Cómo negociar la paz en Ucrania
Los aliados de Ucrania tienen que desarrollar una visión integral sobre qué garantías pueden brindar a la nación ocupada para garantizar su seguridad a largo plazo.
En las últimas semanas, diversos líderes de Occidente han sugerido considerar un acuerdo negociado a la guerra entre Rusia y Ucrania. Volodímir Zelenski ha estipulado las condiciones bajo las cuales estaría dispuesto a considerar entablar conversaciones de paz, incluyendo la retirada de todas las fuerzas rusas del territorio ucraniano, el retorno de todo el personal militar y los civiles detenidos o deportados a Rusia, y el establecimiento de una jurisdicción internacional especial para procesar a los dirigentes rusos por su agresión.
Hoy por hoy, estas condiciones están lejos de cumplirse. Sin embargo, a medida que Ucrania continúa su contraofensiva y recupera territorios clave, como Jersón (la única capital regional que Rusia capturó en su ofensiva inicial), Kiev podría estar en una posición favorable para entablar conversaciones diplomáticas.
No obstante, es poco probable que tal posición se produzca únicamente como resultado de los avances de Ucrania en el campo de batalla. Cuando llegue el momento, un elemento clave para convencer a Ucrania a sentarse en la mesa de negociación serán las garantías de seguridad que le ofrezcan sus socios internacionales.
Para los ucranianos, esto implicaría entablar conversaciones de paz con Rusia teniendo la seguridad de que sus condiciones no solo son realistas, sino que también están reconocidas por la comunidad internacional.
"Si un compromiso se percibe como fingido, podría envalentonar a actores hostiles y debilitar la seguridad de Ucrania"
Esto les daría a los negociadores, y al público ucraniano en general, una semblanza de garantía de que un acuerdo consensuado no se desharía de inmediato, cosa que podría alentar a Rusia a lanzar nuevos ataques con vistas al futuro. Dichas garantías también serían importantes a la hora de dar a inversores la suficiente confianza en el futuro del país y allanaría el camino para la reconstrucción y el regreso de refugiados.
Pero estas garantías pueden estar plagadas de peligros.
Por ejemplo, si un compromiso es demasiado vinculante, actores externos (en este caso, los socios occidentales de Ucrania) podrían verse arrastrados a un conflicto provocado por el comportamiento de un país al que dieron garantías. Por tanto, es muy común que los que ofrecen las garantías conserven la palabra final en cuanto a cuáles serían los desencadenantes de una intervención, y hasta dónde llegaría su apoyo.
Si un compromiso se percibe como fingido, podría envalentonar a actores hostiles y finalmente debilitar la seguridad de un país desprotegido. Unas garantías de seguridad creíbles deben expresar un equilibrio entre el nivel de riesgo que los garantes están dispuestos a asumir, y los intereses políticos que defienden al proteger la seguridad del país dado.
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Hasta ahora se han presentado una serie de propuestas de apoyo a Ucrania.
Después de que Rusia se anexionara ilegalmente cuatro regiones del este de Ucrania en septiembre de 2022, el país mandó una solicitud formal para convertirse en miembro de la OTAN. El 29 de noviembre, los ministros de Exteriores de la Alianza reiteraron la "política de puertas abiertas" de la organización y su compromiso hacia Ucrania en la guerra, pero no consideraron su incorporación a la organización en dicha instancia.
Un informe del jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, Andriy Yermak, y el ex secretario general de la OTAN, el general Anders Fogh Rasmussen, recomiendan la creación de un "pacto de seguridad de Kiev", que incluiría una serie de garantías de seguridad para disuadir futuros ataques y ofrecería un marco adecuado para el despliegue de asistencia militar internacional en caso de nuevas agresiones.
El pacto de seguridad de Kiev sería un documento estratégico conjunto de parte de un grupo de Estados garantes, que podrían asumir compromisos vinculantes adicionales de manera bilateral para apoyar a Ucrania en la reconstitución de sus fuerzas armadas y de su industria de defensa, llevar a cabo ejercicios y entrenamientos conjuntos, y mejorar la cooperación en materia de seguridad.
El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores ha identificado un "plan de guerra prolongada", que propugna una ampliación de apoyo de Occidente a Ucrania, incluyendo un compromiso formal de apoyo y asistencia para garantizar su defensa en caso de un ataque futuro.
"La seguridad de Ucrania es un aspecto que debería ser central en el marco de una paz negociada"
Esto no solo es crucial para ayudar a la dirigencia política de Kiev a entablar conversaciones desde la mejor posición posible, sino que también ejemplifica la disposición de los socios de Ucrania a apoyarla en su lucha por la soberanía e integridad territorial. Esto debería complementarse con un incremento del apoyo a nivel militar y financiero, y de disposiciones acerca de la imposición o reimposición de sanciones.
La medida del posible apoyo debería permanecer relativamente vaga, para que todas las opciones queden abiertas y para que el Kremlin no pueda poner a prueba sus límites. A medida que el proceso de adhesión de Ucrania a la Unión Europea avanza, tiene sentido comenzar a alinear al país con las condiciones de apoyo que se otorgan a los estados miembros actuales.
Sin embargo, el que otros socios occidentales, incluyendo los Estados Unidos, asuman compromisos similares ayudaría a mantener la unidad transatlántica en torno al apoyo a Ucrania. Ucrania, por su parte, debería comprometerse a mantener sus propias capacidades de defensa territorial.
Para evitar cualquier tipo de conflicto moral, las garantías de seguridad no se activarían automáticamente, sino que se establecería algún tipo de mecanismo de emergencia específico entre Ucrania y sus socios para evaluar la naturaleza de los incidentes de seguridad y determinar las reacciones apropiadas.
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Sea cual sea la manifestación concreta de las garantías de seguridad, es crucial que le brinden a Ucrania una sensación de solidaridad a futuro, y que envíen una clara señal a Rusia de que cualquier intensificación del conflicto sería correspondida con un aumento del apoyo de Occidente a Ucrania.
Ambos objetivos solo podrían lograrse a través de un compromiso creíble por parte de los socios de Ucrania, que dependerá del apoyo real que suministran actualmente, y de la consistencia de sus intereses generales en materia de política y de seguridad.
La seguridad de Ucrania es un aspecto que debería ser central en el marco de una paz negociada. Al equipar a Zelenski con compromisos a largo plazo, los socios internacionales de Ucrania pueden ayudarle a abordar las conversaciones de paz con un sentido de certeza sobre el futuro de la seguridad de Ucrania.
De momento, es crucial que los socios de Ucrania continúen brindándole apoyo militar y permitan que Ucrania decida por sí misma qué condiciones deberán cumplirse para iniciar las conversaciones de paz. Pero también convendría que los socios comiencen a desarrollar una visión integral sobre qué garantías pueden brindar a Ucrania para garantizar su seguridad a largo plazo.
*** Marie Dumoulin es directora del programa Wider Europe en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y exdirectora del departamento de Rusia y Europa del Este en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia.