Ramón Tamames, Enrique de Castro, Miriam Nogueras y Guillermo de Gales.

Ramón Tamames, Enrique de Castro, Miriam Nogueras y Guillermo de Gales. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Tamames Superstar, el último cura rojo y 'Willy' carne de culebrón

Ramón Tamames, Enrique de Castro, Miriam Nogueras y Guillermo de Gales; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

26 febrero, 2023 03:06

Ramón Tamames

Ramón Tamames.

Ramón Tamames. Guillermo Serrano Amat

Ha vuelto a la vida Ramón Tamames, el sabio de la Economía que escribía libros como tochos y nadie lograba aprendérselos. Que yo sepa, nunca se fue, aunque de un tiempo a esta parte se le notaba más movedizo.

Tamames se estrenó en 1968, cuando los grises estaban recién llegados a la ciudad universitaria. En aquella época ya había conocido las facultades de Málaga y Granada, pero todavía se dio el gusto de recalar en Madrid (1975) y plantarse en la Autónoma, que sería su segunda casa. Era un joven activista de gafas cuadradas que le cubrían media cara. En aquella época ya se había sacado el carnet del PCE, pero no solía levantar el puño, al contrario de Enrique Tierno, que lo levantaba todo el rato.

A Ramón Tamames se le ha bautizado como el "último chaquetero". No solo por sus frecuentes cambios de partido (empezó en el PCE, luego pasó a la Federación Progresista, el CDS de Suárez y finalmente contribuyó a la creación de Izquierda Unida. Su último movimiento ha sido presentarse a candidato de la ultraderecha para la moción de censura, desoyendo a Pedro J. (Ramón, no lo hagas). Tumbar a Sánchez es el objetivo. O la quimera, porque la aritmética parlamentaria no está de su parte. Ignacio Garriga, secretario general de Vox, hace campaña entre sus 52 diputados para que le hagan el coro al candidato, aunque muchos sospechan que lo único que saldrá de este embolado es un número de circo.

Enrique de Castro

Enrique de Castro.

Enrique de Castro. Guillermo Serrano Amat

Ha muerto Enrique de Castro, el cura rojo que nos quedaba. Antes hubo otros muchos, algunos ya fallecidos, como Paco García Salve, Diamantino G. Acosta (fundador del Sindicato de Obreros del Campo), José María Llanos y así bastantes más. Se llegaron a contabilizar 800 curas rojos en las décadas de los 60, 70 y 80. El franquismo fue abundante en sotanas. Así empezó todo. Luego desaparecieron las sotanas y con ellas, el celibato. Los primeros curas casados no tardarían en llegar.

Enrique tenía ochenta años y, como dicen ahora los pijos, era guapo por dentro y por fuera. Tenía amigos por un tubo y se jactaba de fumar celebrando misa. Estuvo muy ligado al padre Llanos, jesuita español y confesor de Franco, que construyó su propia chabola y terminó militando en el Partido Comunista. Era amigo de Paco Umbral, de Carmen Diez de Rivera y de Santiago Carrillo, con los que formaba un grupo muy vistoso.

Al padre Llanos lo entrevisté una vez en su casa del Pozo del Tío Raimundo. Me pareció inteligente y divertido. A Enrique de Castro también lo entrevisté, aunque con él me reí menos. Era serio, entregado, y llenaba su casa de emigrantes.

[Muere Enrique de Castro, el "cura rojo" de Vallecas, que se enfrentó a Rouco Varela]

La "Borromeo" (dícese de la parroquia San Carlos Borromeo, en Entrevías) era una parroquia singular que se le metió entre ceja y ceja al cardenal Rouco Varela. Le cogió manía, o sea. En la Semana Santa de 2007 allí hubo mucho lío. Tanto, que Rouco cerró la parroquia y puso firme al cura rojo. A partir de entonces el templo se convirtió en un centro pastoral. Asistía a los enfermos, a las madres de la droga, los emigrantes, los homosexuales, etc.

Aquella iglesia fue a menos y perdió su teatral formato, cuando el cura ocupaba el centro y los feligreses se disponían en círculo concéntricos. Rouco había suspendido el culto y en el barrio las protestas eran constantes. Desde entonces, Enrique de Castro y sus compañeros de Entrevías se dedicaron a la actividad marginal, y en ella siguieron. Ahora, la muerte de Enrique ha sacudido los corazones. No esperaba yo una reacción tan unánime ante el fallecimiento de este hombre bueno. El día del entierro, internet venía plagado de condolencias. Decía Juan Carlos Monedero agitando las comillas de la frase: "¡La que se va a liar en el cielo, Enrique!". También le dedicaron palabras cariñosas Javier Gutiérrez, José Bono, Willy Toledo y Fernando León de Aranoa, así como Íñigo Errejón, Rita Maestre y los podemitas de plantilla.

Miriam Nogueras

Miriam Nogueras.

Miriam Nogueras. Guillermo Serrano Amat

Hablo de la portavoz de Junts, la mujer "achulada" y vocinglera que monta el pollo en el Congreso y en la TV3 de su pueblo. No solo es "indepe" y mal encarada. También se considera fan de la música de Joan Rovira y la letra de Puigdemont, a quien lleva entre pecho y espalda como si fuera un mártir.

Política y empresaria, está casada, tiene dos hijos y es copropietaria de una empresa textil especializada en hilaturas. Resumiendo: vive bien y aspira a vivir mejor. Mensualmente ingresa de las arcas públicas 8.400 euros según el portal de transparencia de la Cámara Baja, donde esta semana protagonizó uno de los episodios más bochornosos de su vida política. Se disponía a dar una rueda de prensa cuando inesperadamente vio a sus espaldas dos banderas, una española (rojigualda) y otra europea, (estrellada sobre fondo azul). Depositó Miriam Nogueras los papeles en su mesa, y deslizó la mirada hacia el lugar donde se erguían ambas banderas. Sin pensarlo dos veces, retiró su silla y arrastró la bandera de España hacia un rincón con objeto de que quedara excluida de la foto. Mosqueado, un periodista preguntó a que se debía tal modificación en la escenografía y Nogueras respondió, frunciendo el morro: "la bandera de España no me representa, para eso prefiero la europea".

Gabriel Rufián, atento al show de la portavoz, no pudo reprimir un comentario en tono burlón y apostilló: "Muy útil, señora Nogueras, lo que acaba de hacer es superútil". Y siguió con la ironía: "Las banderas no alimentan, ni curan, ni consuelan".

El aspaviento de Nogueras levantó protestas en Congreso, hasta el punto de que muchos diputados le pidieron a la presidenta Batet que tomara medidas para que no volviera a suceder. Al día siguiente, Ana Rosa Quintana estalló contra Nogueras en su programa de Telecinco y la puso verde: "Respete usted mis cosas como yo respeto las suyas. ¿A qué viene jugar con la bandera? Esta bandera es mía y no se toca", dijo.

Guillermo de Gales

Guillermo de Gales.

Guillermo de Gales. Guillermo Serrano Amat

Es el futuro rey de Inglaterra, aunque no lo parezca. Desde que vino al mundo nos acostumbraron a llamarle Willy, ese nombre de ratoncito que le puso su mamá, y ahora no nos aclaramos. Pero es el primogénito del actual Rey de Inglaterra (Carlos III) y el nieto de la dama que falleció hace unos meses y ante cuyo féretro hizo la reverencia medio mundo. Es la gran esperanza de la monarquía británica, el hijo del príncipe Carlos, el hombre al que nunca le llegaba el turno.

Se ha hablado mucho de esta complicada familia y sus múltiples peripecias existenciales. De sus vidas y de sus muertes, de sus matrimonios y sus divorcios, de sus amores y sus odios. De la que menos se ha hablado, siendo la más importante, es de la reina Isabel II. Ella tuvo que morirse para ocupar las portadas de los periódicos.

Willy encontró novia en el colegio y con ella se casó. Era la más guapa de la clase y estaba preparada para ir del brazo de un Rey hasta la muerte. Sus padres también estaban preparados para educar hijas casaderas y montar negocios de souvenirs con la efigie de la pareja real.

[El pasado "erótico, exótico y excéntrico" de la joven Rose Hanbury, la amante del príncipe Guillermo]

Willy y Kate son la bella imagen del futuro. Kate lo tiene todo. Willy también lo tiene todo, menos pelo. Se ha dicho de él que es un buenazo, pero su hermano Harry le acusa de haberle pegado, y todo por defender a Meghan, la chica tostada que cambió Buckingham por las playas de Malibú.

Días atrás, los tabloides ingleses dijeron que el heredero tenía una amante. Lo dijeron el día de San Valentín, y lo repitieron hasta la saciedad porque ambos fueron pillados cenando en un restaurante. La supuesta amante se llama Rose Hanbury, tiene treinta y siete años y es marquesa. Por si eso no fuera suficiente, está casada y tiene tres hijos. De momento, los rumores de separación solo han alcanzado al heredero, no a Kate. Ella sigue manteniendo la sonrisa.

La noche de los premios BAFTA, Willy y Kate se pasearon por la gala dando muestras de cariño, pero los asistentes no les quitaron ojo. A los ingleses les encantan las bodas. Se diría que les gustan mucho más los divorcios. Unos consejos de lady Camila no vendrían mal. Ella sí que sabe.

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