Fito Cabrales en la calle
Fito Cabrales llegó a plantearse su retirada de la música. Pero un regalo inesperado enterró la crisis y le convenció de regresar al ruedo con un nuevo álbum.
Y, entonces, se acercó al micrófono y siguió él la canción. Fito Cabrales caminaba este fin de semana por la Gran Vía madrileña cuando escuchó su Soldadito marinero. Quiso saber cómo sonaba. El guitarrista anónimo siguió rasgueando su acústica cuando le vio aparecer, pero dejó sitio para que la voz que se escuchara fuera la del autor de la canción.
Cuando terminó el invierno malo, Fito dejó el micro en su sitio, hincó una rodilla en el suelo y ofreció su mano abierta, sonriendo y mirándole a los ojos, al sorprendido y también agradecido artista callejero. Mientras, un puñado de espontáneos, que ya habían sacado sus smartphones, construían una escena viral.
Tal vez no fue casualidad que el cantante anónimo se colocara precisamente delante de un cartel publicitario que apelaba a lo extraño (Blue magic happens here) porque, aunque sólo unos pocos pudieron advertirlo en directo, eso fue lo que pasó en el eje central madrileño: la magia de unos acordes, la humildad de un gran músico que llena cualquier teatro y el poder de una historia mayúscula se alzaron con una tarde que amenazaba lluvia.
Hace unas semanas, en el plató con Andreu Buenafuente, Fito contó que un tiempo atrás se encontraba medio deprimido, pensando en dejarlo (“ya he escrito muchas canciones, para qué escribir más…”) cuando su discográfica le envió Delantera mítica, el disco que acaba de sacar al mercado el cantautor Quique González.
"A veces mostrar tu agradecimiento a un músico callejero por interpretar tus temas puede ser lo mejor que sucede en Madrid en un puente lluvioso"
El ex Platero y Tú escuchó tres o cuatro canciones y, bueno, aquello le cambió el mundo, al menos ese en el que se había instalado durante un período difícil.
Quizá porque el agradecimiento es una de sus virtudes recurrentes, el músico de Bilbao envió una carta a Quique para agradecerle que hubiera escrito esos temas, que no sólo le sacaron de un estado depresivo (una “crisis de valores”, la calificó él), sino que le motivaron para reiterar su compromiso con la música. “Si hubiera sido Bruce Springsteen no le hubiera enviado esa carta, ya que no sabría adónde, pero a Quique sí”, bromeó en Late Motiv.
Pero no, no había sido The River, sino el larga duración que incluye Dallas-Memphis o la extraordinaria versión de Is your love in vain? de Bob Dylan lo que había conmovido a Fito y lo que, finalmente, ha facilitado que saque de su armario neuronal este Cada vez cadáver, que irá a todas partes en la gira que ya se ha preparado para los próximos meses.
A veces, el talento de otro (“ya me gustaría escribir canciones como lo hace Quique”, mencionó a Buenafuente en ese directo) es un gran impulso del propio.
A veces, mostrar tu agradecimiento a un músico callejero por interpretar tus temas puede ser lo mejor que sucede en Madrid en un puente lluvioso.