Sánchez ha presentado unas medidas en el Debate sobre el estado de la nación que no parecen tan destinadas a las necesidades económicas del país como a garantizar su supervivencia parlamentaria. Es decir, a la complacencia de sus socios habituales.
Las perspectivas invitan a la inquietud en un contexto de inflación desbocada y a las puertas de una crisis que en Alemania ya califican como "la peor desde la 2ª Guerra Mundial". ¿Son sus propuestas necesarias o interesadas?
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No hay planes de contención de gasto, como sería deseable en este escenario, y sí propuestas altamente eficaces si el propósito final es disuadir a los inversores.
La noticia de la creación de nuevos impuestos para el sector de la banca vino acompañado de un desplome en bolsa muy superior a las ganancias que pretendía ingresar el Gobierno. Tampoco tienen sentido las tasas adicionales impuestas a las energéticas. ¿Está Sánchez utilizando las medidas propuestas para su supervivencia parlamentaria?