La Biblioteca Nacional de España anunciaba estos días la exposición "La Luz de la Edad Media en la literatura catalana", comisariada por la catalana Josefina Planas. En dicha muestra se incluyen autores valencianos como catalanes, a pesar de que estos no sólo nacieron en tierras valencianas sino que dejaron constancia expresa de que escribían en lengua valenciana. Así lo testimoniaron en los prólogos o colofones de sus obras. Es el caso de Joanot Martorell, Jaume Roig, Jordi de Sant Jordi o Antoni Canals, entre otros.
Como actividad paralela, la citada exposición ha realizado un vídeo en el que pone voz a algunos textos emblemáticos, de los cuales cuatro son de escritores valencianos. En ellos, los autores recurren a la fonética barceloní, quizás para intentar dar autenticidad a la manipulación de la muestra.
Llama la atención el poco respeto que desde organismos oficiales del Estado se tiene hacia la cultura valenciana. De ser de otra forma sabrían que Joanot Martorell, nacido en Valencia en 1410 (antes se creía de Gandía, 1413), autor del Tirant lo Blanch (1490), que inspiró a Cervantes para su Quijote (Part I, cap. VI), deja muy claro en la dedicatoria inicial en qué lengua escribe su obra: "… me atrevire expondre: no solament de lengua anglesa en portuguesa. Mas encara de portuguesa en vulgar valenciana: perço la nacio don yo soc natural se puxa elagrar e molt aiudar…".
Incluso en la edición de Barcelona de 1497 se puede leer en el colofón: "Lo qual font traduhit de angles en lengua valenciana".
Antoni Canals tampoco escribe en catalán cuando traduce a Valerio Máximo (1395. Prolec. dedicatoria, fol. 4 del codex Bib. U. LLit. Valencia): "… tret del llati en nostra vulgada lengua materna valenciana axi com he pogut jatssessia que altres l'agen tret en lengua catalana empero com lur stil sia fort larch e quasi confus…". (O sea, "en nuestra querida lengua materna valenciana aunque otros la hayan hecho en lengua catalana").
Un escritor relevante de la muestra es Francesc Eiximenis que, aunque nacido en Gerona, se asentó en Valencia y fue en esta ciudad donde escribió sus obras principales. Pues bien, en su Art de ben morir (edición de Barcelona de 1507) escribe: "He desliberat traure'l segons la possibilitat del meu pobre entendre en llengua valenciana e manifest estil" ("he decidido publicarla pese a mi pobre entendimiento en lengua valenciana").
En Scala Dei, también editada en Barcelona en 1523, Eiximenis advierte: "Novament traduit de Llemosi en nostra lengua vulgar Valenciana".
Ahora que se pretende 'unificar' las lenguas, conviene recordar cuál era el pensamiento cuando no predominaba el interés político
A idioma valenciano se tradujo la primera Biblia impresa en una lengua romance: "De lengua latina en la nostra valenciana", como especifica en el colofón fray Bonifaci Ferrer, doctor en Derecho y Sacra Teología.
En el Liber Elegantiarum, un esbozo de diccionario latín-valenciano obra de Joan Esteve publicada en 1489, el autor habla de "latina et valentina lingua".
Y es que la lengua culta de la época era la valenciana, como lo demuestra el hecho de que las grandes obras escritas en otras lenguas se tradujeran al valenciano. Es el caso de Blanquerna y también del Llibre d'Oracions, del balear Ramón Llull, al que se incluye también en la exposición de la Biblioteca Nacional: "... traduit y corregit ara novament dels primers originals: y estampat en llengua Valenciana".
No son casos aislados. En las Actes Concili Tarraconense, de 1591, se indica cómo se predicaba en la Corona de Aragón: "en el Principado de Cataluña, en lengua catalana; en el Reino de Aragón, en su lengua materna; en el Reino de Valencia, en lengua valenciana, y no hay otra. ("In Principatu Cathaloniae in lengua catalana, in Regno Aragonum lengua materna et naturali ilius Regni, in Regno Valentiae lengua valentina, et non alia concionetur").
Ahora que se pretende unificar las lenguas, conviene recordar cuál era el pensamiento en aquellos tiempos en los que no predominaban los oscuros intereses políticos y el expansionismo nacionalista.
El filólogo y medievalista Menéndez Pelayo alabó el esplendor del idioma valenciano y su independencia respecto de otras lenguas. Una lástima que la catalana Rosa Regàs, en su etapa como directora de la Biblioteca Nacional de España, además de descatalogar todas las obras en valenciano para incluirlas en el archivo "CAT", decidiese retirar del vestíbulo de la institución la estatua dedicada al insigne erudito cántabro. Esperemos que se corrijan ambas tropelías de forma inmediata.
Asistimos seguramente al único caso en el mundo en el que se pretende cambiar el nombre a una lengua con un siglo de oro
Ciertamente la Biblioteca Nacional tiene la coartada de que la Academia Valenciana de la Lengua (que no de la lengua valenciana; aquí los factores sí alteran el producto) no dirá esta boca es mía pese al atropello. Pero hablamos de un ente nacido en su día de un pacto político entre Jordi Pujol y José María Aznar para lograr la falsa "unidad de la lengua" a cambio de facilitar al PP el acceso al gobierno de España, como así lo ha reconocido públicamente el expresidente de la Generalitat.
La respuesta al porqué de ese interés en convertir el valenciano en catalán, como insiste ahora Josefina Planas en su muestra, podemos encontrarla en las palabras de su paisano, el erudito Ramón Miquel y Planas. En el prólogo al Cançoner satirich valencià dels sigles XV-XVI afirma: "Visto el caso desde Cataluña, no cabe duda de que, cuanto más extremen los valencianos las pretensiones de autonomía de su variedad idiomática frente al catalán, mayor necesidad hay por nuestra parte de reivindicar la unidad lingüística. (...) Privar a Cataluña y a su literatura de la aportación que representa la producción de las letras valencianas de aquella época y hasta bien entrado el siglo XVI, sería dejar nuestra historia literaria truncada en el centro de su crecimiento y ufanía; más aún, sería arrancar de la literatura catalana la poesía casi por completo".
Asistimos seguramente al único caso en el mundo en el que se pretende que una lengua con un siglo de oro -en el caso del valenciano, el siglo XV, el primero de una lengua romance en España- no sólo no dé nombre al idioma de sus habitantes, sino que su denominación, léxico y fonética sean reemplazados por los de un territorio vecino. Kafkiano, pero cierto.
Las protestas remitidas estos días a la Biblioteca Nacional por la manipulación y la usurpación de los autores valencianos ha propiciado una nota de disculpa de la directora, Ana Santos, que ha corregido algunos textos y los ha situado en el contexto de las "lenguas vernáculas en la Corona de Aragón", si bien el cartel de la muestra sigue distorsionando la realidad y resulta ofensivo para muchos valencianos.
Ojalá la Biblioteca Nacional de España y otros tantos estamentos del país sean fieles en adelante a la historia y no se dejen amilanar por las presiones de un nacionalismo casposo e insaciable que ya sabemos a dónde conduce.
*** Joan Ignaci Culla es escritor.