1. Pedro Sánchez pretende renunciar a parte de los 140.000 millones asignados a España a cambio de "no ceder soberanía económica". Es decir, a cambio de la posibilidad de gastarse el dinero del rescate allí donde lo desee y sin que las autoridades europeas puedan controlar su destino final. Es una pésima idea.
2. El primer motivo para un rescate fuertemente condicionado es, entonces, obvio. Si el Gobierno español acepta las condiciones de las autoridades europeas, la cantidad del rescate será mayor.
3. España es el país que peor ha gestionado la epidemia, tanto desde el punto de vista sanitario como desde el punto económico, de todo el planeta. ¿Por qué deberíamos creer los españoles que quien ha generado la crisis actual sabrá sacarnos de ella aplicando las mismas medidas que han hundido al país?
4. El club de los injustamente llamados "frugales" nórdicos, formado por Holanda, Austria, Suecia, Finlandia y Dinamarca, no se fía de la voluntad reformadora de España e Italia. Si al sempiterno clientelismo español sumamos la escasa fiabilidad de la palabra de Sánchez, la conclusión parece obvia: Holanda, Austria, Suecia, Finlandia y Dinamarca hacen bien en no fiarse de Sánchez.
5. Christine Lagarde, la presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha dicho que el fondo de reconstrucción debe "asentarse firmemente en políticas estructurales sólidas elaboradas y aplicadas a escala nacional". Dado el desprecio del actual gobierno de PSOE y Podemos por el principio de igualdad de todos los españoles, el simple anuncio de unas políticas que deberían ser aplicadas "a escala nacional" y no en función de los intereses estratégicos del Gobierno en beneficio de tal o cual comunidad suena a gloria bendita. Si ha de ser la UE la que obligue al Gobierno a cumplir la Constitución, que lo sea.
6. El primer ministro holandés, Mark Rutte, ha exigido el derecho de veto sobre las reformas que debería ejecutar España. Es decir, la posibilidad de paralizar los pagos si España no cumple su parte del trato. ¿Qué hay de malo en ello?
7. Un presidente que prefiere firmar una alianza de gobierno con un partido como Podemos y pactar las reformas de la economía nacional con los partidos nacionalistas regionales antes que con el PP o con Ciudadanos debe aceptar las consecuencias de su marginalidad. A día de hoy, la UE es la última línea de defensa que protege a los españoles y a la economía española de unas reformas decididas por partidos cuyo objetivo final no es el bienestar de los españoles sino la destrucción de la Constitución del 78.
8. España pone el acento del rescate en la ejecución de reformas en el terreno de "la digitalización y la transición ecológica". Se trata de dos vías muertas económicas, al menos en el sentido en que las entiende el Gobierno español. Es decir, como instrumentos de propaganda y justificación de nuevas tasas e impuestos.
9. La epidemia de Covid-19 no es una catástrofe natural que haya golpeado a España por un azar del destino. El Gobierno español reaccionó tarde y mal por intereses políticos –la manifestación del 8-M– y perdió un tiempo crucial que ha provocado la muerte de 50.000 españoles. Otros países europeos reaccionaron de forma más eficaz, más eficiente y más respetuosa con sus ciudadanos, salvando vidas y protegiendo su economía. ¿Por qué deberían entonces esos países aceptar la mutualización de la deuda generada por la mala gestión del Gobierno español? ¿Acaso no sería eso premiar la irresponsabilidad y castigar el buen gobierno?
10. Un rescate que se invierte en reforzar el mismo sistema clientelar que ha hundido la economía española no sólo no soluciona nada, sino que perpetúa el problema.
11. No existen paraísos fiscales en la UE. Pero sí existen infiernos fiscales. El parámetro adecuado para medir la enfermedad que aqueja la economía española no es la presión fiscal, como defienden los partidos de izquierdas, sino el esfuerzo fiscal, muy superior en España a la media europea.
12. Aumentar los impuestos, como pretende Pedro Sánchez, en vez de reducirlos, como están haciendo la mayor parte de los países europeos, es un suicidio. La UE es la garantía del mal menor. Es decir, la garantía de que la subida de impuestos que se avecina para los españoles no se destinará al mantenimiento de un Gobierno hipertrofiado y que soluciona todos sus problemas políticos aumentando exponencialmente el número de los españoles que viven, directa o indirectamente, de él.
13. Como explica el economista Juan Ramón Rallo, los países con sus cuentas equilibradas no tienen por qué pagar las deudas de los países con las cuentas desequilibradas, y de los que España es líder.
14. Los países nórdicos pretenden que las reformas de la economía española se apliquen en buena parte sobre pensiones y funcionarios. Es decir, sobre dos de los sectores más hipertrofiados del Estado español, pero también menos culpables de la crisis. Si el Gobierno prefiere mantener vivo su régimen clientelar, los famosos chiringuitos, antes que mantener el poder adquisitivo de pensionistas y funcionarios, que se lo explique a sus votantes.
15. Como dice el eurodiputado de Ciudadanos José Ramón Bauzá, no todo es cuestión de dinero. El problema es también de modelo productivo y de la estructura de nuestras instituciones.
16. Es humillante que sea el primer ministro holandés el que deba forzar al Gobierno español a realizar las reformas que necesita nuestra economía. Pero mejor él que Pablo Iglesias, Oriol Junqueras o Arnaldo Otegi.
17. Sánchez carece de un plan económico para España. No tiene un simple plan de inversiones. Tampoco un previsión de gastos ni mucho menos de posibles recortes. Nadie sabe qué reformas pretende hacer o siquiera si pretende hacer reforma alguna. Pero se ha reunido con los principales líderes europeos para pedirles dinero a cambio de, literalmente, nada. Nada en absoluto. ¿Y quién le prestaría dinero a un derrochador que rechaza todo control sobre su gasto, que no dice en qué piensa gastarse el dinero prestado ni cómo piensa devolverlo, que no ofrece garantía alguna y que amenaza con generar aún más gasto?
18. No hay peor manipulación de los ciudadanos españoles que llamar "frugales" a los países más responsables financieramente. Holanda, Austria, Suecia, Finlandia y Dinamarca no son frugales, sino que España es derrochadora. Es una manipulación similar a la de llamar "paraísos fiscales" a los países que no imponen a sus ciudadanos y sus empresas una fiscalidad confiscatoria.
19. La sospecha está en el aire. Sánchez no pretende utilizar los fondos de la UE para lo que supuestamente deberían servir estos, es decir para paliar las consecuencias de la epidemia, sino para sufragar sus gastos corrientes. Esto sería un fraude que perjudicaría gravemente a los españoles y crearía aún mayor desconfianza entre los países de la UE hacia España. El Gobierno de Sánchez no es fiable y debe ser fiscalizado.
20. Emmanuel Macron pretende reducir los impuestos a sus empresas en 20.000 millones de euros para evitar deslocalizaciones. Sánchez está pidiendo un rescate de 140.000 millones y amenaza al mismo tiempo con subir los impuestos, coartando así toda capacidad de respuesta del sector productivo español a la crisis. El desastre que se avecina es de tal magnitud –la AIREF prevé una caída del 12,4% de la economía española– que quizá lo mejor que podría ocurrirnos a los españoles es ser gobernados hasta las próximas elecciones por los famosos hombres de negro de la Troika.
21. España tiene peso suficiente como para arrastrar a la UE en su caída. Es sabido que el plan de Podemos es la argentinización de la economía española, y quizá sea eso lo que desean los españoles que han votado a PSOE y Podemos. Pero esos españoles no deberían ser tan egoístas como para pretender que el resto de Europa caiga también junto con ellos. Puede que España haya votado en las urnas de qué morir. Pero la UE tiene derecho a querer sobrevivir.