El español sigue creciendo en todo el mundo
Después del inglés, el español es la lengua internacional con más peso en todo el planeta.
Una plataforma de datos que goza de fiabilidad reconocida, Statista, ha publicado la lista de las diez lenguas más habladas. El recuento suma a quienes la heredan en familia con quienes la aprenden para cubrir las necesidades cotidianas.
Visto así, los suecos que hablan inglés, que son casi todos, cuentan para ambas lenguas, así como los marroquíes que hablan francés, o los ucranianos que hablan ruso. Si consideramos que el planeta cobija más de siete mil lenguas, es un excepcional privilegio estar en ese podio que los cursis llamarían el Top 10.
El inglés, como era de esperar, ocupa el primer puesto (unos 1.500 millones de hablantes). Nada que objetar. Los anglohablantes crecen y se multiplican conscientes de disponer de la lengua vehicular más útil de la humanidad. Supera con diferencia al chino mandarín (1.120 millones).
Como las estadísticas se deben interpretar con precaución, topamos con el primer desajuste, pues ni el chino es lengua vehicular, ni viaja.
Las dos siguientes, hindi y español, se distancian tanto de las primeras que apenas alcanzan la mitad de hablantes, unos 600 millones para el primero y algo menos para la nuestra. La estadística no destaca, pues no es su misión, que el primero ni viaja, ni es demandado para su estudio fuera de la India.
Sólo una universidad, la MGIMO de Moscú, que ofrece a sus estudiantes 53 lenguas, la ofrece como asignatura. Otras dieciocho lenguas indias pueden ser oficialmente adoptadas por los Estados con fines administrativos.
Otra debilidad de la tercera lengua del mundo en hablantes está en la fragmentación. Los lingüistas hablan del crecimiento de ocho importantes dialectos del hindi que avanzan hacia la condición de lengua. A eso añadimos que la mayoría de la cultura de sus hablantes se desarrolla en inglés. Es, por tanto, lengua sin hablantes monolingües cultos, para que se entienda bien y rápido.
Las otras seis lenguas que completan las diez principales se distancian de las cuatro grandes al no alcanzar ni la mitad de hablantes del hindi y el español. Es decir, que ni siquiera llegan a los 300 millones de locutores. Para el árabe, unos 270, igual que para el francés y el bengalí. El ruso, unos 260, igual que el portugués. El urdu, en décima posición, unos 230.
"Las antiguas repúblicas soviéticas tienden a deshacerse de la lengua que usaban los opresores, y por eso odian el ruso"
El árabe ya no es una lengua, son muchas. Lo que existe como unidad es un uso estándar para la escritura llamado fuṣḥà y usado en medios masivos de comunicación.
El árabe oral lo forman dialectos casi siempre incomprensibles entre sí. Entre los orientales, el egipcio y unos quince más: el libanés, el palestino, el jordano, etcétera. Entre los occidentales, el marroquí o dariya, pero también el tunecino y el argelino. Es importante añadir que la formación universitaria de quienes tienen al árabe como lengua materna se desarrolla en inglés o en francés.
El francés y el ruso son lenguas ricas en tradición cultural y de gran prestigio en Europa y en el mundo, junto con el inglés, el español y el italiano. En las cinco predominan los hablantes monolingües, que es lo que mejor garantiza la supervivencia de las lenguas. Pero francés y ruso viven un periodo de decadencia.
El francés no llegó a ser lengua de transmisión generacional fuera de Europa, salvo en sus territorios de ultramar y Canadá. Y ahora pierde fuelle en Argelia, por ejemplo, donde las autoridades académicas han decidido sustituirlo por el inglés como lengua de enseñanza.
En cuanto al ruso, las antiguas repúblicas de la Unión Soviética tienden a deshacerse de la lengua que usaban los opresores. Lo odian. Países como Polonia o Hungría ya lo han desalojado. Otros, como Ucrania, Georgia o Armenia, intentan excluirlo con irregular fortuna. Bielorrusia lo mantiene vivo en la enseñanza media y en las universidades.
Es importante añadir que tanto en Moscú como en Minsk la enseñanza del inglés es habitual, pero no podríamos decir lo mismo de la enseñanza del ruso en los países anglohablantes.
El portugués es la lengua más hablada en la mitad sur del planeta, pero en el hemisferio norte se reduce a la nación que lo vio nacer, con sólo unos diez millones de hablantes. De ahí su escaso vigor europeo. Por eso los portugueses son con frecuencia bilingües: necesitan el inglés más que los españoles, los franceses o los italianos.
Casi la totalidad de los habitantes de Bangladés hablan bengalí, lengua de sólida y milenaria tradición literaria, y una de las más destacadas de Asia.
"Colocar a las lenguas en su lugar no es tarea fácil, porque intervienen factores que van mucho más allá de su número de hablantes"
Pero la lengua no tiene vida independiente. El inglés es el idioma cultural del país y aunque la intención del gobierno es hacer del bengalí una lengua única para toda la nación, el inglés todavía es ampliamente hablado y comúnmente entendido. Se enseña como asignatura obligatoria en las escuelas, facultades y universidades, y se usa de forma secundaria en el nivel superior del poder judicial.
El bengalí es, en definitiva, una lengua insuficiente para cubrir todas las necesidades de comunicación de sus hablantes, generalmente ambilingües.
La posición del urdu es realmente accidentada. Es lengua oficial de Pakistán junto al inglés, aunque sólo el 8% de la población lo tiene como materna. Hindi y urdu son la misma lengua, a veces llamada de manera conjunta indostaní. Pero el hindi se escribe con el alfabeto devanagari y sus locutores son hinduistas, y el urdu con el alifato árabe y sus hablantes, que son musulmanes, forman la élite social y económica del país que huyó de la India en 1947. No hace falta añadir que el inglés está presente en todos los niveles de enseñanza, especialmente en la universitaria.
[Estos son los idiomas más hablados del mundo]
Sólo el español y el inglés son grandes lenguas internacionales en expansión, está claro. Pero no debemos caer en la trampa de concedernos más de lo que significamos en el contexto mundial. Tampoco es bueno recrearse en el elogio chovinista. Colocar en su lugar a las lenguas no es una tarea fácil porque intervienen factores que van mucho más allá de su número de hablantes.
En el Baromètre des langues dans le monde de 2022 que publica el Ministerio de Cultura francés, los factores que describen el peso de una lengua son el número de hablantes y muchos más. El número de países donde se habla, el factor vehicular, el estatus, el número de traducciones a partir de esa lengua, el número de traducciones hacia esa lengua, los premios internacionales, la presencia en Wikipedia, la enseñanza a nivel universitario, el índice de desarrollo humano, el índice de fecundidad o transmisión generacional y la presencia en Internet.
Al convertir estos parámetros aleatorios en numéricos y sumar los índices, la lengua que ocupa el primer lugar es, una vez más, el inglés. Y la segunda, el francés. Se podría pensar que lo han hecho a propósito para ponderar lo que esperaba el Ministerio de Cultura para satisfacción de sus lectores, pero no lo voy a decir.
"La demanda de español ha crecido tanto que es muy probable que actualmente supere a la de francés"
Vistos los parámetros, es evidente que todos ellos tienen un importante peso en el mundo. Lo difícil es llevar a cifras asuntos como el valor de la literatura francesa, que se mide en función de las traducciones que han recibido sus obras. O la presencia en Wikipedia, que depende en muchos casos de la inversión que han hecho las Administraciones públicas para publicitar sus lenguas.
El tercer puesto lo ocupa el español. Y los siguientes, nada que ver con la clasificación de Statista, pertenecen al alemán, ruso, italiano, sueco, rumano, portugués y polaco, en ese orden. Sorprende ver al sueco y el rumano en séptimo y octavo lugar. Y mucho más que el chino mandarín ocupe la posición decimoquinta y el hindi, el árabe, el bengalí y el urdu ni siquiera aparezcan entre los veinte primeros.
[Casi 500 millones de hablantes nativos: el crecimiento imparable del español]
A diferencia del chino mandarín, la nuestra sí es una lengua universal. A diferencia del francés, tiene asegurada la transmisión generacional. A diferencia del ruso, no es rechazado en ningún país del mundo, salvo por el gobierno autonómico de Cataluña y en el País Vasco, pero no entre sus hablantes, donde es lengua viva, querida y admirada. A diferencia del hindi, el árabe y el bengalí, es una lengua de hablantes monolingües que se usa en la enseñanza universitaria de 21 países. Y a diferencia de la mayoría de ellas, sólo el inglés, francés y chino, según algunas fuentes, la superan en número de estudiantes, unos 22 millones, garantía de estabilidad y continuidad.
En busca de otras fuentes acudo al Anuario de 2022 del Instituto Cervantes, donde encuentro que la demanda de español ha crecido tanto que es muy probable que actualmente supere a la del francés. Lo argumenta con un informe de la prestigiosa página Duolingo, plataforma de aprendizaje de idiomas, en la que, de un total de 19 lenguas, el 53% de los usuarios estudia inglés, el 17% español y el 11% francés.
Es evidente que, tras el inglés, la siguiente lengua de peso en el mundo es la que sirve para redactar este artículo.
*** Rafael del Moral es sociolingüista y autor del Diccionario Espasa de las lenguas del mundo, Breve historia de las lenguas, Historia de las lenguas hispánicas y Las batallas de la eñe.