes 6 de abril de este año, Podemos presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado contra los responsables de una supuesta red de ultraderecha a la que atribuye los delitos de "simulación de peligro, calumnias e injurias a altas instituciones del Estado y organización criminal" por la supuesta propagación de bulos en las redes sociales.
Según la mayoría de los juristas, la denuncia no tiene recorrido jurídico alguno –los bulos no son delito– y sólo buscaría silenciar las críticas al Gobierno. El hecho de que Podemos haya recurrido para su denuncia a unos artículos del Código Penal que la propia formación morada pidió derogar hace sólo un mes en el Congreso de los Diputados demuestra la hipocresía de unos líderes que dicen defender la libertad de expresión mientras arremeten judicialmente contra aquéllos que les critican.
7. Ataques constantes a la prensa
Los ataques en redes sociales contra periodistas, tertulianos y medios de prensa, a veces con nombres y apellidos, son habituales en Podemos y en su entorno. La existencia de granjas de bots que replican y viralizan los ataques y los bulos del populismo de extrema izquierda hacen el resto.
8. Ataques directos a periodistas
El jueves 21 de abril de 2016, Pablo Iglesias atacó personalmente al periodista de El Mundo Álvaro Carvajal durante una presentación en la facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Iglesias aludió en repetidas ocasiones al periodista y le acusó de publicar noticias falsas "para medrar en su trabajo". "Les veo con cara de miedo por primera vez a los periodistas" dijo el líder de Podemos. A su lado, Carlos Fernández Liria, el autor del libro que se presentaba ese día, En defensa del populismo, asentía.
Posteriormente, Iglesias pidió disculpas por sus comentarios.
9. Una web "no abierta al debate"
En julio de 2015, Manuela Carmena lanzó desde el Ayuntamiento de Madrid la página web Madrid Versión Original. Con ella, el equipo de gobierno de la alcaldesa pretendía desmentir las supuestas noticias tendenciosas, erróneas o malintencionadas de la prensa relativas a la gestión municipal.
De acuerdo a la propia nota de prensa del Ayuntamiento, la web se basaba "en datos contrastables y oficiales" y no estaba "abierta a opinión". "No es un espacio de debate" dijo el Ayuntamiento. Quizá por deformación profesional, Carmena aspiraba a que su opinión sobre las noticias relativas a su gestión en el Ayuntamiento de Madrid fuera firme y no susceptible de recurso.
10. Contra la prensa local
En abril de 2016, José María González 'Kichi', el alcalde de Cádiz, y su pareja sentimental y líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, lanzaron una campaña contra la prensa local llamada Rigor en prensa.
Kichi y Rodríguez se permitieron el lujo de diferenciar entre "prensa secuestrada" y prensa "rigurosa y profesional" e incluso cuestionaron la selección de las noticias realizadas por determinados diarios en su portada. Y todo ello sin que a ninguno de los dos se le conociera la más mínima experiencia en el terreno del periodismo.