José Antonio Fernández Hódar.

José Antonio Fernández Hódar.

Tribunas OBITUARIO

In memoriam: José Antonio Fernández Hódar, el analista bursátil 'con efecto propio'

Hódar fue un periodista económico riguroso. Escribía la verdad sobre el poder económico con gracia, valentía y elegancia, y no cedió jamás ante las presiones. 

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He bromeado muchas veces con José Antonio Fernández Hódar que de mayor quería ser como él. He tenido la suerte de trabajar muchos años a su lado, muy cerca de los ordenadores donde guardaba su bola de cristal del parqué español. En periódicos competidores y en el mismo grupo editorial.

Admiraba su rigurosidad como periodista económico-bursátil, su gracia y su valentía para escribirle la verdad al poder económico. Con elegancia. Su capacidad para no ceder ante las presiones.

Porque mucho se habla de las presiones políticas, pero pocos como José Antonio conocían lo que eran de verdad las andanadas del poder. Cuando el poder económico se plantaba con mayúsculas ante ti y llamaba a la cúpula de tu periódico para recordarles quiénes eran.

Debía tener una pila de argumentos muy sólidos para mantener el titular. Los lectores muchas veces no son conscientes del desgaste diario que supone mantener la credibilidad de una firma periodística. Había muchos millones en juego en cada frase, cuando describía que los resultados o perspectivas de las empresas eran diferentes a las que ellas trataban de difundir.

Mi comandante apenas ha querido asomarse a este 2025. Hódar ha fallecido en Valencia, su tierra de adopción, desde donde ejerció su segunda profesión. La que le llevó a tener su propio 'efecto'. 

"Si José Antonio auguraba que las acciones de una compañía iban a subir, subían. Y si pronosticaba una caída, bajaban"

Durante muchas décadas, cuando internet no existía y la Bolsa se creaba en corros y después en el Mercado Continuo, todos los días los inversores sufrían o se beneficiaban del 'efecto Hódar'.

Si José Antonio auguraba que las acciones de una compañía iban a subir… subían.

Y si pronosticaba una caída… bajaban.

Además del cumplimiento de sus vaticinios, su influencia era tal que bastaba con que escribiese un pronóstico en su columna del diario Expansión para que muchos comprasen o vendiesen acciones y provocasen ese efecto.

Nacido en Motril, siguió los pasos de la tradición paterna y entró en la carrera militar, en artillería, donde llegó a ser comandante. Emigró a Valencia, donde en muchos aspectos aprendió a ser analista bursátil de forma autodidacta. Hace cincuenta años no había otra forma de aprender de Bolsa.

Su Manual del buen bolsista (Pearson, 2001) va ya por la decimosexta edición. Ha sido libro de cabecera de miles de inversores. Entrar por análisis chartista, salir por fundamentales…

Pero un obituario de José Antonio no puede ser triste, porque no reflejaría al personaje.

Contaré varias anécdotas que le definen.

Cuando en 2007 lanzamos en El Mundo el suplemento Mercados, John Müller y yo no pudimos encontrar a ningún analista bursátil tan independiente como José Antonio. No existía. Todos tenían algún sesgo que nos hacía dudar.

Por eso al final fichamos a Carmen Ramos, su actual pareja y principal discípula de su esencia. Hódar fue una figura muy superior a todos los de su generación.

Su fidelidad al trabajo era tal que estuvo al pie del teclado incluso en sus peores momentos. Viví personalmente cuando sufrió un infarto, a las puertas del periódico en Valencia. Con la cara totalmente blanca, le ayudamos a subir a la ambulancia y seguía dándonos indicaciones sobre su pieza del día siguiente en Expansión.

Valencia fue para Hódar un gran refugio. La distancia con Madrid le permitía mantener la separación que en ocasiones debe imponer el periodista/analista respecto a los directivos y empresarios. Si alguien quería verle, debía ir a Valencia.

Una noche la pasó totalmente en vela junto a un gran empresario madrileño del IBEX. A punto de arruinarse, portaba una pistola con la que estaba dispuesto a suicidarse aquella noche. José Antonio, que no le debía haber escrito cosas agradables, porque la empresa al final cayó y el susodicho se arruinó, estuvo toda la noche por las calles de Valencia convenciéndole de que no lo hiciese. Y volvió a ejercer su efecto.

Entre la artillería y las presiones, José Antonio Fernández Hódar vivió el riesgo tan de cerca, tan a diario, que en ocasiones daba la impresión de no temerle.

"El lunes, el IBEX abrirá de luto, porque ha perdido a uno de los analistas que más ha influido en las órdenes que se han dado en la historia del parqué español"

Una mañana de sábado me invitó a volar en su avioneta en el aeródromo de El Rebollar. Era uno de los primeros ultraligeros que disponía de su propio paracaídas, y estuvimos a punto de tener que estrenarlo. Tomó los mandos, despegamos y todo parecía fácil, hasta que al aterrizar nos quedamos sin pista. Una vez parado el motor, me confesó que se le habían roto los frenos. Logró que aterrizáramos sin frenos.

El almuerzo posterior fue de los mejores.

La informática no era lo suyo. Mantuvo durante décadas el mismo sistema de análisis en sus ordenadores sin apagarlos. No podíamos desenchufar la máquina bajo ningún concepto por miedo a que se perdiese todo ese histórico que ha marcado el valor de las empresas en España.

El lunes, el IBEX abrirá de luto, porque ha perdido a uno de los analistas que más ha influido en las órdenes que se han dado en la historia del parqué español.

José Antonio Fernández Hódar entró en Bolsa porque le deslumbraron los gráficos. Entró por análisis chartista. Y nos ha dejado, por fundamentales, porque su cuerpo hace tiempo que venía vaticinándolo.

Buen viaje mi comandante. Gracias por todo lo que hemos aprendido y vivido contigo.

*** José Antonio Fernández Hódar nació en Motril en 1942 y ha muerto en Valencia, en enero de 2025, a los 82 años.