La candidata demócrata a la presidencia estadounidense, Kamala Harris, junto a la presentadora Oprah Winfrey, durante un acto de campaña en Detroit el pasado jueves.

La candidata demócrata a la presidencia estadounidense, Kamala Harris, junto a la presentadora Oprah Winfrey, durante un acto de campaña en Detroit el pasado jueves. Kevin Lamarke Reuters

LA TRIBUNA

Lo que los partidos progresistas europeos pueden aprender de Kamala

El Partido Demócrata ha entendido que fomentar las pequeñas donaciones es un sistema muy efectivo para que los voluntarios de base participen en las campañas.

24 septiembre, 2024 17:02

A medida que se calman las aguas, después de dos meses vertiginosos y que han tenido enormes consecuencias en la política estadounidense, algunos se preguntan qué significará una posible presidencia de Kamala Harris. No sólo para Estados Unidos, sino también para los partidos progresistas en otras partes del mundo.

Kamala Harris puede ser un modelo para otros movimientos internacionales entre cuyos objetivos esté hacer retroceder a las fuerzas antidemocráticas.

Uno de los factores fundamentales del éxito de Harris como candidata demócrata a la Casa Blanca ha sido la sorprendente cantidad de dinero que ha conseguido recaudar. Entre los meses de julio y agosto la campaña reunió 671 millones de dólares donados por casi tres millones de ciudadanos, de los que 1,3 millones no habían donado nunca.

Una mujer sostiene una pancarta con la efigie de Kamala Harris durante una concentración en apoyo de su nominación como candidata demócrata a la Casa Blanca, el pasado 22 de julio a las puertas del ayuntamiento de San Francisco.

Una mujer sostiene una pancarta con la efigie de Kamala Harris durante una concentración en apoyo de su nominación como candidata demócrata a la Casa Blanca, el pasado 22 de julio a las puertas del ayuntamiento de San Francisco. John G. Mabanglo Efe

En las primeras 24 horas después del debate televisado con Donald Trump, celebrado el pasado 10 de septiembre, Harris recibió 47 millones de dólares donados por 600.000 ciudadanos, la mayor cifra recaudada en un día desde que anunció que se presentaba a las elecciones presidenciales. El 71% del dinero lo donaron mujeres.

Se mire como se mire, es una campaña de captación de fondos histórica y que tal vez marque un punto de inflexión.

Para empezar, esto ha demostrado lo fácil que es para un ciudadano de a pie participar en una campaña electoral. La prueba son las cifras en el momento en que se anunció que Tim Walz iba a ser el candidato a la vicepresidencia, durante el debate cara a cara de hace unos días y tras el apoyo de Taylor Swift, que provocaron de inmediato un aumento de entre el 400% y el 500% en el registro de votantes, según la empresa de datos TargetSmart.

Lo que nos están enseñando Harris su equipo es que abrir las estructuras de partido permite que los ciudadanos participen desde donde estén, en cualquier lugar del país. Dedicar tiempo a asistir a actos o ayudar a atraer simpatizantes no es ya la única forma de participar.

No cabe duda de que los diez años que llevan los demócratas trabajando en estas estructuras e invitando a la gente corriente, y en particular a los pequeños donantes de base, a formar parte de sus campañas está contribuyendo a empujar a Harris.

Después de haber dirigido equipos de campaña para Barack Obama en 2008 y 2012 he visto lo que cuesta convencer a la gente para que renuncie a su tiempo. A la hora de la verdad, por muy buenas intenciones que haya, suele acudir aproximadamente el 10% de los que dicen que vendrán. Y para algunos, señalarse en internet puede abrir un debate amistoso o un diálogo incómodo con respuestas desagradables.

En cambio, donar dinero es una forma privada y directa de apoyar una campaña. Ese es el fundamento del micromecenazgo. Consiste esencialmente en un voluntariado que puede ejercerse en el momento, sin condiciones previas ni planificación.

"En Europa, las aportaciones por micromecenazgo a los partidos políticos representan sólo el 1% de los fondos totales"

En 2004, los políticos estadounidenses empezaron a recaudar fondos por internet. La idea no se les había ocurrido a los equipos de campaña, sino a los activistas. En una página web de blogs progresistas, Daily Kos, se animaba a los lectores a hacer pequeñas donaciones terminadas siempre en 0,01 centavos para que los responsables vieran claramente que el dinero que recibían procedía de voluntarios de base.

Durante los últimos veinte años el fenómeno ha adquirido más dimensión y los programas de donaciones por internet se han profesionalizado en Estados Unidos, pero el espíritu sigue siendo el mismo. Se trata de los activistas del partido, de la gente que quiere hacer algo. Cuando una campaña les dice que donar a través de la red es una forma legítima de participación, lo hacen.

Aunque parezca sorprendente, no es difícil imaginar algo similar en Europa, a pesar del pequeño porcentaje que representan hoy las pequeñas donaciones en la financiación de los partidos. En el periodo 2018-2021, este tipo de aportaciones no representó más que el 1% de los fondos totales.

Pero aunque el punto de partida sea indudablemente bajo, hay motivos reales para la esperanza. En los últimos años ha habido numerosos ejemplos, como el de Sumar en España, el Partido Laborista en el Reino Unido y organizaciones de la sociedad civil de toda Europa, que han convertido el micromecenazgo en un elemento crucial.

Algunas campañas locales han contado también con una cantidad cada vez mayor de pequeños donantes. En junio, Vittoria Ferdinandi, de 37 años, ganó unas sorprendentes elecciones a la alcaldía de Perugia (Italia), impulsada en parte por una sólida y dinámica campaña de captación de fondos.

"La maquinaria de los partidos no se ha puesto al día, lo que supone un obstáculo para que quien quiera contribuir se involucre en una campaña"

Pero el problema en Europa es que muchos de estos casos son iniciativas aisladas y no parece fácil que acaben siendo un movimiento sostenido capaz de cambiar las cosas. Quienes desean hacer una contribución siguen disponiendo de una variedad relativamente escasa de formas de voluntariado.

La maquinaria de los partidos no se ha puesto al día y, en muchas ocasiones, eso es un obstáculo para que la gente con ideas afines y que quiere contribuir se involucre en una campaña.

Muchas veces, a los líderes de los partidos les da vergüenza pedir dinero, o creen que eso es rebajarse. Esto es algo que hay que arreglar si queremos que mejore la suerte de los partidos progresistas y los movimientos sociales de todo el continente.

Los partidos necesitan que la gente les ayude. Pero si les da miedo pedírselo, nunca lo hará.

El primer paso es reconocer que los donantes son voluntarios y que pedirles una pequeña donación es la forma más rápida de hacer que participen en una campaña y se conviertan en defensores de una causa concreta. El mismo espíritu que lleva a la gente a hacer donaciones en Estados Unidos, y que ActBlue está encauzando tan acertadamente en beneficio de los políticos demócratas americanos, existe también en Europa, esperando a que lo desbloqueemos.

Hasta ahora, las cifras de Kamala Harris demuestran que existe una corriente de apoyo con un potencial inmenso que puede ser un factor importante en la campaña. Su candidatura a la Casa Blanca nos está mostrando lo que es posible hacer aquí, en Europa, y de qué forma tan tangible pueden utilizar los partidos los apoyos con los que cuentan y a personas que no están en condiciones de prestar su tiempo ni su voz.

Nos conviene tomar nota, reevaluar nuestra forma de trabajar y tomar medidas para sofocar el estruendo de la extrema derecha, donación a donación.

*** Patrick Frank es experto en captación de fondos de pequeños donantes y ha trabajado en las campañas presidenciales de Barack Obama.