Irene Montero, Ángela Rodríguez Pam y Boti G. Rodrigo. EFE
Los "niños trans" son los padres
En nombre de la diversidad y el progresismo, la ley trans facilitará que niños sanos sean hormonados, mutilados y medicalizados de por vida.
"Buscamos niños trans o niñes no binaries de 5 a 9 años para el primer largometraje dirigido por Marta Nieto".
Este es el irresponsable anuncio que ayer martes compartió la compañía Veló Casting en una conocida red social. Y digo "irresponsable" porque ese anuncio está difundiendo la falsa y nociva tesis de las "infancias trans".
¿Es que acaso un niño de cinco años ya ha conformado su identidad y está capacitado para tomar decisiones que tendrán consecuencias para el resto de su vida?
Manifestación feminista contra la ley trans. EFE
¿Es que acaso lo justo y responsable es decirle a los niños que no se ajustan a estereotipos sexistas que lo que les pasa es que han nacido en un cuerpo equivocado y que deben hormonarse y mutilarse?
Porque esto, ni más ni menos, son las "infancias trans". Niños y niñas que no se ajustan a las conductas y roles que se espera de ellos por nacer de un sexo determinado. En nombre de la diversidad, y de no se sabe muy bien qué progresismo, se está induciendo a que niños y niñas sanos sean hormonados, mutilados y medicalizados de por vida.
Comprenderán que aquí sólo gana la industria farmacéutica en detrimento del bienestar físico y emocional de los menores.
Por supuesto, el anuncio ha sido aplaudido por varios personajes del "progresismo" patrio. Entre ellos, James Rhodes, alguien al que respeto por su denuncia y lucha contra el abuso sexual infantil que él mismo sufrió (lucha que comparte con nosotras las feministas), pero que aplaude acríticamente otro tipo de maltrato infantil. El de la hormonación y los procesos quirúrgicos innecesarios en menores.
Reducción del interés y de la capacidad sexual, esterilidad, dolores musculares y/o articulares, alteraciones en el peso, diabetes, alteraciones cardiovasculares, microcalcificaciones testiculares, osteoporosis, dolor y fracturas dentales, menopausia inducida, trastornos psicológicos, labilidad emocional, disminución de la memoria, caídas del cociente intelectual de hasta ocho puntos...
Estos son algunos de los efectos adversos que produce el tratamiento de bloqueo hormonal, y posteriormente de hormonación cruzada, que se está dispensando a niños y niñas sanos en las Unidades de Identidad de Género de hospitales públicos y privados.
Y esto, queridos lectores, es lo que aplauden Rhodes y compañía.
"Basta del circo mediático generado con el maltrato a la infancia. Basta de ese progresismo que lo ampara y lo aplaude"
Así que basta del circo mediático generado con el maltrato a la infancia. Basta de ese progresismo que lo ampara y lo aplaude. Basta de ese buenismo acrítico que pone a nuestros niños y niñas a los pies de los caballos. Basta de acoso a quienes se dejan la piel para proteger a la infancia.
Proteger a la infancia. Eso es lo que se hace desde asociaciones como Alianza contra el Borrado de las Mujeres o AMANDA.
AMANDA es una organización de padres y madres que advierten sobre la disforia de inicio rápido por contagio social que padecen sus hijos y tantos otros menores. Algo que se explica por la machacona y constante difusión mediática del sexista y acientífico discurso del movimiento transgénero. Discurso que afirma que si un niño no se ajusta a lo socialmente esperado y convenido a su rol sexual es que es una niña en un cuerpo equivocado (o viceversa).
Con AMANDA nos manifestamos el 8 de octubre para exigir la paralización de la ley trans. Allí exigimos debate social y parlamentario, una posibilidad que se nos ha hurtado por la inocente ocurrencia de Irene Montero de tramitar esta ley por vía de urgencia.
¿Qué urgencia hay en la sociedad española para que un hombre, por mera declaración de voluntad, sin certificado médico de disforia de género ni ningún otro requisito, se declare mujer?
¿Qué urgencia hay en hormonar y mutilar a niños sanos?
Cabe recordar que los países pioneros en este tipo de legislación están dando marcha atrás y modificando o derogando estas leyes porque han tenido nocivas implicaciones para el bienestar de los menores y han vulnerado los derechos de las mujeres.
Pero parece que Irene Montero y el resto de este Gobierno de PSOE y Unidas Podemos quieren reiterar los graves errores que otros países ya están intentando enmendar.
En la manifestación de AMANDA del 8 de octubre se nos acercó molesto e indignado el padre de un supuesto niño trans. Probablemente no sabía que enfrente tenía a otros padres y madres que escogieron para su hijo la vía sensata: indagación y terapia antes de hormonarlo y mutilarlo.
En todo caso, no quiero juzgarlo severamente.
"Me permito juzgar y condenar severamente a aquellos padres que lleven a sus hijos al casting que encabeza estas líneas"
Probablemente, este padre haya acudido a alguna de los cientos de organizaciones transgeneristas que hay en España y que derivan a los padres a clínicas y farmacias. Entiendo que necesitan, por su propia paz mental, creer que están haciendo lo correcto. Acompañando a su hijo de la mejor de las maneras.
Claro que por el camino de su paz mental comprometen el bienestar físico y emocional de su hijo.
Sí me permito juzgar y condenar severamente a aquellos padres que lleven a sus hijos al casting que encabeza estas líneas. Exponer mediática y públicamente a niños y niñas de cinco años sólo responde a las ansias de notoriedad pública y aplauso social de unos padres que quieren mostrarle al mundo lo bondadosos y progresistas que son por apoyar la futura extirpación de pechos de su niña cuando sea adolescente.
Luego, en el Día de las Niñas, harán publicaciones deeply concerned en sus redes sociales para condenar el planchado de senos y otras prácticas aberrantes que sufren las niñas en tantas partes del mundo. Pero, por lo que sea, extirpar, mutilar y hormonar en España y otros países europeos es el sumun del buen cuidado a la infancia.
[Carla Antonelli se da de baja del PSOE por los retrasos en la Ley Trans y señala a Carmen Calvo]
Marta Nieto, ante las críticas en sus redes sociales por el largometraje que pretende dirigir, críticas que han de agradecerse a las feministas que llevamos advirtiendo desde hace años que las "infancias trans" son los padres (y sobre las terribles implicaciones de las políticas y las leyes trans para los menores), ha respondido lo siguiente:
"Prohibir las libertades del otro no es un derecho. Explorar, experimentar, buscar la propia identidad, SÍ".
Pero, primero, no existe un "derecho a la identidad".
Segundo. Explorar y experimentar de forma sana la identidad sería permitir el libre desarrollo de la personalidad de los niños y niñas. Explicarles que no han nacido en cuerpos equivocados. Que es la sociedad la que se equivoca cuando espera comportamientos determinados por nacer hembras o machos de la especie humana.
Si quieren hacer películas, trabájense un guion y dejen de instrumentalizar a menores para largometrajes estomagantes, irreflexivos y dañinos que lo único que harán es confundir e inducir padecimientos innecesarios en niños y niñas.
Ya bastante película nos han contado con el cuento de las "infancias trans" y la "identidad de género".
*** Paula Fraga es abogada especializada en Derecho penal y de familia.
