Cuando Sánchez y su coalición Frankenstein llegaron al poder en mayo de 2018, los ex de Ciudadanos Pedro Herrero y Jorge San Miguel, en lugar de irse de wiskis como Rajoy, intentaron superan el shock creando el pódcast Extremo Centro. Desde él promueven el concepto de no izquierda como canalizador de todas las tendencias opuestas a la izquierda posmoderna, dominadora hegemónica de la producción cultural en Occidente desde Mayo del 68.
Ahora acaban de estructurar la idea en el ensayo Extremo Centro: el Manifiesto, donde llaman a conservadores, liberales y reaccionarios a levantar la voz para defender sus valores y hacerlos más visibles en la sociedad. Como explicó Noelle-Neumann, las opiniones que parecen mayoritarias desplazan a las otras porque los partidarios de éstas entran en una espiral del silencio que los hace parecer todavía más minoritarios.
Inspirados por Quintana Paz, los autores se identifican como liberales, pero creen que el liberalismo ya no es suficiente para contrarrestar a la izquierda posmoderna. Constatan una falta de pluralidad en el espacio público, esa "España Movistar" dominada por las "nuevas clerecías", clases urbanas cosmopolitas que imponen los mandamientos de una religión civil progresista. Todo aquel que no comulgue con este credo ha de dar un paso al frente y producir cultura en forma de libros, cine, música, humor…
Herrero y San Miguel reivindican el papel de las estructuras de socialización al margen de los partidos políticos. Su misión declarada es reequilibrar las fuerzas en el mercado de valores morales: "Este negocio ya no va de ganar las próximas elecciones", afirman.
"Su intención es dinamizar (o dinamitar) el debate público para fomentar valores conservadores"
Sin embargo, es poco verosímil defender valores de forma tan apasionada sólo para que la gente se sienta representada. El único horizonte transformador creíble es su traducción en opciones políticas que alcancen la capacidad de legislar en esa dirección. Herrero y San Miguel no son las hermanitas de la caridad plural; si no están pensando en las próximas elecciones es porque están pensando en las siguientes.
Su intención es dinamizar (o dinamitar) el debate público para fomentar valores conservadores, empezando por la familia como institución central de la sociedad. Defienden abiertamente a la clase media que prioriza sus condiciones materiales y las de sus descendientes sin perderse en debates teóricos de repercusiones prácticas inciertas.
En estos tres años, Extremo Centro ha derribado muchos prejuicios defendiendo un ecologismo conservador, el derecho de los homosexuales a formar una familia o las nuevas lealtades derivadas del Estado autonómico ("las Españitas" que tan bien ha sabido leer el PP en algunas regiones).
Como toda idea que nace por oposición, la no izquierda deconstruye con facilidad los postulados de la izquierda posmoderna, pero tiene dificultades para levantar un edificio ideológico donde quepan todas las tribus invitadas.
Tomando como ejemplo el ecologismo, la no izquierda estará de acuerdo en denunciar exageraciones e intereses creados alrededor de la lucha contra el cambio climático, pero carece de un mínimo común denominador para consensuar si hay que tomar medidas para frenar las emisiones contaminantes o qué tecnologías han de favorecerse para producir energía y desplazarse.
"Afortunadamente, el supuesto bloque no izquierdista se desintegra cada vez que uno de sus miembros trabaja con el enemigo"
Si nos fijamos en el feminismo, otro campo de batalla de la posmodernidad, será fácil denunciar los disparates de Montero y su séquito, pero faltará un mínimo común denominador para decidir qué medidas han de adoptarse ante una denuncia por malos tratos o cómo fomentar la mayor participación de la mujer en el mercado laboral.
Obviamente, la traducción política de la no izquierda es una coalición del PP con Vox y Ciudadanos. Dado que el PSOE ha consolidado sin dramatismo su alianza con Podemos, ERC y Bildu, el centro-derecha se siente legitimado para abrazar a Abascal, aunque de mayor quiera ser Bolsonaro. La misma no izquierda que nace para contrarrestar el iliberalismo de la izquierda acoge en su seno a los "chavales" del iliberalalismo de la derecha.
Afortunadamente, el supuesto bloque no izquierdista se desintegra cada vez que uno de sus miembros trabaja con el enemigo. Es el caso de la acción conjunta de los eurodiputados del PP y Ciudadanos con los del PSOE en asuntos relevantes para España. Precisamente es en la Unión Europea donde mejor se aprecian los riesgos de aliarse con los compañeros de Orbán, Morawiecki o Le Pen.
En la política real, el concepto de no izquierda plantea tantas dudas sobre su coherencia y viabilidad que parece pensado para dopar al conservadurismo a costa de liberales y reaccionarios. Es decir, se pide a todos los críticos con la izquierda posmoderna que hagan canción protesta para acabar inspirando el programa de un partido conservador moderno y provocador. Un partido que bien podría liderar Ayuso y que hasta podría ser el Partido Popular después de la derrota de 2023.
*** Josep Verdejo es periodista.