Pedro Sánchez y Xi Jinping en su último encuentro el pasado 15 de noviembre.

Pedro Sánchez y Xi Jinping en su último encuentro el pasado 15 de noviembre.

LA TRIBUNA

¿Sobrevivirán las relaciones España-China al choque con EEUU?

España siempre mantuvo una relación pragmática y discreta con China, hasta que la política exterior europea hacia Pekín cambió en el contexto de tensiones con EEUU.

27 marzo, 2023 02:04

La semana pasada Pedro Sánchez anunció que viajará a Pekín para reunirse con el presidente chino Xi Jinping este jueves. La justificación pública de este viaje es que China puede ser una pieza clave para la paz en Ucrania.

El motivo de fondo, sin embargo, es intentar mantener la relación pragmática con Pekín que España ha tenido durante todos los gobiernos del bipartidismo, desde la época de Felipe González hasta la de Mariano Rajoy.

Joe Biden y Xi Jinping, presidentes de Estados Unidos y China, respectivamente.

Joe Biden y Xi Jinping, presidentes de Estados Unidos y China, respectivamente. Reuters

Sin embargo, el contexto internacional en el que Sánchez viaja al país asiático es distinto al de sus predecesores. El mundo se encuentra ante una confrontación geopolítica entre China y Estados Unidos, donde cada vez se presiona más a terceros países para que se sumen a un bando. ¿Podrá España mantener su relación pragmática con China bajo la presión geopolítica actual?

Esta pregunta no se le escapa al Gobierno. En su documento de política exterior Estrategia de Acción Exterior 2021-2024, las referencias más importantes a China son en relación a su competición con Estados Unidos y cómo puede afectar ésta a España. Para el Gobierno, lo más importante de China no es el país en sí, sino cómo esta nueva superpotencia ha cambiado el panorama internacional en el que debe moverse España. Y, por extensión, la Unión Europea.

Que España otorgue poco peso a China como tema en sí mismo no es extraño. En Madrid nunca se ha dado a Pekín el mismo rango de importancia que a la Unión Europea, Estados Unidos, Latinoamérica o el Norte de África, considerados mucho más relevantes a nivel estratégico.

La relación entre España y China se suele catalogar como "pragmática" porque siempre ha estado alejada de idealismos en política exterior y ha ido al ritmo del resto del continente europeo. De hecho, en este 2023 que marca los cincuenta años de las relaciones diplomáticas entre España y China, cabe destacar que estas se establecieron entre gobiernos radicalmente diferentes: la España franquista y la China maoísta.

Las relaciones empezarían a coger un calado más profundo con Felipe González, quien decidiría, al contrario que otros dirigentes europeos, no boicotear a China después de la represión de Tian'anmen de 1989.

Después, en un consenso claramente bipartidista PSOE-PP, tanto Aznar como Zapatero y Rajoy mantendrían buenas relaciones con Pekín. Además de que se veía a China desde un prisma fundamentalmente económico, también existía el pensamiento, como explica Mario Esteban del Real Instituto Elcano, de que, gracias a la exposición internacional, China podría seguir los pasos democratizadores de la España franquista.

"Madrid siempre ha intentado tener buena relación con Pekín, pero siendo consciente de que EEUU es el aliado prioritario para Europa"

Madrid siempre ha intentado tener buena relación con Pekín. Pero, a la vez, siempre ha sido consciente de que Estados Unidos es el aliado prioritario para Europa. Al contrario que países europeos que ahora proclaman ser los más "halcones" contra China, España en ningún momento se sumó a iniciativas que separaban al país del bloque europeo.

Iniciativas como el llamado grupo "17+1", en el que estados de Europa del Este, Europa Central y el Báltico negociaban con China al margen de la UE. España tampoco se unió a la Nueva Ruta de la Seda china, mientras que otros países de la Europa del Sur como Portugal, Italia o Grecia sí que lo hicieron.

El gobierno español, aunque con un tono más discreto, ha seguido fundamentalmente el rumbo que ha marcado la Unión Europea en sus relaciones con China. Cuando Xi Jinping visitó España en 2018 todavía se hablaba mayoritariamente de cooperación entre ambos países.

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A partir de 2019, sin embargo, el discurso de Europa y España cambió. Eso se debe a que, en ese año, la Unión Europea publicó el documento que sería el principio rector de la política exterior europea actual hacia Pekín: el llamado Strategic Outlook, en el que se apunta que China es tanto un socio de cooperación, como también un competidor económico y un rival sistémico.

Madrid ha incorporado esta visión más escéptica sobre China en su estrategia de política exterior. Pero lo ha hecho de manera muy discreta. Esto es posible porque, al contrario que en otros países europeos, el debate sobre China en España apenas está politizado. Al contrario que en Alemania, Suecia o Lituania, criticar o no a Pekín no hace ganar puntos políticos.

"Seguramente, España podrá mantener esta postura más dura pero moderada y discreta hasta que la UE también pueda mantenerla"

China no levanta pasiones entre los españoles como sí otros temas internacionales como Venezuela, Israel, Estados Unidos, Cuba o Rusia. El único partido español que ha realizado puntualmente comentarios contra el gobierno chino, haciéndose eco del discurso de Trump, ha sido Vox. O algunos partidos nacionalistas vascos y catalanes que han hecho comparaciones de la relación Cataluña-España con la de China y Taiwán, Hong Kong o Tíbet. Estos debates, en todo caso, en ningún momento se han generalizado ni han tenido un impacto relevante.

España se ha sumado al carro europeo de más dureza contra China, pero sin estridencias e intentando que afecte lo mínimo a sus relaciones bilaterales.

Un ejemplo es el sector 5G. Recientemente, Madrid aprobó una Ley de Ciberseguridad que establecía la creación de una lista de empresas consideradas "de alto riesgo" que serían excluidas de las partes más críticas de esta infraestructura. Es altamente probable que esta lista negra incluya a las chinas Huawei y ZTE. Sin embargo, la publicación de esta lista lleva meses de retraso e incluso existen informaciones que apuntan que podría acabar siendo de carácter secreto, para reducir las posibles tensiones con China.

¿Hasta cuándo podrá mantener España esta postura más dura, pero moderada y discreta, en un contexto de tensiones Estados Unidos-China? Seguramente, hasta que la Unión Europea también pueda mantenerla.

La UE, desde hace años, lucha por mantener una "autonomía estratégica" que le permita tener una política exterior independiente de la de Washington. Si en algún momento China apoyara directamente a Rusia en la guerra, o escalara la confrontación en el estrecho de Taiwán, las cosas podrían tomar un rumbo distinto, tanto para España como para Europa.

*** Javier Borràs Arumí es analista y consultor especializado en China. También es el autor del libro Roja y gris. Andanzas y tribulaciones de un joven corresponsal en China (Editorial Alfabeto).

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