El plan del probable candidato republicano Donald Trump de usar la Guardia Nacional y tal vez incluso el Ejército para deportar a millones de inmigrantes indocumentados (independientemente de si cometieron crímenes violentos o no) sería un desastre. Y no sólo desde el punto de vista humanitario, sino también desde el económico. Lo ha adelantado en una entrevista con la revista Time.
Según las leyes de Estados Unidos, las tropas federales no pueden ser usadas contra civiles a menos que el Congreso lo permita específicamente, pero Trump argumentó que los indocumentados "no son civiles". Anteriormente, el expresidente había afirmado que los inmigrantes "están envenenando la sangre de nuestro país", una expresión que se usaba contra los judíos y otras minorías en la Alemania nazi.
A lo largo de la entrevista de Time, Trump repitió su frecuente mentira de que una invasión de indocumentados está causando una ola de crímenes violentos en Estados Unidos. Se trata de la misma estrategia de miedo que lo ayudó a ganar las elecciones de 2016.
Sin embargo, lo cierto es que el flujo de migrantes a través de la frontera sur de Estados Unidos cayó un 40% en los primeros cuatro meses de este año, en comparación con los cuatro meses anteriores, según informó la agencia de noticias Bloomberg. El gobierno del presidente Biden explica que el descenso se debe a mayores controles en la frontera.
Y aunque Trump a menudo cita casos de horribles asesinatos cometidos por inmigrantes para aducir que los migrantes están haciendo subir la criminalidad, lo cierto es que (como lo muestra un nuevo estudio de la Universidad de Stanford) los indocumentados cometen menos crímenes violentos que los nacidos en Estados Unidos.
Además, las cifras del FBI muestran que la tasa de homicidios en el país cayó un 13% el año pasado. En otras palabras, Trump está diciendo una mentira tras otra.
Trump también afirma que hay que deportar a millones de inmigrantes porque Estados Unidos es un país de leyes y los indocumentados entran sin permisos legales. Es un argumento extraño viniendo de un hombre que, además de enfrentar 94 cargos criminales, defendió en la misma entrevista de Time como "patriotas" y "rehenes" a los manifestantes violentos que fueron arrestados tras tomar el Capitolio el 6 de enero de 2021, hiriendo a decenas de policías y provocando al menos cinco muertos.
Pero supongamos que Trump gana las elecciones de noviembre y moviliza a la Guardia Nacional o a los militares para arrestar a una buena parte de los 11 millones de indocumentados, en lugar de ofrecerles una vía a la ciudadanía a quienes no son criminales y han pagado sus impuestos.
La economía estadounidense depende de los inmigrantes para aliviar la escasez de mano de obra, reducir la inflación, recaudar impuestos y aumentar el consumo. Con un desempleo nacional de sólo el 3,9%, un mínimo casi histórico, expulsar a millones de trabajadores tendría un fuerte impacto negativo sobre la economía.
Hay casi 9 millones de puestos vacantes en el país, y sólo 6,4 millones de trabajadores desempleados, según la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Y con las tasas de natalidad cayendo por debajo de los niveles de reposición, Estados Unidos necesita más inmigrantes, no menos.
[Trump amenaza con enviar 'escuadrones asesinos' a México para acabar con los cárteles]
La deportación masiva de inmigrantes que trabajan en la industria de la construcción, la limpieza, los restaurantes, la hotelería y la agricultura, entre otras, no sólo aumentaría la escasez de mano de obra, sino que aumentaría los precios de casi todo, y la inflación.
Jan Gautam, presidente de la empresa de servicios para hoteles IHRMC, me dijo que el plan de deportaciones masivas de Trump "causaría el cierre de la economía de este país".
Uno podría entender mejor la promesa de Trump de deportar a millones de migrantes si Estados Unidos tuviera altas tasas de desempleo, o una escalada de crímenes cometidos por indocumentados. Pero ninguna de estas dos cosas está ocurriendo. Lo que está pasando, en cambio, es que hay un demagogo populista que quiere infundir el miedo engañando a la gente con datos falsos para tratar de ganar votos.