"Te estás equivocando". Con estas palabras de Florentino Pérez comenzó el ocaso de Cristiano Ronaldo (Funchal, Portugal; 1985). La superestrella portuguesa quería que el Real Madrid le subiera la ficha tras sus problemas con Hacienda. Pedía un contrato como el de Leo Messi en el Barça, pero el club blanco se lo negó y él cogió las maletas. Cuatro años después queda claro cuál de las dos partes de la negociación se equivocaba.
Un arrebato de ego, a los pocos minutos después de ganar su quinta Champions League, marcó en público su adiós. El protagonismo en el partido se lo habían quitado sus dos compañeros de batalla, Benzema y Bale. Pero tras el pitido final, el luso ensombreció uno de los momentos más especiales de la historia del Real Madrid. Tenía algo que decir y quería hacerlo cuando a nadie le pillara sin una pantalla delante.
De la euforia al bajón. Un alegato en pasado para anunciar su salida del Real Madrid: "Fue bonito". El aficionado, incrédulo ante lo que estaba ocurriendo, olvidó en un chasquido de dedos que su equipo acababa de levantar su tercera 'Orejona' seguida. La salida del luso, a trompazos, fue un augurio de lo que seguiría en su carrera hasta llegar al punto actual: una historia de desilusiones.
Cristiano Ronaldo, un cinco veces Balón de Oro, pero de 37 años, no tiene escapatoria. Su objetivo este verano era salir del Manchester United. Como hace un año de la Juventus. Duró poco la felicidad en la tierra prometida, allá donde empezó a escribir con tinta dorada su historia dentro del fútbol. No fue capaz de meter al equipo en Champions y su orgullo no le permite poner un pie en la Europa League.
Pensaba que le lloverían las ofertas; pero si no ocurrió en 2018 y tampoco en 2021, no iba a ser diferente ahora. Ningún club grande se ha visto atraído por la posibilidad de tener a Cristiano en sus filas. Porque ya no es del antes y porque sigue teniendo una exorbitante ficha. No han ayudado tampoco los problemas que ha dado en Mánchester este verano, hartando a todos con sus pataletas.
Erik Ten Hag, recién aterrizado del Ajax, le quiso recibir con los brazos abiertos. Cristiano le hizo el feo dando la espantada. Tardó 25 días, del 4 al 29 de julio, en aparecer por la pretemporada de los red devils. Lo que terminó por dinamitar la relación con su nuevo entrenador en tiempo récord fue otra falta de respeto: Ronaldo se marchó de Old Trafford cuando todavía se jugaba un amistoso contra el Rayo.
En el United no hacen drama. Se puede sobrevivir sin el '7'. El arranque de temporada fue pésimo con dos derrotas, pero el pasado lunes ganó en casa al Liverpool de Jürgen Klopp. Cristiano, que ante el Brighton y el Brentford jugó 38 y 90 minutos y no evitó sendos desastres, solo disputó cinco en el clásico del fútbol inglés.
La confirmación llegó este mismo sábado, el día que se cumplía un año de su regreso al equipo inglés. El portugués fue otra vez suplente y otra vez el equipo funcionó sin él: el 1-0 que valió para ganar al Southampton llegó antes de su entrada al campo, en el 68'. Ya no es que Ronaldo haya dejado de ser imprescindible, no es siquiera necesario. Las puertas están abiertas... si encuentra un destino.
El peor año para Cristiano
Los últimos doce meses han sido los más difíciles de la carrera de Cristiano. Acostumbrado a ganar, topó con un equipo sin alma competitiva. Pronto empezaron sus aspavientos, que fueron escalando con el paso de las semanas hasta la desesperación total. Estalló de la peor manera, golpeando la mano y reventando el móvil de un niño autista de 14 años que solo quería grabar a su ídolo. El episodio sucedió en la jornada 32, tras la victoria como local del Everton ante el United. Pudo haber pasado desapercibido, pero el '7' topó con una madre herida por el desconsuelo de su hijo.
"No soy un mal padre", trató de explicarle por teléfono el delantero a Sarah, la progenitora del niño. Las excusas no le valieron a la madre, que pretende llevar al astro portugués a los tribunales. Se podría repetir la imagen de Cristiano en los banquillos, después de que en 2019 se declarara culpable de un fraude fiscal de más de cinco millones de euros hacia la Hacienda española.
Golpe duro a la faceta paternal de Cristiano, que tiene cinco hijos (Cris Jr, los mellizos Eva María y Mateo, Alana Martina y Bella Esmeralda, nacida hace cuatro meses). En casa de los Ronaldo, el 2022 también ha estado marcado por una tragedia. La muerte del otro bebé que esperaban en abril Cristiano y Georgina Rodríguez fue un shock. "El dolor más grande que unos padres pueden sentir", manifestaba la pareja a través de un comunicado.
El fútbol quiso homenajear a una de sus grandes leyendas en un momento tan complicado de su vida. En otro Liverpool - United, este disputado en Anfield y del que se ausentó Cristiano para pasar el duelo junto a su futura mujer, ambas aficiones se unieron y dejaron una hermosa estampa. "Mi familia y yo nunca lo olvidaremos", dijo conmovido el portugués tras recibir un atronador You'll Never Walk Alone en el minuto 7.
Volver a Madrid
En la desgracia familiar resurgió el anhelo de la vida que la pareja tenía en Madrid. Allí se conocieron a finales de 2016 y el portugués, durante casi una década, construyó un imperio que iba mucho más allá del fútbol. La capital española es el centro de operaciones de varios de sus negocios, desde los gimnasios hasta los hoteles.
Su marca Pestana CR7, asociada al mayor grupo hotelero portugués, cuenta con dos activos inmobiliarios en Madrid: Pestana Plaza Mayor y Pestana CR7 Gran Vía, abierto este desde 2021 tras una inversión de 13 millones. Cinco gimnasios de su firma CR7 Crunch Fitness y uno de sus centros capilares Insparya también se encuentran en la Comunidad.
Y lo intentó. La prioridad de Cristiano los dos últimos años ha sido volver a la capital, concretamente al Real Madrid. El portugués no tardó en entender que salir del club blanco en 2018 fue un error. Florentino Pérez le ofreció seguir en su día, bajo unas condiciones marcadas y nada despreciables. No lo quiso coger y se bajó del tren, el mismo que no volvería a pasar por su estación.
No lo entendió igual el luso, vistos sus intentos fallidos de regresar. Y eso a pesar de que los primeros años tras salir a la Juventus tuviera una relación tensa con el Madrid. Entre 2019 y 2020 se acercaron posturas, como quedó reflejado con la visita de Cristiano y su entorno al Santiago Bernabéu hace ya dos años y medio durante un Clásico.
Vinicius, ahora ídolo madridista, le dedicó un gol haciendo su característico 'siuu'. Las puertas del club siempre están abiertas para su máximo goleador histórico, con un 'pero': no como jugador.
En 2021, tras tres años en Turín y pasar por un desgaste a todos los niveles, el 'superagente' Jorge Mendes -cada vez menos 'súper'- tocó la puerta del Madrid para ofrecer a Cristiano. El 'no', tan inmediato como rotundo, no sentó bien en el clan Ronaldo. Pero el Real Madrid tenía claro que su etapa de blanco había pasado. No estaba dispuesto a desestabilizar lo que estaba construyendo trayendo de vuelta a alguien de su pasado.
El tiempo volvió a dar la razón al Real Madrid, que ganó hace unos meses la Champions League y La Liga sin Cristiano. El delantero, en cambio, no ha estado ni cerca de volver a tocar la gloria desde Kiev, haciendo buena aquella frase de fuera del Madrid hace mucho frío. Lo más lejos que llegó en la competición europea desde entonces fue cuartos de final, en su primer año como bianconero. Ahora arrastra tres años seguidos cayendo en octavos y no tiene segura su participación en la presente temporada.
El Atleti: ofrecimiento o chantaje
La respuesta del Real Madrid este verano volvía a estar clara y Mendes prefirió llamar a otra puerta, la del Atlético. No se sabe bien el motivo, si una manera de forzar la reacción del club blanco o un ofrecimiento real. Lo primero le dio ya resultado el año pasado, cuando se dijo que iba a firmar por el Manchester City y acabó volviendo al United. El chantaje emocional no funcionó esta vez.
El Madrid no se inquietó con los rumores, ya que en todo caso era un error del propio Cristiano empañar su legado como madridista yéndose a un rival histórico. El Atleti se lo pensó, también Simeone, hasta que la afición tomó el control y encolerizó ante los rumores.
La grada colchonera no estaba dispuesta a convertir en uno de los suyos a un ídolo madridista. Durante días se recordaron una y otra vez los enfrentamientos del luso con los atléticos, especialmente aquella celebración exacerbada con la que Cristiano despidió al conjunto rojiblanco de la Champions 2018/2019.
Cristiano y el Atleti nunca estuvieron hechos para juntar sus caminos. Aquello estaba destinado a acabar mal y, para eso, mejor no empezar nada. Lo entendieron rápido Enrique Cerezo y la familia Gil-Marín de parte de su afición y se dio carpetazo. No fueron ni las primeras ni las últimas calabazas recibidas por CR7 este verano.
Aluvión de negativas
Este sábado se cumplió un año de la vuelta de Cristiano al United. Hasta el 27 de agosto no logró zanjar su futuro y doce meses después el suspense se alargará aún más. No tiene nada claro, más que los 'noes' que se ha ido encontrando por el camino. Mendes le ha ofrecido por toda Europa, pero a cinco días del cierre del mercado sigue sin haber nada concreto.
Cristiano empezó desde arriba. Primero le rechazó el Bayern Múnich, que necesitaba un delantero que sustituyera a Robert Lewandowski, pero no veía a Ronaldo como el indicado. "No encaja en la filosofía del club", decían educadamente todos y cada uno de los directivos bávaros a lo que se preguntaba. Prefirieron al ex del Liverpool Sadio Mané para ocupar ese rol de referencia ofensiva del equipo.
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Luego se sumó el Chelsea a las negativas. Parecía que el equipo londinense, tras ceder a Lukaku al Inter, podía lanzarse a por Cristiano. El club, además, acababa de cambiar de dueño tras la salida de Abramovich y al empresario estadounidense Todd Boehly le atraía la idea de dar un golpe fichando al '7'. Pero Thomas Tuchel, el entrenador, se opuso con rotundidad alegando que su incorporación amenazaría el ecosistema creado en su vestuario.
Las mejores bazas de Cristiano para salir del United se esfumaron pronto. Tampoco le quiso el PSG, que al retener a Kylian Mbappé no tenía ya más huecos en un ataque que completan Messi y Neymar. Si ya son demasiados gallos dentro del mismo gallinero, solo hay que imaginarse con el añadido del futbolista nacido en Funchal.
Bajar el listón
El orgullo de Cristiano estaba dolido, pero no les quedó más remedio a él y a Mendes que rebajar el listón. Dos prioridades para el delantero: jugar la Champions League y llegar en plena forma al Mundial de Qatar que se celebra en noviembre y, salvo que quiera seguir jugando a los 41, será el último que dispute.
Los nombres se han ido sucediendo tan deprisa que uno acaba despistado. Cada vez se ha hecho más difícil adivinar si detrás de lo que salía había algo de verdad o solo movimientos al aire para generar ruido: Roma, Borussia Dortmund, Olympique Marsella...
"Sabrán la verdad cuando dé una entrevista de aquí a unas semanas"
Tanto rumor enfadó a Cristiano, que explotó a través de su cuenta de Instagram: "Sabrán la verdad cuando dé una entrevista de aquí a unas semanas. Los medios están contando mentiras. Tengo un cuaderno y en los últimos meses de las 100 noticias que he apuntado, solo cinco fueron correctas. Imaginen cómo son las cosas. Quédense con ese consejo", escribió en otro arranque de rabia.
La actitud rebelde se ha vuelto en un habitual en los últimos meses en Cristiano. En su carrera ha tenido otros brotes así, como la vez que en 2011 dijo aquello de "me tienen envidia por ser rico, guapo y un gran jugador". Pero nunca había estado como ahora, con gestos y actos que denotan su desesperación, la de un futbolista que sigue convenciéndose de ser el mejor y no puede ni encontrar equipo.
Una vuelta a casa
Ahora el foco está puesto sobre dos clubes, uno italiano y otro portugués: Nápoles y Sporting CP. Ambos tienen billete para la Champions, que este jueves celebró su sorteo de la Champions con ellos incluidos. Los dos cumplen con los requisitos, pero aceptar la oferta de uno de ellos llevaría a Cristiano a hacer un ejercicio de humildad que no todos creen que pueda realizar.
Volver algún día al Sporting, de cuya cantera emergió Cristiano para luego sorprender a Sir Alex Ferguson en un amistoso, es el sueño de su madre. Maria Dolores es fan acérrima del club lisboeta y en una entrevista realizada en septiembre de 2021 reveló lo que le había pedido a su hijo: "Antes de morir quiero verte en el Sporting".
"Hablaré con Cristiano para traerle de vuelta (al Sporting de Portugal)"
Ella es un pilar básico en la vida y la carrera de Cristiano, que perdió a su padre, José Dinis, en 2005 por una insuficiencia hepática fruto de su alcoholismo. La madre ha pasado por problemas graves de salud en los últimos años, como el ictus que sufrió en 2020 o la recurrencia de un cáncer tras más de diez años desde que luchara contra la enfermedad por primera vez.
Regresar a Portugal sería un broche romántico a una carrera de leyenda, de eso no hay duda. En su país es una especie de deidad y jugar en su liga sería tan histórico como los tiempos en los que Eusebio y otras estrellas correteaban por sus campos. El brillo del fútbol luso, como competición de clubes, desapareció hace eones. Benfica, Oporto y Sporting no se acercan a lo que en teoría aspira Cristiano.
O sí. Porque la situación casi que obliga a Cristiano Ronaldo a reducir sus ambiciones. El futbolista de los 140 goles en la Champions ve cada vez más lejos igualar las seis Copas de Europa de Paco Gento, emblema madridista. Quien tiene 7 Balones de Oro -una ambición caprichosa, como la de los siete descendientes- es Messi y no él. De su última Champions y su último Balón de Oro han pasado cuatro y cinco años, respectivamente.
Es la realidad que le toca. Los Mbappé, Haaland y Vinicius han cogido el testigo y ni Messi ni él son ya los referentes absolutos. El argentino no está ni entre los 30 mejores del mundo para France Football y el portugués puede quedarse sin jugar la próxima Champions. Ya lo cantaba el artista cubano Pablo Milanés en los 70: El tiempo, el implacable, el que pasó.
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