El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en el parlamento autonómico catalán.

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en el parlamento autonómico catalán. Europa Press

Tribunas LA TRIBUNA

Cataluña sigue pagando la factura económica del 'procés'

La condonación de la deuda catalana es un intento de traspasar los costes de su deterioro económico al resto de los españoles.

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El deterioro del Estado de derecho se acaba pagando, también en nivel de vida. Aunque los efectos no son inmediatos, sí que son importantes e inexorables, y complicados de revertir.

El ejemplo más claro es la fase final del procés per la independència de Cataluña, que supuso un incumplimiento gravísimo de las reglas democráticas y de convivencia. Esto tuvo un coste importante en lo que denominamos seguridad jurídica, es decir, que los ciudadanos y empresas sepan a qué atenerse. El resultado más llamativo fue la fuga de empresas de Cataluña.

Pero, más allá de esto, queda una pregunta clave. ¿La economía catalana se vio perjudicada? ¿Se vive mejor ahora en Cataluña a nivel económico? 

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, durante una comparecencia en el parlamento autonómico.

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, durante una comparecencia en el parlamento autonómico. Gala Espín

La respuesta se puede ver con los datos de la contabilidad regional de España del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En 2016, antes del final del procés, el PIB per cápita de Cataluña era de 28.781 euros, un 119% de la media de España. En términos económicos, Cataluña era una región rica con PIB per cápita muy cercano al del País Vasco y Navarra, 30.833 y 29. 556 euros, aunque lejos de Madrid, con diferencia la Comunidad más rica.

Siete años después, en 2023, el PIB per cápita de Cataluña se ha incrementado un 22,73%, frente al aumento del PIB español en ese periodo del 28%.

Estoy dando los datos en euros corrientes, pero para que el lector se haga una idea, los precios entre 2016 y 2023 se incrementaron (también según el INE) en un 19%.

Esto se traduce en que, en España, en principio, se vive un poquito mejor, mientras que, en Cataluña, el crecimiento económico real se estancó entre 2016 y 2023

"El PIB per cápita de Aragón o Baleares ya es casi el mismo que el catalán"

En 2023, el PIB por habitante de Cataluña era un 114,1% de la media española. Este porcentaje es el más reducido de la serie histórica (que el INE inicia en 2000). Esto son 4,9 puntos menos que en 2016.

Si Cataluña hubiese crecido al mismo ritmo que el resto de España en este periodo, cada catalán hubiese producido (y en principio tendría de renta en media) unos 1.500 euros al año. Para que nos hagamos una idea rápida, la economía catalana sería mayor en unos 12.000 millones de euros

El ranking entre Comunidades Autónomas no ha variado. Cataluña sigue siendo la cuarta comunidad más rica de España, tras Madrid, el País Vasco y Navarra.

Sin embargo, en términos relativos está cada vez más lejos de todas ellas.

Además, el PIB per cápita de Aragón o Baleares ya es casi el mismo que el catalán.

Como el PIB por persona en Cataluña ha crecido menos que el del resto de España todos los años desde 2016, lo previsible es que esta tendencia de estancamiento de Cataluña continúe.

Esto no es fácil de revertir, aunque desde luego, como señalaba Albert Einstein, no se pueden esperar distintos resultados si siguen realizando las mismas políticas.

¿Esto tiene algo que ver con el sistema de financiación autonómico? ¿Esto se debe a que Cataluña está infrafinanciada? La respuesta rápida es NO y NO.

Cataluña recibe recursos por encima de la media del sistema de financiación (en alrededor de un 10%) esencialmente porque ha subido los impuestos, especialmente el impuesto sobre la renta. Dentro del IRPF, Cataluña tiene el primer tramo de la tarifa más elevado de España. Como todos los contribuyentes pasan por el primer tramo de la tarifa, con esta política se recauda mucho. Prácticamente todos los contribuyentes se ven afectados, pero más lo menos favorecidos

Carles Puigdemont en su casa de Waterloo en una visita de líderes independentistas en 2021.

Carles Puigdemont en su casa de Waterloo en una visita de líderes independentistas en 2021.

Por supuesto, si los contribuyentes catalanes son más ricos, aportan más en un sistema fiscal progresivo. Sin embargo, nuestro sistema de financiación, que dista de ser perfecto y necesita una reforma, da financiación a las comunidades en función de sus necesidades de gasto.

Para ello, simplificando, las comunidades tienen que aportar el 75% de su capacidad recaudatoria, antes de subir o bajar impuestos. Esto hace que una subida o una reducción de impuestos le dé más o menos recursos exclusivamente al gobierno autonómico que la decide.

Bien, los contribuyentes de las comunidades aportan al sistema de financiación en función de su capacidad económica, y estas perciben en función de sus necesidades de gasto. Esto determina un "déficit" de las comunidades más ricas, pero Cataluña va camino de corregirlo, haciéndose cada vez menos rica en términos relativos

En su día, en 2017, cuando las empresas iniciaron su fuga de Cataluña, no hubo efectos financieros relevantes. El impuesto de sociedades es estatal, con lo que la fuga de empresas no afectó a la financiación autonómica.

Pero, a medio plazo, como demuestran los datos, la actividad económica ha acabado siguiendo a las sedes de las empresas, lo que ha empobrecido a Cataluña en términos relativos.

"Es muy complicado atraer empresas y talento si incluso en profesiones donde hay déficit de personal, como en la sanidad, se exige un nivel C (avanzado) de catalán"

¿Por qué las empresas no vuelven? Porque hay barreras de vuelta de varios tipos. Desde tipos más elevados para los profesionales en el IRPF hasta la utilización del catalán como barrera lingüística para proteger el mercado de trabajo.

Es muy complicado atraer empresas y talento si incluso en profesiones donde hay déficit de personal, como en la sanidad, se exige un nivel C (avanzado) de catalán.

Por cierto, en la parte menos conocida del famoso acuerdo PSC-ERC que le dio la presidencia a Salvador Illa se insiste, entre otras cuestiones, en la política de inmersión lingüística en catalán en la educación, y la Generalitat se compromete a no deflactar el IRPF.

Por ser suave, existen políticas alternativas que permiten atraer talento y no expulsarlo.

Pero la barrera más importante es la confianza en las instituciones.

El planteamiento de los partidos nacionalistas catalanes, que condicionan la acción de gobierno tanto del gobierno central como del de la Generalitat, es que ho tornarem a fer ("lo volveremos a hacer").

Es decir, se publicita abiertamente, otra vez, el incumplimiento de las leyes y la democracia.

No se nos debería olvidar que un instrumento clave para frenar el desafío a la legalidad y a la democracia que supusieron las leyes de desconexión del procés fue precisamente la Agencia Tributaria en Cataluña.

Por eso, y porque la OPA hostil de la Generalitat a la Agencia Tributaria es un elemento clave del acuerdo de financiación singular, o cupo, para Cataluña, y aunque resulte paradójico, este acuerdo tampoco está contribuyendo a atraer empresas y actividad económica para Cataluña.

Este acuerdo, y la condonación de la deuda, no dejan de ser un intento de traspasar estos costes de deterioro económico al resto de los españoles.

Más allá de los efectos del acuerdo del cupo para Cataluña, incluyendo una posible resurrección del procés, y del que seguiremos hablando en otra ocasión, lo que no se nos debería olvidar es que el deterioro institucional y del Estado de derecho siempre se acaba pagando.

Y la factura no es barata.

*** Francisco de la Torre Díaz es economista e inspector de Hacienda.