Un rugido en defensa de la independencia judicial
Discurso de el director de EL ESPAÑOL en edición de 2024 de los Premios Leones, con motivo del IX Aniversario del diario.
Autoridades, premiados, patrocinadores, queridos amigos. Yo quería hablar hoy un poco menos, pero la actualidad me obliga a llegar a diez minutos.
Excelentísimo señor presidente del Tribunal Constitucional, su presencia en este acto nos enaltece a todos, pues sitúa nuestras cuitas y anhelos bajo la tutela de esa Carta que dentro de poco más de un año, en la primavera de 2026, será Magna entre las Magnas, pues se convertirá -ahí es nada- en la Constitución más longeva de la Historia de España.
Ese será un gran hito que todos deberíamos empezar a pensar como conmemorar y el TC bien podría promoverlo.
Además, señor Conde-Pumpido, sus recientes palabras en el acto de toma de posesión del magistrado Macías, también aquí presente, han supuesto un oportuno y alentador recordatorio de que "la jurisdicción constitucional implica un alto grado de sumisión de la política al Derecho" porque "es el poder el que se ha de someter a la razón y no la razón al poder".
Son las mismas palabras del rey Arturo que tanto fascinaban al presidente Kennedy. Gracias por pronunciarlas y tenerlas tan presentes. Desde luego, ese es nuestro credo.
Excelentísima señora presidenta y excelentísimo señor vicepresidente del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial, contar con su asistencia es un honor por lo que significa la Justicia independiente en ese Estado de Derecho. Una Justicia en la que las únicas cartas marcadas, y bien marcadas, vaya que si están marcadas, son las leyes y la jurisprudencia. Podría parecer una obviedad, pero, hoy 11 de diciembre de 2024, alguien debe hacerlo constar en acta.
Pero además, señora Perelló, señor Berberoff, su presencia tiene un enorme sentido simbólico, en la medida en que sus nombramientos por amplio consenso han supuesto un rayo de esperanza que indica que los valores del pacto y la transversalidad, del pluralismo y la templanza, a los que se aferra EL ESPAÑOL, continúan vivos en nuestras instituciones clave.
Excelentísima señora presidenta de la Comunidad de Madrid, muchas gracias por acompañarnos. Qué alegría tenerla aquí y poder agradecerle públicamente todo lo que viene haciendo, contra viento y marea, por defender la libertad e impulsar la prosperidad en nuestra pujante autonomía.
Señor líder de la oposición, no quiero pasar por alto su presencia sin subrayar que desde EL ESPAÑOL somos conscientes de que la suya es la labor institucional con menos resortes materiales para cumplir las acuciantes expectativas que genera. Pero a la vez pensamos, y no dejaremos de recordárselo a los lectores, que esa dificultad acrecienta el enorme mérito de su valiosa e indesmayable tarea.
Señor presidente del Real Madrid, querido Florentino Pérez, un año más estamos aquí juntos, unidos por unos ideales, por una manera de mirar la realidad y valorar la honradez, la inteligencia y el esfuerzo que van más allá del deporte y el periodismo. Qué orgullo coincidir tantas veces en el centro.
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Este acto estaba programado para el 30 de octubre y fue suspendido treinta horas antes cuando tuvimos noticia de las primeras víctimas mortales de la DANA de Valencia.
Sólo ahora cuando los 222 fallecidos en aquella tragedia con dimensiones de Emergencia Nacional han sido honrados en un solemne funeral presidido por nuestros Reyes...
Sólo ahora que las tareas de reconstrucción se han convertido en una prioridad para todos...
Sólo ahora que las polémicas acaloradas empiezan a dar paso a una reflexión rigurosa sobre las causas del desbordamiento del barranco del Poyo y los remedios necesarios...
Sólo ahora que el dolor y la compasión abren camino a la recuperación del futuro... podemos celebrar este acto, subrayando que, si nuestros premios no se hubieran fallado ya antes, habría uno muy especial dedicado al idealismo generoso de los voluntarios.
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Señoras y señores, algunos de los presentes tuvimos la suerte de asistir el viernes 25 de octubre en Oviedo a los Premios Princesa de Asturias.
No sólo porque era la primera vez que la Princesa Leonor los entregaba tras haber jurado la Constitución, sino porque se abrieron las aguas del protocolo y escuchamos cosas importantes.
La primera la dijo la joven princesa al hacer suya la advertencia del premiado Michael Ignatieff: "Hay quienes utilizan la democracia para destruirla".
Alerta, ciudadanos, ante lo que pueda ocurrir fuera y dentro de España. Hace tiempo que no resulta tan crucial que la prensa, la vituperada prensa, la zarandeada prensa, la desvalijada prensa independiente, cumpla con su obligación como guardián de la democracia.
Os prometo que desde EL ESPAÑOL seguiremos apelando al consenso y a los pactos de Estado tanto de los comparecientes como de los no comparecientes.
Os prometo que lucharemos para que seamos los españoles en su conjunto, todos los españoles como Nación constituida, y no sólo una parte de ellos, quienes continuemos estando en el lado correcto de la Historia.
Es en ese lado correcto de la Historia, el de la concordia, en el que venimos estando desde 1978. Ya nos quedan menos de cuatro años para alcanzar ese medio siglo de convivencia legal en libertad cuya conmemoración nos unirá en 2028 con merecido alborozo.
Pero también os prometo que, hoy y hasta entonces, seremos, como siempre, el "defensor de la ciudad", iluminando la oscuridad, proporcionando elementos de juicio, cumpliendo nuestro deber de crítica y denuncia, como líder absoluto -un mes tras otro- de la prensa española.
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La segunda reflexión clave la hizo en Oviedo el Rey Felipe, recapitulando con nostalgia sobre los premios cuyo testigo ha cedido a su hija. Dijo que su esencia reside en reconocer el valor de la "persona" en sus múltiples proyecciones.
De nuevo me sentí interpelado. Coincido con Ignatieff y su biografiado Isaiah Berlin: "los hombres no sólo viven para luchar contra los males", también viven "para elegir sus propias metas". Esa defensa de la libertad individual -seguro que le gustará a la presidenta Ayuso- es lo que coralmente ensancha y mejora nuestra civilización.
Así tratamos de ponerlo de relieve cada año con la entrega de estos Leones a aquellos a los que nos gustaría parecernos.
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Es sin duda el caso de Antonio Huertas, el líder empresarial que, empezando desde abajo, entendió que la identidad de Mapfre era su arraigo en la sociedad.
El líder que ha hecho crecer a la compañía hasta convertirla en una gran multinacional capaz de asegurarnos y protegernos ante los viejos y los nuevos peligros.
El líder empeñado en contagiar su compromiso social, galardonando a quienes dejan huella en los demás.
El líder que dice lo que piensa y critica con valiente serenidad la peligrosa propuesta de esa "España multinivel" que nos desnivelaría a todos.
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También reconocemos esos méritos en el proyecto Profuturo, concebido desde la Fundación Telefónica por César Alierta y desde la Fundación la Caixa por Isidró Fainé, dos personalidades con luces largas que se unieron para aplicar la eficiencia a construir un mundo mejor. De ahí el sentido de la anticipación de Profuturo.
Porque, ¿de qué mejor manera podría fomentarse la estabilidad del planeta, en la era de las migraciones, sino financiando las habilidades digitales en los países menos desarrollados, de forma que no sea necesario desplazarse azarosamente para vivir con dignidad y crear riqueza alrededor?
Profuturo es la caña de pescar 3.0 y por eso merece nuestro agradecimiento y admiración.
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Otro tanto cabe decir, en el ámbito del deporte, de los marchadores que ganaron el oro, María Pérez y Alvaro Martín, en la primera competición mixta, a la sombra de la Torre Eiffel.
Que subieran a lo alto del podio de la mano, tras haberse dado el relevo de la mano, es la mejor metáfora de cómo la igualdad puede ser la palanca perfecta hacia el éxito conjunto de hombres y mujeres en cualquier actividad.
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Y queda hablar de Rudy Fernández a quien hoy entregamos el primer León de EL ESPAÑOL a toda una trayectoria. Thanks for the memories.
Desde aquella luminosa irrupción en la Copa del Rey de 2004, hasta esos quince minutos de aplausos sin precedentes en su despedida en 2024. Cruz y yo estábamos allí, encandilados, y nos acordaremos siempre.
Pasando, claro, por sus éxitos en la NBA, su edad de oro en el Real Madrid y sus hazañas en la Selección, incluidas las seis participaciones en los Juegos. Ningún otro español ha subido tantas veces al Monte Olimpo.
Las antologías de sus mejores jugadas incluyen siempre sus triples afilados y certeros como misiles y sus entradas a canasta, audaces y rotundas. Pero los aficionados al baloncesto tampoco olvidaremos su abnegación en la defensa, sus reflejos en las interceptaciones, su heroico rodar por los suelos para recuperar balones huidizos.
Rudy o el tesón del rugido de la magia en equipo.
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Todo lo que vosotros habéis hecho, al realizaros como personas, amplía el espejo de la ejemplaridad y fortalece al león interior que cada uno lleva dentro. Al final cada rugido es un eco de lo que los reyes de la selva imbuís en los demás.
Queridos amigos, el año próximo estaremos de celebración porque EL ESPAÑOL cumplirá su primera década de vida. Esperamos que, como hoy, podamos seguir en lo alto del podio, cumpliendo con nuestra obligación.
Todos sabemos que vienen tiempos difíciles. Frente a la polarización, la cancelación del disidente, la transformación del adversario en enemigo y el borrado de los mejores, clamaremos en el vergel de una democracia adulta por el proyecto común de la España constitucional.
Por eso, como también dijo la Princesa de Asturias, "hoy premiamos la Emoción de la Esperanza". Busquémosla juntos. Hagámoslo juntos.