Alfonso Rueda, J. A. Bayona, Gabriel Attal y Gerard Piqué.

Alfonso Rueda, J. A. Bayona, Gabriel Attal y Gerard Piqué.

BESTIARIO

Niño Attal, Bayona en la nieve, Rueda en Galicia y Piqué sin Shakira

Gabriel Attal, Juan Antonio Bayona, Alfonso Rueda y Gerard Piqué; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

14 enero, 2024 02:27

Gabriel Attal

Gabriel Attal.

Gabriel Attal. Guillermo Serrano Amat

Macron se ha sacado de la chistera un nuevo primer ministro, el cuarto en lo que va de mandato y el más joven de todos. Se llama   y tiene treinta y cuatro años muy bien dotados. Por algo le llaman el niño prodigio. He leído su biografía y me he quedado prendada, no solo por el nivel intelectual del muchacho sino por todo lo demás. El lector lo deducirá.

Nació en el seno de una familia numerosa y conmovedora. Su padre era un productor de cine judío. Y su madre, una mujer de linaje aristocrático llamada Marie de Couriss, que eligió el método de reproducción asistida para que Gabriel viniera al mundo. Gabriel comentó a este propósito: "Es la práctica médica que le permitió a mi familia construirse a sí misma". El propio Gabriel lo confesaría luego en las redes.

La familia quedó así compuesta por dos hermanas y Gabriel. Al cabo de un tiempo murió una prima en accidente de coche dejando huérfano un niño de corta edad que fue adoptado por el matrimonio. Nikolai se llamaba el crío. Gabriel siempre tuvo debilidad por el hermano que llegó último. Lástima que la familia quedara pronto necesitada de cariño: el padre murió devorado por el cáncer, dejando huérfano a Gabriel y a Marie Couris sola con los niños.

La biografía de Gabriel Attal está cargada de sentimiento. Precisamente antes de morir su padre, el chico llegó un día a casa pletórico de alegría y gritando: "¡estoy enamorado¡ ¡estoy enamorado¡. El amor se llamaba Stéphane y era eurodiputado.

Algunos medios les casaron enseguida. Otros, por el contrario, le atribuyeron a Gabriel un lío con el ministro de la Salud. La duda está por despejar. En la escuela secundaria donde coincidieron algunos de estos muchachos el acoso era la forma de maltrato más extendida. Los compañeros insultaban y "te decían barbaridades", cuenta Gabriel. A partir de la muerte de su padre (Yves Attal, un productor de cine que trabajó con Pedro Almodóvar en Tacones Lejanos), Gabriel dedicó el tiempo a cuidar de su hermano pequeño (Nikolai) y a conocer mejor a su novio eurodiputado.

Con ellos trataba de aliviar la pérdida del padre. "Nunca superé su partida", dice. "Mantuve su escritorio de trabajo, que ha ido conmigo a todas partes". Y añade "la muerte se ha convertido en un componente omnipresente para mí".

Juan Antonio Bayona

Juan Antonio Bayona.

Juan Antonio Bayona. Guillermo Serrano Amat

Juan Antonio Bayona tiene un hermano gemelo calcadito a él pero sin películas de por medio. Su madre era costurera y su padre, ilustrador de marquesinas para el cine. La familia vino de Andalucía y se instaló en Trinitat Vella, uno de los barrios más humildes de Barcelona. Allí vinieron al mundo casi a la vez.

Carlos salió rápido, pero a Juan Antonio no le apetecía nacer. Luego, según pasaron los años, cada uno tomó un camino distinto. Carlos eligió ser productor musical y DJ y Juan Antonio, periodista. Del periodismo pasó a la escuela de cine y una vez allí se reconoció en la profesión que ahora ama intensamente.

Puede que no se hayan enterado, pero los hermanos gemelos participan de una cualidad común para la que muy pocos están dotados: los trabajos manuales. Esa certeza me consta desde que vi en televisión una entrevista en la que uno de sus profes del colegio contaba con todo lujo de detalles las excelencias de sus magníficas películas. Bayona era un artesano de lo difícil. Hacía virguerías con las maquetas y te montaba un tsunami con un par de olas de plástico. No había dudas: era un genio.

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Carlos y Juan Antonio también han sido artistas de la simulación, jugando a confundir, como suele pasar en el mundo de los gemelos. Una divertida confusión se cruzó entre ellos cuando presentaron "El orfanato" y en la sala de prensa apareció un chiquillo que no tendría más de diez años. Extrañado, un guarda le pidió que se identificara y el chico se limitó a responder: "soy de la prensa". Realmente no mentía. Se llamaba Juan Antonio Bayona, era de prensa y tenía 18 años, aunque su aspecto aniñado le traicionaba.

Al poco tiempo, Bayona comenzó a dirigir películas como un descosido (Un monstruo viene a verme, El laberinto del fauno, Lo imposible, etcétera). Enseguida supimos que a Juan Antonio le gustaban las películas difíciles, de grandes presupuestos.

El despliegue que se produce en cada estreno no es comparable con el que acompaña a las películas nacionales de dimensiones pequeñas. Días atrás, en los Globos de Oro, Bayona no obtuvo premio con La sociedad de la nieve, pero la palabra que corría como la pólvora entre el público de la gala era inplacable: ¡peliculón!

Pese a ser un magnífico director de cine, Bayona no gasta protagonismo. Cuando termina un rodaje, siempre vuelve a su país, a su barrio y a su día a día. El barrio de la Trinitat (su productora se llama "La Trini") contiene buena parte de sus fuentes de inspiración: su familia, sus amigos y en especial, su madre, la mujer que siempre echa en falta sus llamadas telefónicas y lo persigue por medio mundo para saber cómo está.

Juan Antonio también echa en falta los canelones de su tía y la compañía de su hermano Carlos. Nunca olvidará el día en que salió a recoger el Goya por El orfanato. Mientras Juan Antonio cavilaba lo que diría en su discurso para agradecer el premio, las cámaras no paraban de enfocar a Carlos. Juan Antonio se tomó el equívoco como un divertimento. C'est la vie.

Alfonso Rueda

Alfonso Rueda.

Alfonso Rueda. Guillermo Serrano Amat

Alfonso Rueda es presidente de la Xunta gallega desde 2022, cuando sustituyó a Nuñez Feijóo, que había abandonado Galicia para ser cabeza visible del PP en Madrid y enfrentarse electoralmente a Sánchez (lo hizo con ventaja, pero no hubo suerte en la posterior matemática parlamentaria).

El precipitado viaje de Feijóo a Madrid todavía dura. Mientras, en Galicia hace méritos su sucesor, Alfonso Rueda, que hoy ocupa el hueco dejado por Feijóo. Una de las primeras decisiones que ha tomado Rueda ha sido convocar elecciones para febrero.

En su discurso navideño pronunciado desde el Pazo de Xelmirez, Rueda no pudo evitar que la atmósfera apestara a paseo triunfal por las urnas. Lógico. En Galicia las cosas siempre van a lo grande, hasta las bolitas de plástico en el mar, que son pequeñas pero se hacen grandes en vísperas de las elecciones gallegas.

Tengo ante mí dos elocuentes fotografías que hablan por sí solas. Dos fotografías de dos hombres públicos. Aunque bien mirado podrían ser dos en uno: pertenecen al mismo partido y gastan la misma sonrisa. El primero es Alberto Núñez Feijóo, que mira a cámara con gafas de ver y tiene un aire tirando a parlanchín. A su lado, Alfonso Rueda posee un rostro joven y pálido, que se ilumina en contraste con el pelo blanco, aunque quizás no sea tan blanco como suponemos sino que tire a gris ceniza con un toque níveo y entrecano como recién salido del laboratorio.

Me he devanado los sesos buscando las siete diferencias entre las fisonomías de los dos políticos gallegos en trance de hacer historia. No lo he logrado. De entrada, Alfonso Rueda posee más ángel que Núñez Feijóo. No es que sea más bondadoso pero la palidez le favorece. Con unas lentillas azules y unas mechas rubias, Alfonso podría pasar por un actor de cine en una película de romanos.

No hay siete diferencias entre los políticos que compiten en estas líneas, y si las hay no las encuentro. Las biografías de ambos tienden a confundirse mutuamente. Feijóo nació en la provincia de Orense y se crió en una aldea de doscientos habitantes donde su abuela regentaba una tienda de ultramarinos. Su madre era Sira Feijóo, una mujer con nombre de novela. El hijo estuvo en un internado y luego estudió Derecho en la Universidad de Santiago. Finalmente preparó oposiciones a funcionario de la Xunta y en cinco meses aprobó con el número dos de su promoción.

Las aficiones del líder nacional del PP son el cine y el mar. Y cuando se toma en serio a sí mismo confiesa que lo más importante de su vida ha sido tener un hijo a los 55 años.

Alfonso Rueda es un caso bien distinto. Casado y con dos hijas, a Rueda le caracteriza el óvalo amable de su rostro, donde dibuja un apunte de sonrisa que suele quedarse a medias. Tiene un talante político muy definido, pero no consta en él mala uva ni diente retorcido. Será que las Nuevas Generaciones del PP, en las que se formó políticamente, le suavizaron el carácter.

Los políticos gallegos que nos ocupan se han empeñado últimamente en proclamar que los "pellets" no son tóxicos. Solo matan un poco. De ahí mis reparos: si los pellets no son tóxicos, y los peces pueden ingerirlos de la misma forma que los humanos podemos ingerir los peces, ya me dirán qué pintan esas legiones de jóvenes doblando el espinazo y peinando la arena de las playas

Gerard Piqué

Gerard Piqué.

Gerard Piqué. Guillermo Serrano Amat

Desde que el central del Barça anunciara su retirada en noviembre de 2022, su nicho informativo fue la prensa del corazón.

Ya no se habla de Gerard Piqué, o se habla menos desde que dejó el futbol y Shakira levanto el vuelo a Miami. Milan y Sacha, los hijos, quedaron repartidos en virtud de un contrato leonino que sentaba las bases de un reparto según el cual, Gerard disfrutaría de los niños diez días al mes. Por supuesto, en Miami. El contrato no era salomónico y los hijos formaban parte del mismo paquete. Donde iba el uno, iba el otro.

Todo fue bien hasta que pasados unos meses, Shakira detectó la presencia de un tipo sospechoso (léase acosador) en los alrededores de la mansión de la cantante colombiana. Fue un duro golpe para Shakira, que no estaba acostumbrada a dejar a los niños al alcance de los señores de la gabardina, por educados que fueran.

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La cantante denunció al acosador, un tal Daniel John Valtier, que se hacía pasar por su marido, y el hecho llegó a oídos de Piqué, a quien todavía no se ha logrado arrancarle una palabra, aunque sí se sabe que ha mostrado una enorme preocupación por las cuestiones de seguridad en torno a la residencia do de la cantante colombiana vive con sus dos hijos en la lujosa zona residencial de Fisher Island (Florida).

Todo este preámbulo viene a cuento de un cuento. O no. El que anuncia el retorno de Piqué al futbol, pero no como jugador de campo sino como entrenador. La noticia es poco verosímil pero, en todo caso, quedamos a la espera de comprobar que sus negocios con las Kings League o la Copa Davis aun le dejan tiempo para poner un tuit en el que aseguraba estar echando de menos el futbol. También anunciaba que este fin de semana daría más detalles sobre su venidero desempeño como entrenador. Quedamos atentos a la pantalla.

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