Hoy estamos con D. Beltrán Cruz-Stuart, que va a tratar de aclarar el orden, la prevalencia, de la nobleza de títulos políticos para todos los lectores de EDCM. Comience cuando quiera D. Beltrán.

Trataré de explicarme, querido amigo, para la gente de a pie que lee su gacetilla digital. Los alcaldes de las aldeas y pequeños pueblos adquieren por su fuero electo la categoría de Hidalgos. No es mucho, pero les reconforta, pobres. Sin embargo, si por mor de su afinidad con otros pares ascienden a cargos en las diputaciones, cosa que no es tan fácil en este nivel, pasan de derecho a la categoría de Señorío. Esta misma la tienen concedida de hecho los alcaldes de pueblos de tamaño algo mayor.

Cada diez mil habitantes de aumento por municipio, el rango se eleva: así tenemos las mal llamadas Baroníaslos Vizcondadoslos Condados y los Marquesados. A medida que ascendemos el prestigio del título, aparecen los símbolos asociados, que por innata discreción de nuestros regidores no siempre son visibles: coche oficial, jamón de bellota, los asesores o los ahora mal llamados “community managers”. Aquí llegaremos a las capitales de provincia, culmen del primer escalafón, donde encontraremos a los Duques y Duquesas. Estos -ya sé que no es fácil de seguir querido- pueden entrar en la Grandeza de España si tienen sillón en las ejecutivas de los partidos. Y, para terminar, los Principados están reservados a las alcaldías de las grandes capitales de la nación. 

Convendrá usted conmigo que un mal resultado electoral, no es que te haga caer, es que te despeña. Con razón ha dicho Xavier Trias, que estaba en el sastre ajustando su capa de armiño: "Si no salgo alcalde, que os den a todos".

-----------------------------

Detrás de esta viñeta están Benjamín y Mercedes. Son padre e hija. Benjamín dirige el estudio Arquitectos San Lorenzo 8. Mercedes es ilustradora y diseñadora gráfica. El texto queda a cargo de Paula, la hija mayor, que se dedica a la seguridad alimentaria. La idea de cada semana: un asunto de familia.