31 argumentos por los que deberíamos considerar el milenarismo ecologista como una secta destructiva
Políticas energéticas calamitosas, delirantes vaticinios apocalípticos, decrecimiento económico, pobrismo, destrucción de sectores económicos vitales. ¿Existe hoy alguna religión más dañina que el milenarismo ecologista?
1. Baby Doomers. Así ha titulado la revista británica The Spectator un artículo en el que explica cómo la ansiedad y el pánico generado por el milenarismo ecologista está contribuyendo a que las ya raquíticas tasas de fertilidad occidentales se desplomen aún más. Baby es bebé y doom es maldición, así que el título del artículo de Spectator podría traducirse (libremente) como Fatalistas de la natalidad o Milenaristas niñocidas.
2. Según un estudio realizado en todo el mundo y publicado en la revista científica The Lancet, el 39% de los encuestados rechaza tener hijos por "el cambio climático".
3. En realidad, esta es, al menos en Occidente, la mejor época de la historia para tener hijos. Nunca jamás ha muerto menos gente debido a catástrofes climáticas. Nunca se ha respirado un aire más limpio. Nunca se ha vivido durante tantos años. Y nunca se ha disfrutado de un mayor bienestar económico.
4. Pero el ecologismo ha logrado convencer a millones de personas, posiblemente bienintencionadas, de que el mundo se dirige a una hecatombe que exterminará todo rastro de vida sobre el planeta. Y eso es, exactamente, lo que hacen las sectas destructivas.
5. Es llamativo que la inmensa mayoría de las propuestas ecologistas destinadas a paliar las externalidades negativas del progreso tecnológico encajen como un guante en la agenda de esa extrema izquierda que aboga por el decrecimiento económico. Una superstición económica pobrista que raramente se menciona de forma explícita, pero que late al fondo de buena parte del programa ecologista.
6. Un solo ejemplo. La muy agresiva campaña de organizaciones animalistas y ecologistas para la erradicación de la industria ganadera en todo el mundo y de la cual es buena muestra el artículo La ganadería industrial está destruyendo el planeta, publicado en la página web de Greenpeace.
7. Una campaña, por cierto, a la que contribuyen medios progresistas de todo el planeta con artículos en los que se defiende, por ejemplo, la idea de que comer carne es machista a partir de estudios que demuestran que las mujeres perciben como más masculinos a los hombres que comen carne.
8. Aparentemente, ni siquiera la selección sexual, tan natural como el tofu, es ya compatible con el ecologismo. Un ecologismo que no sólo te obliga a la titánica tarea de quitarte de la carne en favor de los gusanos, sino que además pretende que sigas interesándole a las mujeres mientras masticas platelmintos.
9. "Esto es lo que ocurre cuando intentas vivir en la fantasía de una adolescente" ha escrito el psicólogo y escritor Jordan Peterson para apoyar un tuit de Michael Shellenberger en el que este criticaba a Greta Thunberg: "Greta dijo 'quiero que entréis en pánico' y los gobiernos le obedecieron. Derrocharon en fuentes de energía poco fiables y que dependen del clima, e impidieron las inversiones en fuentes de energía fiables. Ahora sufrimos escasez energética y los pobres se están viendo obligados a escoger entre comida y electricidad".
10. Como ha explicado el mismo Shellenberger en un artículo publicado en EL ESPAÑOL, la dependencia de fuentes de energía poco fiables nos ha obligado a volver a formas de energía sucias, como el carbón y el diésel, aumentando las emisiones contaminantes.
11. ¿Qué sentido tiene, en fin, volcarse en energías renovables que jamás proporcionarán la energía necesaria para sostener a un país industrial y tecnológicamente desarrollado si eso nos obliga a paliar sus carencias con energías sucias controladas por países como Rusia o las monarquías del golfo Pérsico?
12. De ahí que, como denuncia el mismo Shellenberger, buena parte del lobby ecologista sea en realidad una herramienta de las empresas de combustibles fósiles. A nadie más que a estas, que conocen perfectamente el verdadero potencial de las energías renovables, le interesa que los gobiernos occidentales apuesten por ellas.
13. Les planteo una adivinanza. Una oleada de migrañas obliga a los gobiernos de todo el planeta a tomar una decisión para paliar una epidemia que, según los vaticinios más apocalípticos, podría exterminar la raza humana. Dichos gobiernos deciden apostar por los placebos por el miedo a la reacción de una pequeña minoría de radicales, muy activos en los medios, que defienden soluciones naturales en detrimento de las farmacológicas. En vista de estos hechos, ¿quiénes son las personas más felices del mundo?
14. Yo les doy la solución. Los CEO de Rocher, Bayer, Pfizer, AbbVie y Novartis.
15. Por supuesto, la solución a la crisis energética es obvia. Volcarse en la energía nuclear. La única realmente limpia, fiable, segura y barata. Y eso no implica renunciar a la renovable, pero sí ser consciente de sus limitaciones y de su impacto, mucho mayor del que se suele publicitar y del que los científicos del suelo podrían explicar detalles interesantes.
16. Pero los prejuicios del ecologismo, que no son científicos, sino ideológicos y políticos, han conseguido boicotear de forma sistemática desde los años 60 la energía nuclear, demostrando que su preocupación no es la preservación del medioambiente, sino alimentar el mito de una arcadia feliz de la que haya sido erradicado todo aquello que el movimiento ambientalista percibe como antinatural.
16. Aquí hay que entonar el mea culpa. Los medios de comunicación hemos contribuido al alarmismo escogiendo de forma sistemática para nuestros titulares el punto más extremo del rango de vaticinios que ofrecía tal o cual informe científico.
17. Si ese informe decía que el impacto de una actividad humana X a diez años vista podría oscilar entre lo irrelevante o la destrucción de la humanidad, el periodismo ha escogido para su titular la destrucción de la humanidad.
18. La prensa lleva haciendo esto desde los años 70, cuando las amenazas milenaristas aparecían de forma regular en las portadas de las más prestigiosas publicaciones internacionales. Por aquel entonces, cuando la humanidad no se dirigía a una nueva glaciación (tesis que demostraban docenas de estudios científicos) se encaminaba a una hambruna provocada por el fin del petróleo, la muerte de todas las cosechas o una nueva guerra mundial por el control del agua.
19. El hecho de que ninguno de esos vaticinios se haya cumplido ni siquiera en sus versiones más leves no evita que hoy, 50 años después, sigamos aterrorizando a nuestros lectores con las hipotéticas consecuencias fatales del cambio climático.
20. Consecuencias que una buena parte de la comunidad científica, harta del perpetuo estado de excitación y de alarmismo promovido por los medios, empieza a considerar ya perfectamente manejable si se apuesta por medidas como el fomento de la energía nuclear o el desarrollo industrial y tecnológico de los países subdesarrollados.
21. "Muchos de los impactos más preocupantes del cambio climático son en verdad síntomas de mala gestión y subdesarrollo". La frase no es de un pérfido negacionista del cambio climático, sino de Richard Tol, antiguo miembro de Greenpeace y de Friends of the Earth. Miembro también del primer equipo que demostró, de una forma rigurosa, que el dióxido de carbono está, efectivamente, calentando la tierra poco a poco.
22. Como parte del grupo de científicos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), Tol conoce de primera mano qué es lo que piden los políticos: datos alarmistas que justifiquen políticas intervencionistas, impuestos verdes y políticas cuyo efecto en la práctica es el de impedir que los países más pobres salgan del subdesarrollo.
23. Como explica Michael Shellenberger en No hay apocalipsis, cuando el IPCC elaboró un Resumen para responsables políticos del informe científico elaborado por Tol y otros, omitió información clave: "Omitió que mejores variedades de cultivo y un mejor riego aumentan el rendimiento de estos. Mostró el impacto del aumento del nivel del mar en el país más vulnerable, pero no mencionó la media. Enfatizó los impactos del aumento del estrés provocado por el calor, pero restó importancia a la reducción de estrés provocado por el frío. Advirtió sobre círculos de pobreza, conflictos violentos y migración masiva sin mucho apoyo en los estudios".
24. Y añade Tol: "Y los medios, por supuesto, exageraron aún más".
25. Prueba de que ni siquiera los mayores defensores del milenarismo climático se creen sus propios apocalipsis es que el ecologismo ha acabado convertido en una de esas creencias de lujo que sólo puede permitirse un rico.
Un perfecto ejemplo de "opinión lujosa": aquella que solo te puedes permitir si eres rico, mientras esos pedazo desconsiderados de los países pobres todavía aspiran a crecer, serán egoístas. Expliqué un tanto lo de las opiniones lujosas aquí: https://t.co/r8jrkUhYKO https://t.co/4P8pRtvBpO
— miguel ángel quintana paz (@quintanapaz) September 22, 2019
26. "Fue la gala más verde: Coldplay generó su propia electricidad mediante el pedaleo de 60 ciclistas, no se usó plástico, nadie se compró ropa nueva y, según la organización, nadie viajó en avión". Así hablaba el diario El País de una gala en Londres a la que acudieron docenas de famosos vestidos con ropa reciclada.
27. Cualquiera capaz de tomarse en serio la noticia anterior ha desconectado de la realidad hace mucho tiempo. Pero de lo que no cabe duda es de que es rico, muy rico.
28. Ningún indicador de relevancia muestra el más mínimo indicio de que el mundo esté empeorando o la economía resintiéndose por el cambio climático. El propio IPCC vaticina, por ejemplo, que la economía mundial será en 2100 de tres a seis veces mayor que hoy.
29. Ningún análisis medianamente solvente puede sostener seriamente que la actual crisis energética y las exorbitadas tarifas eléctricas actuales tienen algo que ver, ni siquiera de forma remota, con el cambio climático, sino con políticas energéticas erróneas y con factores geoestratégicos en los que juegan elementos políticos, económicos e incluso militares, pero no ecológicos.
30. Un dato más del libro de Shellenberger. Las cosechas aumentarán de forma sensible en una amplia mayoría de los escenarios de cambio climático factibles. Los humanos producen hoy comida para 10.000 millones de seres humanos, de la que aproximadamente un 25% es excedente. La previsión es que ese nivel de producción sólo haga que aumentar en el futuro. Con y sin cambio climático.
31. Las crisis del futuro, en resumen, no las provocará el cambio climático, sino la incompetencia política. Especialmente si esa incompetencia pretende resolver los hipotéticos efectos calamitosos de un cambio climático agigantado hasta el esperpento milenarista con remedios que si algún efecto pueden tener es el de acabar convirtiéndose en profecías autocumplidas. Apuesten algo.