Los desastres del Ministerio de Igualdad: la culpa es de Pedro Sánchez

Veámoslo con un poco de detalle. 

Estas semanas estamos comprobándolo con claridad. La aplicación de la denominada ley trans está provocando aquello que muchos advertimos que provocaría y que el Gobierno negaba. Maltratadores de mujeres se están acogiendo a esa nueva normativa para cambiar su sexo registral, eludiendo así las consecuencias de la legislación sobre violencia de género y provocando un sinvivir en sus víctimas.

Pedro Sánchez este miércoles durante su visita oficial a China. Efe null

Encoge el alma escuchar el caso de la mujer sevillana que está afrontando un auténtico calvario como consecuencia de esto. No es una excepción, por desgracia. Por no hablar de los efectos en muchos menores y de otras derivadas dañinas que está provocando esta ley. 

Y lo peor es que todo eso se hizo a sabiendas. El PSOE desoyó a todos los profesionales y asociaciones que alertaron sobre lo que podía ocurrir, así como al Consejo General del Poder Judicial y por supuesto al PP, y cedió a las pretensiones de la entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, para establecer que para que alguien sea considerada mujer basta con que ese alguien acuda al registro y lo solicite.

Aquí tiene el resultado del despropósito.

"Eso es lo que le importamos las mujeres a Sánchez, lo que le importa la lucha por la verdadera igualdad. Lo mismo que le importa España: nada"

Porque no, no estamos ante fraudes de ley, sino ante una ley fraudulenta. Una más de los muchos desastres normativos que generan inseguridad jurídica y que son marca de la casa con este Gobierno. 

Sánchez sacrificó primero la agenda que su partido pudiera tener en Igualdad para dejar el ministerio en manos de Podemos (de lo contrario, no hubiera obtenido su apoyo en la investidura en 2019).

Después, cedió también a los postulados más radicales de dicho partido, para no arriesgar su alianza con la extrema izquierda, a pesar de las evidentes consecuencias que provocaría y del mensaje que enviaba.

Eso es lo que le importamos las mujeres, lo que le importa la lucha por la verdadera igualdad. Lo mismo que le importa España: nada. 

Recordemos lo que ocurrió también con la llamada ley del 'solo sí es sí'. Otro desastre legislativo de cuyas consecuencias fue avisado y que acabó perpetrando porque así se lo exigían las circunstancias si quería seguir tranquilo en la Moncloa.

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, este jueves en el Congreso de los Diputados. Europa Press

Lo que causó es desgraciadamente conocido por todos. Más de mil doscientas reducciones de pena y más de ciento veinte excarcelaciones de condenados por delitos sexuales. Un suma y sigue que no ha terminado y que llevó a no pocos políticos a señalar a jueces por aplicar la ley que ellos mismos habían aprobado.

A día de hoy, nadie ha asumido la responsabilidad política de este desastre, que sólo fue rectificado porque el PP así lo propició en el Parlamento, recuperando las penas anteriores a este cambio normativo. 

Esta mezcla de incompetencia, sectarismo y utilización política de la igualdad ha tenido más episodios lamentables. La ley de paridad, recién aprobada, fue utilizada por el Gobierno como subterfugio para arrebatar al Senado su capacidad de vetar los Presupuestos.

El engendro que elaboraron ha traído como consecuencia, además de esa nueva erosión institucional, la facilitación del despido de quienes disfruten o soliciten adaptación de jornada para conciliar.

Cuando utilizas el Ministerio de Igualdad para todo, menos para lo que deberías emplearla, pasan estas cosas. 

"Sánchez sacrifica la igualdad entre españoles y sacrifica la lucha por la igualdad real de las mujeres. Si al final de ese camino sus socios siguen siéndolo, y él puede mantener la presidencia del Gobierno, le vale"

Incompetencia, sectarismo, utilización partidista. Es el ADN de Igualdad bajo el mandato de Sánchez, que la emplea como moneda de cambio si es necesario para su interés personal, como hace con todo.

Si entregó un trozo del Estado de derecho para comprar su investidura en 2023, si acaba de entregar la caja común de la financiación para comprar el poder en Cataluña, qué le va a importar destruir cualquier consenso en materia de igualdad, colocar a incompetentes al frente, permitir que se señale a todos los varones como potenciales delincuentes o desarrollar una gestión que dilapida miles de millones en todavía no sabemos muy bien qué.

Sánchez sacrifica la igualdad entre españoles y sacrifica la lucha por la igualdad real de las mujeres. Si al final de ese camino sus socios siguen siéndolo, y él puede mantener la presidencia del Gobierno, le vale. Todo le vale por el poder.

Es urgente otra forma de hacer las cosas, en este ministerio y en todos. Y es evidente que ese cambio sólo llegará cuando cambiemos el Gobierno de arriba abajo.

Esto no va de quién ocupa una cartera, de cómo se concretan unos Presupuestos o de qué se pacta en un acuerdo de investidura. Aquí hay una hoja de ruta marcada por Sánchez, que establece que hay que hacer lo que sea, junto a quien sea y como sea, para mantenerle en la Moncloa.

Esa hoja de ruta es la responsable de todo. El problema es Sánchez y la solución es desalojarlo del poder con la fuerza de los votos y la unidad de todos los que creemos que otra España es posible.

Cuanto antes lo logremos, antes podremos reconstruir todo lo que está destruyendo.

*** Cuca Gamarra es la secretaria general del Partido Popular.