El 10 de marzo del 2021 (día de los Derechos Humanos, para más señas) el independentismo en Cataluña auspició una protesta delante del colegio Turó del Drac de Canet de Mar en contra de la aplicación del 25% de las clases en castellano solicitada por una familia, por una valerosa familia, para su hijo pequeño. Nuestros Ruby Bridges.
La concentración contó con el apoyo, explícito y complaciente, de todo el orbe independentista, la extrema izquierda y la equidistancia pegajosa de los de siempre, más allá de declaraciones encorsetadas y ortopédicas. Efectivamente, no tenemos noticia de que los regidores del PSC fueran a la puerta de la escuela para defender los derechos civiles de esa (y todas las) familias.
La clásica tibieza de las siglas que les amparan se ha tornado en gélida realidad. El PSC está avalando todas y cada una de las leyes que el Govern aprueba para asfixiar, aún más, al castellano.
Estos hechos no son "casos aislados" como muchos adalides del apaciguamiento quieren hacernos crecer. Se cuentan por centenares los casos de comerciantes multados por no rotular en catalán. Profesionales señalados por su defensa de la Constitución, el Estatuto y el respeto a la ley. En muchos de los municipios del interior de Cataluña no colocar la bandera independentista en su comercio ya produce un señalamiento.
La asfixia es real, el "aprender a callar" para evitar problemas una norma de funcionamiento autoimpuesta por miles de catalanes. Y, lo más triste, se ha ido expulsando al Estado de Cataluña. En muchos lugares ya no hay Estado al que acudir a denunciar esa situación.
Aquella familia estuvo sola en su propia casa, no había ningún regidor de la administración más cercana, el Ayuntamiento, que fuera a gritar no ante la jauría. Solos ante la coacción externa de su propio gobierno municipal, de sus vecinos o de las asociaciones. Fueron radicales en su defensa de la libertad (la suya y la de todos) acompañados por la Asamblea por una Escuela Bilingüe. Ni rastro de "moderación" o "concordia".
Rescato aquél desdichado capítulo de soledad en la plaza pública para incidir, de nuevo, en la importancia de las elecciones municipales del próximo 28 de mayo. El acoso a aquella familia es el acoso a miles de catalanes que están desamparados de representación en multitud de municipios de dónde emanan decenas de decisiones que afectan a su día a día.
"A los grandes partidos nacionales sólo les interesa contabilizar los diputados que las provincias catalanas aporten en unas elecciones generales"
Una débil y desmembrada representación del bloque constitucional (o democrático) en los ayuntamientos de Cataluña es la flaqueza de tantos conciudadanos obligados a vivir en una frontera interior en silencio, desmotivados y desmovilizados. El poder independentista en estos municipios es sofocante, hasta el punto de impedir que crezcan opciones no nacionalistas.
Tristemente, unidos a esta presión, encontramos a los grandes partidos nacionales, a quienes solo les interesa contabilizar los diputados que las provincias catalanas aporten en unas elecciones generales. Y no cambiar la política local y mejorar su gestión, poniéndola al servicio de los ciudadanos, ni dar voz a los miles de catalanes que queremos vivir en paz y prosperidad, en una comunidad en la que se respete la ley, se hable el idioma que se quiera y se trabaje para facilitarle la vida a los ciudadanos.
Para la Generalitat somos catalanes de segunda y, para algunos partidos nacionales, parecemos ser españoles de segunda.
Valents está tejiendo una red formidable de regidores por toda Cataluña (ya sumamos más de 70 en las cuatro provincias, incluyendo dos capitales de provincia: Barcelona y Lleida). Una red para acabar con esta estrategia mafiosa de amenaza al disidente que persigue homogeneizar, es decir, borrar todo aquello que nos define y distingue como persona.
Las políticas más cercanas, las que se deciden en nuestros pueblos y ciudades (especialmente las más pequeñas) están presas de criterios de parcialidad. Distinguiendo, no solo mediante normas sino también mediante gestos (pensemos en los centenares de balcones consistoriales donde no ondea la bandera de España), quienes ostentan la categoría de ciudadanos de primera y quienes no. Asimílense o les señalaremos, a ustedes y a sus familias. Los disonantes deben ser invisibles y, si puede ser, que no vayan a votar.
El próximo 28 de mayo en más de 150 municipios de Cataluña, que suman más del 90% de la población de Cataluña, se podrá votar a Valents. No nos quedaremos en el banquillo, como otros han hecho por miedo o estrategia.
Somos un partido con vocación de entendimiento y de gobierno municipal. Queremos hacer que los municipios funcionen bien en un contexto de dificultades sociales y económicas. Vamos a ponernos manos a la obra para que en ningún municipio de Cataluña se vuelva a invisibilizar a nadie.
El sábado de la semana pasada presentamos nuestros primeros candidatos a municipios de la provincia de Barcelona y lo hicimos en Sant Vicent dels Horts, municipio donde Junqueras fue alcalde.
Fue un acto de celebración y bienvenida a todos aquellos que han decidido sumarse a nuestro proyecto que, con apenas un año de vida, ya está demostrando su necesidad y utilidad como un elemento fundamental para que el constitucionalismo se fortalezca en Cataluña.
Una apuesta por la esperanza y el futuro, pero también un aviso y una promesa. A partir del 28 de mayo siempre se oirá en la plaza de muchos municipios de Cataluña una voz valiente que grite alto y claro ¡Así no!.
*** Eva Parera es presidenta de Valents y candidata a la alcaldía de Barcelona.