Fuerzas de seguridad rusas, a la salida de la sala de conciertos donde tuvo lugar el atentado terrorista del pasado viernes noche.

Fuerzas de seguridad rusas, a la salida de la sala de conciertos donde tuvo lugar el atentado terrorista del pasado viernes noche. Maxim Shemetov Reuters Moscú

LA TRIBUNA

Las muchas dudas que despierta el atentado de Moscú

Sorprende que en una sociedad militarizada y en guerra como la rusa, ciudadanos extranjeros puedan entrar en el país y preparar un atentado sin que los servicios secretos lo sepan.

25 marzo, 2024 01:57

Son casi 200 los muertos que ha dejado el atentado en el Crocus City Hall. Si bien es cierto que el modus operandi guarda similitud con otros atentados como el de Mumbai, Bataclan o Miami, hay algunos detalles que le hacen diferente.

Al contrario de lo que ocurrió en otros casos, los terroristas entraron en el edificio vestidos de camuflaje y con el rostro cubierto, lo que hace pensar que por alguna razón no querían que se conociera su identidad. Un comportamiento más propio de paramilitares que de terroristas.

De hecho, la indumentaria era más parecida a los soldados que tomaron Crimea en 2014 que a la de los hermanos Kouachi.

Un policía se acerca a una mujer fuera del Crocus City Hall, este sábado en Moscú.

Un policía se acerca a una mujer fuera del Crocus City Hall, este sábado en Moscú. Reuters

Otro de los elementos que también sorprende es la ausencia de chalecos explosivos o de vocación suicida, un aspecto que se ha repetido en la mayor parte de los atentados del Estado Islámico. De hecho, si aceptamos la versión del Kremlin, los terroristas tenían preparada la huida vía Ucrania, una conducta que tampoco es propia de los terroristas del ISIS.

Si bien es cierto que Rusia ha sufrido otros atentado a manos del Estado Islámico -basta recordar los de San Petersburgo (2017) o el vuelo Metrojet 9268 (2015)-, no es menos cierto que muchos de los atentados que ha sufrido la población rusa han dejado muchas dudas respecto de su autoría.

Por ejemplo, en 1999 las ciudades de Buynaksk, Volgorod y Moscú sufrieron una serie de atentados que dejaron 293 muertos y que dieron lugar a la Segunda Guerra de Chechenia. Putin utilizó el shock de los atentados para justificar una invasión que arrasó completamente Chechenia.

Curiosamente, el entonces director del FSO, Nikolai Patrushev, reconoció que un mes antes el servicio secreto ruso había realizado ejercicios militares donde se simulaban situaciones como las que posteriormente ocurrieron en Buynaksk, Volgorod y Moscú.

Otro atentado que sembró muchas dudas fue el ocurrido en la estación de metro Lubianka, por estar esta justo debajo de la sede principal de los servicios secretos rusos.

Por último, no podemos olvidar los casos del Teatro Dubrovka y de la Escuela No 2 de Beslán. En ambos casos, la actuación de las fuerzas rusas estuvo sembrada de agujeros negros que nunca se resolvieron.

Aunque es verdad que tanto el Reino Unido como Estados Unidos habían advertido sobre lo inminente de un ataque yihadista contra Rusia, el hecho de que haya sido el ISIS y concretamente la rama de Khorasán introduce aún más incertidumbre. 

"La falta de información libre y veraz no nos permitirá tener el conocimiento necesario para poder hacer un análisis adecuado de quién cometió el atentado"

El ISIS-K es una rama del Estado Islámico que actúa esencialmente en Pakistán y Afganistán y que tiene por principal enemigo a los talibán. En el comunicado que han difundido en las redes sociales, el grupo terrorista menciona las acciones que Rusia está llevando a cabo en Siria y en el Sahel para justificar el atentado.

Sin embargo, llama la atención que no se hable del apoyo que Rusia ha dado a los talibán tras la toma de Kabul ni tampoco de Chechenia, un conflicto que ha sido un clásico de las reivindicaciones yihadistas.  

Asumiendo la autoría del Estado Islámico, hay que decir que no sería la primera vez que esta organización se atribuye un atentado que no es suyo.

Basta recordar el atentado que sufrió el autobús del Borussia Dortmund, un ataque que finalmente se descubrió fue cometido por un ciudadano alemán vinculado con las apuestas en el fútbol. La estructura de la organización, unida a la falta de capacidad de la misma, le hace atribuirse cualquier ataque que se produzca en el mundo, lo que en ocasiones le deja en entredicho.

[Opinión: Rusia se va a vengar, pero no necesariamente de los terroristas]  

Sean cuales sean los autores del atentado, de lo que no cabe duda es de que Moscú va a tratar de utilizarlo para mejorar su posición en Ucrania. Llama la atención la rapidez con la que el Kremlin ha afirmado que los autores del atentado están vinculados a Ucrania.

Según Rusia, los detenidos llevaban información que les relacionaba con Kiev, algo que cuanto menos hay que dudar. Por otro lado, los servicios de seguridad rusos plantean que los terroristas querían escapar a Ucrania, algo que no encaja mucho con que el ISIS-K tenga su epicentro en Pakistán.

En todo caso, el ataque de ayer de Moscú plantea la debilidad de Rusia en materia de seguridad. Si aceptamos la versión que da el Kremlin, un grupo de varios hombres entró en un centro comercial sin oposición y dispararon impunemente contra las 6.000 personas que se encontraban en ese momento en el recinto.

Llama la atención que, en una sociedad militarizada y en guerra como es la rusa, ciudadanos extranjeros puedan entrar en el país y preparar un atentado como el ocurrido en Moscú sin que los servicios de inteligencia tengan información del mismo.

La falta de información libre y veraz no nos permitirá tener el conocimiento necesario para poder hacer un análisis adecuado de quién cometió el atentado. En todo caso, lo que está claro es que Rusia lo va a intentar utilizar para demonizar a Ucrania y tratar de revertir un apoyo internacional que es decisivo para Kiev.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.

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