La historia de Adolfo Bosch Leria 'Fofi' daría para una serie como 'La Fortuna', la que dirigió Alejandro Amenábar sobre el saqueo del Odyssey a 'La Mercedes'. Versaría sobre peripecias subacuáticas, búsqueda de tesoros, buzos expertos, conversaciones de despacho, juicios y restituciones. Tendría acción, dramatismo, sorpresas e intriga. La de Fofi, sin embargo, estaría inconclusa. El guión, además, arrancaría con un flash back.
Este buzo gaditano conoce como la palma de su mano los fondos marinos del Golfo de Cádiz y del Campo de Gibraltar, un auténtico cementerio de barcos hundidos y de restos arqueológicos. "Aun quedan barcos aquí como el 'Nuestra Señora de Las Mercedes'. Pero no interesa sacarlos", sostiene a EL ESPAÑOL | Porfolio.
A sus 75 años, todos los días nada un kilómetro o más "para mantenerme en forma". ¿Y cuanto aguantaba bajo el agua sin respirar? "Eso de que los buzos podemos estar sin ayuda más de un minuto trabajando bajo el agua es mentira. Puedes estar, pero ayudándote a bajar con plomos y sin moverte, para no gastar oxígeno. Pero si bajas y trabajas, a pulmón no se aguanta más de un minuto". Lo contrario son cosas de las películas.
Es historia viva de la arqueología subacuática, y uno de los submarinistas pioneros en sumergirse para estudiar y ayudar a cartografiar y localizar los principales yacimientos subacuáticos, allá por los 70. Lo hizo cuando ya llevaba más 20 años buceando.
A Adolfo Boch 'Fofi' lo reclamaron para acompañar a Olga Villespín, la arqueológa de Cartagena y buceadora pionera que realizó el primer estudio sobre los yacimientos de Sancti Petri (Cádiz) con ayuda gubernamental. Sus investigaciones quedaron paralizadas en 1985 por "la negativa reiterada de las nuevas autoridades competentes de la Junta de Andalucía" a conceder las autorizaciones correspondientes.
Al margen de esta investigación, y desde siempre, los buzos gaditanos eran subcontratados por empresas, que pedían autorizaciones puntuales. "Eran concesiones administrativas, y lo que se sacaba se vendía al peso. Algunas cosas las comprábamos, y las que no, el Estado las sacaba a subasta". Un porcentaje de lo extraído se lo llevaba la empresa que había solicitado el permiso.
En este istmo, en esta transición entre lo que se hacía y lo que luego debía hacerse, echa el ancla la historia de 'Fofi'. Y también la del Odissey.
El Proyecto Galeón
En la búsqueda de pecios y tesoros españoles también hubo un plan megalómano: el Proyecto Galeón. Fue en 1985 cuando el Gobierno comenzó a trabajar en él, con las miras puestas en la Exposición Universal de Sevilla y el Quinto Centenario del Descubrimiento de América. Porque en 1992 el Gobierno, a través del Ministerio de Cultura y del de Hacienda, quería exponer en Sevilla un galeón de los que cubrían la Carrera de Indias. Uno que estuviera hundido y fuese reflotado y restaurado. La inspiración eran los barcos-museo, como el sueco 'Vasa' de Estocolmo, o 'Mery Rose', que se encuentra en Portsmouth.
El Gobierno anunció la inversión de mil millones de pesetas, de los que se gastaron 200. El proyecto fue un absoluto fracaso. "A día de hoy no se ha escrito ni una sola línea científica sobre el resultado, ni la justificación del gasto del inacabado proyecto", recoge Olga Villespín en un estudio publicado por la Universidad de Cádiz.
[España logra la victoria en la batalla por el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes]
Hasta aquí, el papel de Fofi en la serie sería de mero actor secundario. La tensión, y su protagonismo, aumenta gracias a un giro imprevisto. Lo resume la misma Villespín. Tras fracasar el Proyecto Galeón "sucedió un periodo negro de acusaciones de expolio, descalificaciones personales, requisas de ánforas, cepos y otros objetos (expuestos) de locales públicos, denuncias falsas, prohibición de extracciones a los areneros de Sancti Petri, incautaciones de colecciones privadas (...) con imposición de una multa millonaria a uno de los más eficaces colaboradores de las únicas investigaciones científicas llevadas a cabo hasta el momento", reza la publicación de la arqueológa.
Ese "eficaz colaborador" no era otro que Fofi. Y por ello lleva 31 años de batalla judicial. De colaborador activo y experto en fondos marinos a quien recurrir, pasó a ser acusado de hurto y expolio. "Todo el mundo sabía que yo atesoraba piezas. Principalmente, ánforas". En 1991, al mes de entrar en vigor la Ley Andaluza de Patrimonio, la Guardia Civil estuvo a punto de pillar a un buzo extrayendo ánforas romanas en aguas de Tarifa. No pudieron atraparle. Continuaron la operación irrumpiendo en casa de Fofi para efectuar un registro. No hallaron nada.
A continuación, y sin autorización judicial, según atestigua el buzo, accedieron al garaje de su hermano y sin que se les diera permiso de entrada, sacaron toda la colección pasándola a mano por encima del muro de la casa. No todo lo requisado lo había extraído Fofi del mar: muchos objetos los había adquirido en subasta, o eran de su abuelo, quien había sido propietario de dos almadrabas.
Las sanciones
A Fofi se le abrió un proceso penal, del que salió absuelto, y un proceso administrativo sancionador por parte de la Junta de Andalucía. Le sancionaron con 17,5 millones de pesetas, unos 105.000 euros, que cuando pagó ascendían a 180.000 euros y casi pierde su casa.
La ejemplarizante cifra llamó la atención en la época a propios y a extraños. Sobre todo, comparada con la sanción que años después la Junta de Andalucía impuso al Odissey en 2007 por el expolio de 'La Mercedes': unos irrisorios 90.000 euros (15 millones de pesetas) que luego rebajó a 60.000.
Al conocerse su caso, se quebró la confianza y el trabajo conjunto de los buzos de toda España con las administraciones públicas."A mí me han tratado peor que a los piratas del Odissey", reflexiona.
Aquí es necesario otro flashback. En 1985 entró en vigor la Ley de Patrimonio Histórico Español. Y en 1986, cinco años antes de la incautación de su colección, técnicos de la Junta de Andalucía habían estado en la casa de Fofi, viendo sus piezas para tasarlas de manera aproximada. "Así apareció en los medios y así lo declararon en el juzgado. Todo el mundo sabía lo que yo tenía", subraya.
El exbuzo prosigue con su historia. "Entonces, tras la visita, me hicieron una oferta de compra. Me negué. Yo no quería dinero ni tenía inconveniente en cederlas, de hecho ya había cedido muchas a museos con anterioridad. Lo que pedía a cambio era que descansaran en un museo, todas juntas, y que me contratasen como buzo arqueológico. Pero se ve que quisieron tener la colección a toda costa... y por otras vías".
Asegura que lo que se le hizo no tenía denuncias ni diligencias judiciales previas. Pese a que años más tarde un juzgado determinó la devolución de parte de lo requisado, no le han devuelto ni una sola de las piezas.
El celo mostrado con el caso de Fofi contrasta con lo sucedido en 1998, cuando se autorizó inexplicablemente a Odissey Marine Exploration, sin el preceptivo control arqueológico español, a emprender el proyecto Black Swan (Cisne Negro) en aguas españolas. El proyecto, en principio, era para localizar los restos del 'HMS Sussex', hundido en 1694. Lo harían mediante prospección con potentes medios técnicos de detección submarina.
Con este mismo permiso, en 2006, Odissey Marine expolió la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida frente al cabo de San Vicente en 1804 por la artillería inglesa. Por una parte estaba el tesoro, y por otra, el yacimiento, que quedó arrasado. El único triunfo vendría muchos años después, cuando los tribunales norteamericanos dictaminaron que la media tonelada de oro era de España. Las responsabilidades penales, posteriormente, quedaron en nada.
-¿Hay más tesoros hundidos, Fofi?
-Yo no se ná.
El buzo responde a EL ESPAÑOL | Porfolio desviando la mirada. Sabe que, frente a la playa de La Caleta, en Cádiz, descansa un navío de línea que fue incapaz de superar el temporal que abatió la Bahía nada más terminar la Batalla de Trafalgar. Allí descansa el 'Bucentaure', el buque insignia de la flota francoespañola. En Zahara de los Atunes, el 'Santísima Trinidad'.
Hay más. EL ESPAÑOL | Porfolio vuelve a preguntar. "Frente a la Playa de El Chato -en el itsmo que une San Fernando y Cádiz- está el 'San Francisco Javier', que llevaba un tesoro grande que no se ha sacado", indica hablando bajito. A la siguiente pregunta, responderá Fofi, de nuevo, desviando la mirada:
-¿Lo has visto?
-Yo no he visto ná.
Según el investigador gaditano José Manuel Cano, con datos extraídos del Archivo de Indias, el 'San Francisco Javier' se hundió con una carga de 100 kilos de piedras preciosas y media tonelada de oro... como La Mercedes. Cano tiene localizados hasta 240 pecios hundidos en el Golfo de Cádiz. El Centro de Arqueología Subacuática de la Junta de Andalucía tiene documentados 187 buques hundidos en toda la costa andaluza, de los que 95 se concentrarían frente a las costas gaditanas.
El caso de Fofi cabe hoy en una caja de cartón, que recibió de la Junta de Andalucía -que inmediatamente el buzo mandó precintar ante un notario- y que ninguna autoridad judicial se atreve a abrir, según cuenta el hombre a este periódico.
"Yo no puedo abrirla, porque entonces la invalidaría y podrían decir que falta una hoja o lo que sea. Yo lo que quiero es que un juez o la Fiscalía la abran y revisen mi caso, donde no hay un expediente inicial, hay bailes de fechas, no se me devuelve lo requisado... y nadie quiere hacerlo. Por eso voy a poner una demanda".
El hombre mira al mar, baja el tono y confidencia: "Yo era una persona que tenía muchas inquietudes. Pero mi vida se paró hace 31 años, y desde entonces no pienso en otra cosa, ya lo he aceptado y no voy a parar hasta que me muera. Lo que se hizo conmigo fue una injusticia".
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