Mientras Vladímir Putin progresa en la conquista de parte de Ucrania, Rusia continúa reorganizando su economía para continuar con la guerra de agresión.
Rusia ha anunciado ya que aumentará en 2025 su presupuesto de Defensa en un 25%, una cifra récord, hasta los 13,5 billones de rublos (140.000 millones de dólares). Alrededor del 40% del presupuesto estatal.
Ucrania sigue luchando contra los continuos avances rusos, a pesar de la escasez de armas y de hombres. Y por eso la comunidad internacional debería incrementar su contribución a la lucha. La no financiación de la maquinaria bélica rusa ha sido durante mucho tiempo una parte esencial de esa lucha.
Pero el flujo de dinero occidental sigue llenando las arcas rusas más de dos años después de que el presidente Volodímir Zelenski rogara al Congreso de Estados Unidos que "ni un solo céntimo" fuera a parar al presupuesto militar de Rusia.
Se ha hablado mucho del éxodo empresarial de las empresas en Rusia. Pero la realidad es que más de dos mil empresas extranjeras siguen operando allí. Los impuestos que las empresas extranjeras pagan en Rusia asciende a 20.000 millones de dólares anuales, según un análisis de la Escuela de Economía de Kiev, que examinó los impuestos pagados en 2022 y 2023.
En 2022, los tres principales actores económicos extranjeros en Rusia fueron Estados Unidos, Alemania y Suiza. En 2023, fueron Estados Unidos, Alemania y China.
"Muchas de las empresas occidentales que siguen operando en Rusia pertenecen al sector de los bienes de consumo de rápida rotación y fabrican productos como jabón, chocolate y galletas"
Estas cifras dejan claro que las empresas no son simples espectadores en Rusia, sino que ayudan a la economía rusa a alimentar esta guerra de agresión contra Ucrania.
Muchas de las empresas occidentales que siguen operando en Rusia pertenecen al sector de los bienes de consumo de rápida rotación (FMCG). Esas empresas fabrican productos como jabón, chocolate y galletas, que han sido clasificados como "bienes esenciales" para la población rusa.
El director general de la alemana Ritter Sport, Andreas Ronken, afirmó recientemente que "a los niños rusos también les gusta comer chocolate", razón por la que la empresa sigue operando allí.
Dirk Van de Put, consejero delegado de la multinacional estadounidense Mondelez, que fabrica Oreo, Milka y queso fresco Philadelphia, ha declarado que a los inversores no les "importa moralmente" que la empresa siga en Rusia.
Aunque lamentablemente esto pueda ser cierto, los gobiernos occidentales deberían tomar nota, porque socava las políticas que están aplicando respecto a la guerra en Ucrania. La venta continuada de estos productos extranjeros también legitima la guerra a los ojos de los rusos de a pie.
Las contribuciones al impuesto de sociedades de las empresas extranjeras no son la única forma en que el dinero sigue canalizándose hacia Rusia.
El Kremlin ha ingresado casi 800.000 millones de dólares por la venta de petróleo, gas y carbón desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022, según datos del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio.
Más de 200.000 millones de dólares de ese total proceden de la UE.
Occidente ha impuesto duras sanciones a las exportaciones de petróleo de Rusia, pero estas medidas no se aplicaron al flujo de gas ruso por gasoducto o GNL hacia Europa.
Hay otras fuentes de dinero relevantes. Una de las más destacadas es el denominado "agujero legal del refino", que ofrece a países como India o Turquía la posibilidad de refinar el crudo ruso rebajado y venderlo legalmente a Occidente en forma de gasóleo y gasolina.
Rusia también cuenta con el apoyo de sus dictaduras amigas. China ayuda a Rusia a adquirir tecnología occidental. Irán y Corea del Norte suministran municiones y misiles, y en el caso de esta última, incluso tropas.
La guerra requiere recursos. Con sus reservas de petróleo y gas, y sus probados mecanismos para eludir las sanciones occidentales, Rusia aún los tiene.
La situación por parte de Ucrania es totalmente diferente. Ucrania depende de la sinceridad de las promesas de sus socios internacionales para recibir dinero y armas.
Una forma de crear un flujo más fiable de recursos financieros sería liberar los 300.000 millones de dólares en activos estatales congelados de Rusia para que Ucrania los destine a su defensa y reconstrucción. La mayoría de los activos rusos congelados se encuentran en Bélgica. El país y su depositario financiero ya han recibido más de 5.000 millones de euros en gravámenes por estos fondos congelados.
El plan del G7 para entregar a Ucrania 50.000 millones es alentador. Pero cualquier esperanza de que estos activos congelados puedan utilizarse como palanca para obligar a Putin a detener su guerra en Ucrania se desvaneció hace tiempo.
Occidente debe tomar medidas más audaces para cortar el movimiento de dinero hacia Rusia a través del impuesto de sociedades y las compras indirectas de petróleo y gas.
Al mismo tiempo, debe garantizarse de forma más fiable la financiación de Ucrania. Y los activos estatales rusos congelados ofrecen una clara oportunidad para hacerlo.
Son la resistencia ucraniana y las acciones de los ucranianos de a pie los que han inspirado al resto del mundo a situarse en el lado correcto de la historia.
Ucrania necesita que sus aliados utilicen todas las armas de las que disponen para apoyar a Ucrania y poner fin de forma rápida y decisiva a la agresión rusa.
*** Oleksandra Matviychuk es una defensora de los derechos humanos que trabaja en Ucrania y en la región de la OSCE. Dirige la organización de derechos humanos Center for Civil Liberties, galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2022.