El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, junto a Vladimir Putin durante una visita a Moscú.

El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, junto a Vladimir Putin durante una visita a Moscú. Reuters

LA TRIBUNA

Misiles rusos en Argelia a sólo 560 kilómetros de Madrid

Europa debe vigilar la cercanía de Argelia a Irán y, especialmente, a Rusia, que pretende construir una base militar a muy pocos kilómetros de España.

17 julio, 2023 02:56

Las relaciones entre España y Argelia siempre han sido complicadas. Tanto, que Argel apoyó al nacionalismo canario y entrenó a miembros de ETA en su territorio para luego cometer atentados contra España. Sólo el dinero procedente del gas argelino mejoró las relaciones entre Argel y Madrid.

En 2002, el Gobierno de José María Aznar firmó con el de Abdelaziz Buteflika un Acuerdo de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que servía de marco jurídico para las inversiones que las empresas energéticas españolas iban a acometer en el país norteafricano. Si bien es cierto que económicamente Argelia ha colaborado activamente con España en particular, y con Occidente en general, desde el punto de vista político y militar sigue siendo lo que siempre ha sido: un régimen democrático y popular alineado con Moscú y Teherán.

Ejercicio militar celebrado en Argelia.

Ejercicio militar celebrado en Argelia. Mohamed Messara EFE

Las relaciones entre Argelia y Rusia se remontan a la era soviética. Moscú fue el primer estado en reconocer la antigua colonia francesa, en 1960, y uno de los primeros en establecer relaciones diplomáticas (1962). Desde 1963, Rusia (antes la URSS) y Argelia tienen una alianza estratégica que los convierte en socios.

Durante este período se han producido cinco visitas de mandatarios argelinos a Moscú, la última el pasado mes de junio, fecha en la que el actual presidente, Abdelmajid Tebboune, visitó al aislado Vladímir Putin en el Kremlin. En esa visita, además de acordar la compra de dos submarinos rusos, el mandatario argelino brindó su apoyo al exagente del KGB en su campaña en Ucrania.

Desde el punto de vista militar, la cooperación es, como poco, estrecha. Desde 2017, soldados argelinos participan en las maniobras militares rusas (VOSTOK), ejercicios que en algunos casos son los prolegómenos de invasiones como la de Ucrania.

En octubre, barcos rusos estuvieron amarrados en la base argelina de Mers El-Kebir como antesala de unos ejercicios militares llevados a cabo con la marina argelina. Dos meses más tarde, en noviembre, Argelia y Rusia celebraron las primeras maniobras conjuntas en la ciudad de Hamaguir, un enclave que se encuentra a escasos kilómetros de la frontera marroquí.

"Los argelinos merecen un gobierno alineado con Europa y Estados Unidos, y no con Rusia e Irán"

Desde 2018, Rusia ansía una base en Argelia. De hecho, ya se han producido visitas a las instalaciones, algo que cambiaría diametralmente el equilibrio de poder en el Mediterráneo. Si se consumara la construcción de esta base, los misiles rusos estarían a 219 kilómetros de Almería y a sólo 560 kilómetros de Madrid, distancia mucho menor que la que separa Kyiv de los centros de lanzamiento rusos.

Con esta base, Rusia tendría un corredor directo para que sus fuerzas armadas llegaran al Atlántico Sur, sobre todo si el Sáhara Occidental se configura como un Estado independiente y satélite de Argel y Moscú. De hecho, los mercenarios del grupo Wagner ya han usado el territorio argelino para llegar a lugares como Malí, Níger o Libia.

Desde el punto de vista económico, la relación es, como poco, tan intensa como la militar. Argelia es el tercer socio comercial de Rusia en África y el primero en el Magreb. Empresas rusas como Rosneft o la filial de Gazprom, Stroytransgaz, tienen importantes inversiones en territorio argelino.

Además, en noviembre, Argel solicitó de forma oficial unirse a los BRICS, una asociación económica que agrupa a Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica, y que trata de configurarse como una alternativa a la UE y los Estados Unidos.

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El otro gran aliado de Argelia es Irán con su brazo armado Hezbollah. En los últimos años, Argelia ha incrementado la cooperación con el país persa, sobre todo en la transferencia de tecnología para la construcción de drones suicidas. Sin embargo, quien verdaderamente está actuando como un actor de gran relevancia en la zona es la propia Hezbollah.

Al igual que ha hecho en el Líbano, Yemen, Irán o Venezuela, Irán está tratando de ganar influencia en el Sáhara Occidental a través del Partido de Dios. En el año 2017, Marruecos lo denunció ante las Naciones Unidas. Su función era, por un lado, la de adiestrar militarmente a los miembros del Frente Polisario. Y, por el otro, blanquear dinero para costear milicias que luchen contra el Gobierno mauritano. Para Irán, Mauritania es un estado enemigo, ya que en 1999 reconoció a Israel y estableció relaciones diplomáticas con Jerusalén.

Por todos estos motivos, debemos ser conscientes de que, si bien es cierto que Argelia es un país vecino con el que tenemos que fomentar las relaciones amistosas, y al igual que le ocurre a Polonia con Bielorrusia, la cercanía geográfica no es sinónimo de buena vecindad. Los argelinos merecen un gobierno alineado con Europa y Estados Unidos, y no con Moscú y Teherán. Y nosotros, como vecinos, tenemos la responsabilidad de apoyar las opciones democráticas y prooccidentales.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.

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