En menos de un año, la desaprobación de Petro ha pasado del 20% al 61% en Colombia.

En menos de un año, la desaprobación de Petro ha pasado del 20% al 61% en Colombia. Reuters

LA TRIBUNA

El final de Gustavo Petro se acerca en Colombia

Los abusos de poder y la sospecha de una campaña financiada por el narcotráfico ponen al presidente y exguerrillero colombiano a los pies de los caballos.

3 julio, 2023 02:23

"Venezuela es como un cuero seco: lo pisas por un lado y se levanta por otro", dijo Antonio Guzmán Blanco, presidente venezolano en el siglo XIX. Pero es que Venezuela es sólo un pedazo de ese enorme cuero seco que es Latinoamérica.

Políticamente hablando, uno de los pedazos del cuero seco que menos se levanta es Colombia. Políticamente hablando, repetimos. Tiene más de medio siglo inmersa en una suerte de guerra civil contra guerrilleros y demás grupos paramilitares, conflicto financiado, en buena parte, por el narcotráfico. Sin embargo, los presidentes siempre terminan sus mandatos. Eso, en Latinoamérica, no es poca cosa. Y hasta en el primer mundo. Que se lo digan a Reino Unido o Italia.

Gustavo Petro, tras su victoria electoral en agosto de 2022.

Gustavo Petro, tras su victoria electoral en agosto de 2022. Luisa González Reuters

Sin embargo, esa racha puede terminar. ¿Por qué? Como ocurrió en medio mundo, la pandemia pasó factura a la élite política tradicional. Al mando terminó un exguerrillero socialista.

Gustavo Petro llegó al Palacio de Nariño como un corderito, hasta sondeando un pacto de convivencia con la oposición conservadora liderada por el expresidente Álvaro Uribe. Incluso se rumoreaba que habían llegado un pacto para eliminar nuevamente la reelección presidencial, reinstaurada en 2004 y eliminada otra vez en 2015, con ellos dos como candidatos en las próximas elecciones. En el plano internacional, Petro se cuidó de no dar un paso sin tener luz verde de la Casa Blanca.

Así, retomó las relaciones con la dictadura de Nicolás Maduro, bajo el pretexto de ser un interlocutor válido que trajera al autócrata de vuelta al redil democrático. A Caracas, Petro envió a un personaje de lo más sui géneris que ha parido el subcontinente: Armando Benedetti. Un político escandaloso, trumpiano pero de izquierdas, bocón y absolutamente inescrupuloso. Fiel a su estilo, el flamante embajador metió la pata cada dos por tres. Pero, mientras tanto, Petro impulsaba el relanzamiento de las negociaciones entre el madurismo y su oposición, lo cual congraciaba al colombiano con los estadounidenses.

"Se dice en la prensa colombiana que quienes pusieron ese dinero están ligados al narcotráfico"

Y, de repente, seis meses después explotó el megaescándalo. Benedetti chantajeó a la jefa de Gabinete de Petro, Laura Sarabia, con contar cómo se había financiado su campaña presidencial si no le daban el cargo de canciller o de ministro de Justicia. Benedetti quería irse de Caracas para ocupar el cargo de canciller o de ministro de Justicia. Y hasta de una suerte de superministro.

El chantaje salió a la luz pública en unos audios que fueron publicados por la revista Semana. ¿Quién filtró los audios? En las grabaciones, el propio Benedetti dijo: "Yo salgo y cuento todo lo que sé. Sé bastante par acabar con el mundo, ¿oíste? Con el de ustedes y con el mío. Osama Bin Laden, cuando tumbó las Torres Gemelas, le importaba una mondá la imagen y si lo iban a matar o no lo iban a matar".

Aparentemente, según Benedetti en los audios, su tiempo en Caracas ya había terminado porque ya había resuelto lo que había que resolver allá. Los asuntos que tenía que resolver en Venezuela son, por el momento, un misterio.

Sin embargo, en las grabaciones el ya exembajador dice que a él le deben el cargo que quiera porque le consiguió a Petro, para la campaña del 2022, 15.000 millones de pesos (3,3 millones de euros euros, luego del desplome del peso colombiano en el 2023). El problema está en que ese dinero nunca se registró oficialmente en la contabilidad de la campaña. Así que, de paso, no se sabe cuál fue su proveniencia.

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Se dice en la prensa colombiana que quienes pusieron ese dinero están ligados al narcotráfico. Inclusive, que Nicolás Maduro formó parte del financiamiento. Benedetti, entrevistado por Semana, dio una respuesta que encendió todas las alarmas. Dijo que el aporte no era de "emprendedores".

Ahora, la Fiscalía entra de lleno en la investigación, en lo que ya se conoce como el "Proceso 15000", en alegoría a los millones fantasmas y al "Proceso 8000" que sacudió a Colombia cuando el jardín político de Ernesto Samper también fue cultivado por los narcos.

Esto ocurre en una trama que incluye una niñera interrogada ilegalmente con polígrafo pero sin abogado presente, móviles intervenidos sin autorización judicial, maletines de dinero en efectivo, un coronel asesinado y narcotraficantes. Y un embajador chantajista que acusa al gobierno de todo esto, luego se retracta en Twitter alegando haber estado bajo los efectos del "trago" (alcohol) y termina en Estambul viendo la final de la Champions.

Ni en La Reina del Sur.

*** Francisco Poleo es analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.

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