Y sin Mbappé, ¿qué pasará con el Real Madrid?
El fichaje frustrado de Mbappé, quizá el jugador más desequilibrante del momento, obligará al Real Madrid a hacer un esfuerzo extra para adaptarse a las nuevas tendencias del fútbol moderno.
Nasser Al-Khelaïfi ha derrotado a Florentino Pérez en el penúltimo combate por Kylian Mbappé. Tras ponerle los dientes largos (tanto, que la directiva madridista filtró su optimismo a los medios la semana pasada), el desenlace de ayer martes demostró que el mandatario catarí nunca ha tenido la voluntad de comerciar con el jugador.
Para Al-Khelaïfi no se trataba sólo de conservar una joya, sino también un proyecto. Sin Mbappé, el PSG, con un exceso de figuras decadentes, quedaría casi como un equipo de exposición. De museo. Ahora sabemos que, para el jeque, 200 millones son calderilla. Al-Khelaïfi no pretende que su juguete sea una marioneta, sino uno de los grandes equipos de Europa.
Desde tiempo futbolero inmemorial, el refuerzo del verano ha sido una medida económica para atraer a los aficionados (al menos, durante unos partidos) y para captar socios en la campaña de verano, estación en la que el optimismo humano parece florecer. Vean ustedes, si no, el dineral gastado por los clubes de un fútbol que se anunció como decadente, casi arruinado.
Que esa medida económica haya pasado a venderse como emocional (“¡hay que ilusionar a la afición!”) fue un hallazgo de los tiempos modernos. Una creación de las técnicas de publicidad y la mercadotecnia. La llegada de Florentino supuso un auge galáctico en la materia. Los nuevos tenían que encontrarse entre los mejores del mundo.
Las expectativas crecieron por la abundancia de información en los medios y fueron alentadas por las filtraciones de la directiva madridista
En esta ocasión, y a la vista de los incontables méritos del hombre que nunca falla, la afición esperaba a Mbappé. Las expectativas crecieron por la abundancia de información en los medios y fueron alentadas por las filtraciones de la directiva madridista, ajena a la partida de trilero que jugaba Al-Khelaïfi y condenada a darlo todo hasta el final a pesar de sospechar sobre el desenlace, como el maratoniano que se sabe incapaz de vencer a los kenianos.
Para paliar la frustración del aficionado, el Real Madrid ha aplicado dosis de fichaje futuro. El forcejeo hasta el final es una demostración de fidelidad de 200 millones hacia el pretendido. El Real Madrid se asegura así que Mbappé será fichado libre en enero por voluntad de ambas partes.
El Real Madrid también ha aplicado dosis de fichaje presente. Llega una nueva realidad por pulimentar, Camavinga, un parche opiáceo y mercadotécnico muy eficaz.
¿Qué hará el Real Madrid sin el francés? Tiene mucho camino por recorrer. El fútbol de última generación cambiaba cuando el club blanco ganó su última Champions. Hoy se juega un fútbol atlético (con perdón). Un fútbol de contacto, de transiciones supersónicas y sistemas de juego interpretados de memoria.
La plantilla madridista tiene la misma calidad que las mejores y Carlo Ancelotti viene de la Premier, el paradigma del balompié moderno, y del italiano, la escuela clásica del fútbol vigoroso. Y tiene trabajo por delante.
Hay jóvenes en el Real Madrid que ya no son una promesa, que van engrosando la piel para soportar las obligaciones de una camiseta que no admite respiros
El equipo sigue verde en las transiciones defensivas. Se sigue desnudando y sigue desguarneciendo su línea protectora por falta de método o de condición física. Ambas facetas se pueden mejorar, aunque requieren trabajo cotidiano y motivación para superar el tedio intermitente y el cansancio inevitable.
Asimismo, abundan los alicientes por observar el desarrollo individual de muchos jugadores. Hay jóvenes que ya no son una promesa, que van engrosando la piel para soportar las obligaciones de una camiseta que no admite respiros. En especial Vinicius, deslumbrante al final de la pasada campaña y al principio de la presente, y también Valverde, cuajado como titular y con un físico propio de estos tiempos.
Pero también veteranos con el reto de superarse, como el frustrante Hazard, el huido y vuelto Bale y el desconcertante Isco, todos con una calidad descomunal. Y, cómo no, los nuevos. Alaba, soberbio hasta el momento, y el citado Camavinga, una perla jovencísima que pulir. El mejor recuperador de la liga francesa (así como el que más balones derrochó).
En cualquier caso, siempre nos quedarán dos artistas sublimes, Benzema y Modric, y la esperanza imbatible, cercana, de que el Real Madrid ganará la última batalla por Mbappé.
*** José Luis Llorente es profesor de Derecho, expresidente del sindicato de jugadores ABP y exjugador del Real Madrid de baloncesto.