Vladímir Putin durante su rueda de prensa anual de 2024.

Vladímir Putin durante su rueda de prensa anual de 2024. Reuters

Tribunas LA TRIBUNA

Cataluña, en manos de Putin

En España se ha barrido bajo la alfombra, para beneficio de Pedro Sánchez, la conexión de Junts y el independentismo catalán con el Kremlin. 

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Hace sólo unos días, el canal temático ARTE France estrenó el documental titulado Europa, ¿en manos de Putin?

Su primer episodio trata de la trama rusa del proceso independentista catalán. Tal vez por haberse presentado durante las fechas navideñas, la investigación de los documentalistas franceses ha tenido escaso eco en la prensa nacional, a pesar de nuestra fascinación colectiva (habitualmente injustificada) por la cobertura extranjera de asuntos que nos atañen.

El trabajo de Laure Pollez y Christophe Barreyre se suma así al dosier firmado por Michael Schwirtz y José Bautista en el New York Times, que documentó las negociaciones entre los entornos de Carles Puigdemont y Vladímir Putin a partir de informes europeos de inteligencia.

Los periodistas franceses coinciden con los estadounidenses al señalar a los interlocutores principales: Josep Lluis Alay, Gonzalo Boye y Víctor Terradellas por parte de Puigdemont, y Sergey Markov, Alexander Dimitrenko y Nikolai Sadovnikov en representación del Kremlin.

No fueron, ni mucho menos, los únicos.

Las pesquisas llevadas a cabo por el Parlamento Europeo, auspiciadas por Soraya Rodríguez, Maite Pagazaurtundua y otros europarlamentarios del Grupo Renew en la anterior legislatura, concluyeron que Rusia buscaba alentar la fragmentación de un país miembro de la UE y de la OTAN, conforme a su estrategia de desestabilización mediante guerra híbrida.

Para ello se servirían del independentismo catalán, una de las grietas por las que se desangra el estado autonómico, percibido (con razón) por regímenes hostiles como la gran debilidad sistémica del estado español.

Tanto el New York Times como ARTE y el Parlamento Europeo convergen al detallar los puntos de la agenda de aquellas reuniones:

1. El apoyo ruso al grupo violento Tsunami Democràtic.

2. El asesoramiento del grupo de inteligencia militar Unit 29155.

3. La asistencia de bots rusos en campañas de desinformación contra España.

4. El apoyo financiero al procés, canalizado en parte a través de figuras vinculadas a la mafia rusa.

5. La creación de estructuras financieras basadas en criptomonedas que escaparan a los controles español y europeo.

6. Y, finalmente, la propuesta más estrafalaria, con el envío de hasta diez mil mercenarios (presumiblemente del Grupo Wagner) para consolidar la frontera de la nueva República de Cataluña.

"El gobierno español se ha apresurado a tachar la constatada conexión rusa con el independentismo catalán de fantasía conspiranoica"

El recorrido político y periodístico de este asunto en España ha sido escaso. El proceso de barrido bajo la alfombra de estos hechos, difícilmente amnistiables, se aceleró tras la investidura de Pedro Sánchez en 2023, que requirió de los votos de Junts a cambio, en principio, de dicha medida de gracia.

Tanto el gobierno español como las instituciones de él dependientes se han apresurado a tachar los hechos constatados de fantasías conspiranoicas.

Así, el pasado mes de noviembre, la Fiscalía Anticorrupción exigía al juez Joaquín Aguirre que archivara la causa del caso Voloh, y la Audiencia de Barcelona le amenazaba con encausarle si hacía caso omiso.

Tan sólo unos pocos investigadores comprometidos con la verdad, reunidos en torno a la asociación Foro de Profesores, han seguido indagando en esta injerencia, una de las más graves en territorio europeo en varias décadas.

El acreditado politólogo José Javier Olivas encabezó una cruzada casi en solitario para impedir que la trama rusa del procés, y el trampantojo del caso Pegasus, pasaran a engrosar la lista de mentiras oficiales a mayor gloria de la conveniencia política de la mayoría que sustenta al actual gobierno.

No le salió gratis: el propio profesor Olivas sufrió una campaña orquestada de desprestigio alentada en redes por cuentas vinculadas a Edward Snowden y Julian Assange, así como por exfuncionarios de países, estos sí, en teoría aliados de España.

Hoy, y a pesar de resquicios de esperanza como el de ARTE France, el panorama de esta causa es desolador.

Ni Soraya Rodríguez ni Maite Pagazaurtundua están ya en el Parlamento Europeo.

Josep Borrell, que en 2017 se dio un baño de masas junto a Sociedad Civil Catalana, calló sepulcralmente sobre este asunto desde su puesto como máximo funcionario de la diplomacia europea.

El blanqueamiento de Puigdemont culminará con la anunciada visita de Pedro Sánchez a Waterloo en 2025.

Cuando ho tornin a fer, todo les será mucho más fácil.

*** Carlos Conde Solares es presidente del Consejo Nacional de Izquierda Española.