La jugada diabólica de Corinna: envía cartas a Letizia y sienta a su hijo con 'papá' Juan Carlos
En el ajedrez existen dos figuras importantes: el rey y la reina. La peculiar partida emprendida entre Corinna Larsen y Juan Carlos de Borbón comenzó con un Rey verdadero (Juan Carlos I) y una falsa princesa (Corinna Zu Sayn-Wittgenstein). Con el paso del tiempo el juego del amor derivó, cariños aparte, en todo tipo de negocios, presuntas comisiones millonarias y más de un movimiento fatal de las figuras, como fueron las cacerías africanas con rotura de cadera incluida, lo que desencadenó el declive del anciano monarca y su posterior abdicación.
En la actualidad seguimos asistiendo estupefactos a este juego fatídico entre dos monarcas encadenados (Felipe y Juan Carlos) y una examante más que despechada que, al margen de su destreza, demuestra un maquiavelismo sutil en cada movimiento que realiza.
Que Corinna es una mujer intrépida (otros dirán que sin escrúpulos) no lo cuestiona nadie. Pero lo que se desconocía hasta ahora es que su personalidad tiene otros ingredientes ocultos que convierten a esta mujer en un cóctel algo más que inquietante. La última prueba de lo anterior la tenemos en las dos cartas enviadas por sus abogados de Londres al jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, en marzo de 2019, publicadas recientemente por el diario El Mundo.
Involucra a Felipe
En ellas, la que fuera princesa consorte primero y amante con suerte después, realiza, aparte de las referencias inquietantes contra el Rey emérito, un intento de implicación del actual monarca Felipe VI en el conocimiento de su designación como segundo beneficiario de la fundación offshore Lucum y en la recepción de un Ferrari regalado por el príncipe de Abu Dhabi. Ambas acusaciones fueron negadas expresamente en la contestación que Alfonsín dirigió a los letrados británicos el 21 de marzo de 2019, con la advertencia de poner en marcha las "acciones judiciales" procedentes frente a las insinuaciones de la ex amiga de Juan Carlos.
Al margen de la tentativa de Corinna de involucrar a Felipe VI en las presuntas corrupciones de su padre, y de intentar establecer un "canal de comunicación" entre la Casa del Rey y sus representantes, todo ello frenado en seco por Jaime Alfonsín, lo más escalofriante de las misivas de la alemana es cómo desvela, al poner negro sobre blanco, su jugada diabólica al introducir en la partida contra Juan Carlos a su hijo Alexander y a la hija política del 'King Emeritus', término que utiliza para referirse al anterior Monarca.
Lo más increíble es comprobar cómo Corinna introduce como factor psicológico y decisivo de su estrategia jurídica a su hijo Alexander (con quien el Rey Juan Carlos estaba algo más que encariñado) y a la Reina Letizia (con quien el Emérito estaba algo más que enfrentado).
Líos judiciales
En concreto, la referencia a su hijo Alexander aparece en la carta fechada el 18 de marzo de 2019, privada y confidencial, y en ella Corinna informa al jefe de la Casa del Rey, que se había reunido dos días antes (el 16 de marzo de 2019) con Don Juan Carlos en Londres a petición de este último. El texto de la carta reproducido por el periódico El Mundo dice: "La visita fue instada por el Rey Emérito y tuvo lugar en la residencia de Londres".
Según Corinna, ella exigió al Rey Juan Carlos la "plena participación del Rey Felipe" en la resolución de sus problemas legales. Recordemos que, como ha documentado ampliamente EL ESPAÑOL, Corinna Larsen declaró como investigada ante la Fiscalía suiza en diciembre de 2018, por la gestión realizada del fondo saudí de 65 millones de euros que acabó en su poder en una cuenta en las Bahamas.
En la misiva enviada a través de sus abogados, Corinna informa a Jaime Alfonsín de que su hijo, el príncipe Alexander Zu Sayn-Wittgenstein había participado en la reunión, y que había estudiado los aspectos legales relacionados con la exigencia realizada por el Rey Emérito de recuperar los 65 millones de euros que les había donado por "cariño" en el año 2012. Según la versión de Corinna, se le informó a Juan Carlos de que esto sería imposible pues supondría cometer "un posible delito financiero".
La presencia de Alexander (fruto del segundo matrimonio de Corinna con el Príncipe zu Sayn-Wittgenstein alemán) con 17 años recién cumplidos en 2019, en la reunión con Juan Carlos en Londres, es toda una jugada maquiavélica de Corinna en un intento de debilitar la voluntad del Emérito. También la comunicación de esta circunstancia al entorno de Felipe VI. Hay que recordar que el Rey Juan Carlos se había encariñado con Alexander durante los años de relación que mantuvo con la que fue princesa alemana. E incluso, se ha llegado a publicar que Alexander llamaba "papá" a Juan Carlos tanto en la residencia de la Angorrilla en El Pardo, como en los apartamentos que disfrutaron en los Alpes suizos.
Lo que sí está confirmado es que la famosa excursión cinegética a Botsuana para cazar elefantes en 2012 fue un regalo de cumpleaños del Rey Juan Carlos a Alexander que acababa de cumplir 10 años, y al que él mismo había enseñado a cazar. También en su declaración ante la Fiscalía helvética, Corinna no ha dejado de insistir en que el presunto regalo de los 65 millones de euros de Juan Carlos a su favor tenía como una de sus motivaciones el enorme cariño que el anterior Monarca había cogido hacia su hijo.
La segunda jugada maquiavélica de Corinna que se deja entrever en la carta de 18 de marzo de 2019 dirigida por sus abogados a Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey Felipe VI, es hacer constar al final de la misma que se remite una copia a José Manuel Zulueta y Alejandro, jefe de la Secretaría de su Majestad la Reina Letizia.
Utiliza a Leticia
La alemana sabe que involucrar a Letizia en este juego de tronos es un asunto sensible para su marido, Felipe VI. También conoce Corinna el poder de influencia de la Reina, madre de la heredera Leonor, sobre el Rey.
Querer utilizar a Letizia, con toda seguridad pensando que se podría colocar a su favor, es la demostración del conocimiento que tenía Corinna respecto a la realidad de los desafectos y tensiones que se dieron desde siempre entre Juan Carlos y su nuera. El envío de la carta a Letizia seguro que no hizo ninguna gracia a Felipe VI, aunque también es lógico sospechar que no tuvo ninguna incidencia en los propósitos perseguidos por la remitente, respecto a la actitud que pudiera adoptar la actual Reina en este contencioso.
Al margen de todo lo anterior, las misivas ahora conocidas tampoco dejan en buen lugar a Juan Carlos, siempre según la versión esgrimida por Corinna Larsen. Porque de ser cierto lo que en ellas se manifiesta, resultaría que tanto en 2014 (año de la abdicación del Rey Emérito) como en marzo de 2019, Juan Carlos de Borbón siguió intentado recuperar los 65 millones de euros puestos a nombre de la que fuera su amante.
Unas fechas que entrarían de lleno en los años que sí podría investigar el Tribunal Supremo (en la tesis más extensa respecto a su inviolabilidad), en el caso de que se entendiera que se hubieran cometido delitos, y que demostrarían que el dinero ocultado en las Bahamas siempre fue propiedad de Juan Carlos de Borbón y que Corinna, por distintas razones, nunca ha querido devolver.