En cierta ocasión, cuando la actriz y comediante norteamericana Joan Rivers afirmó que “It's nice to know when everything is going wrong in your household, that Elizabeth Taylor has problems, too” (es un consuelo saber que cuando todo va mal en tu casa que Elizabeth Taylor también tiene problemas) puso sobre el tapete el estrecho vínculo existente entre las celebridades y la audiencia a través de los mecanismos de proyección e identificación. Lo divino y lo mundano se entremezclaban para ofrecer una nueva realidad social.
Sin embargo, en los inicios de la prensa del corazón española imperaban los sueños, especialmente los que provenían de Hollywood. Cuando Antonio Sánchez Gómez, fundador y dueño de la revista ¡Hola!, lanzó al mercado el primer número de su cabecera el 8 de septiembre de 1944 manifestó que “en nuestra revista ofreceremos la espuma de la vida”. En el universo de sus páginas aparecería una mezcolanza de personajes que en tiempos pretéritos y ya pluscuamperfectos ejercieron de válvula de escape para varias generaciones. Todo cambió a partir del siglo XXI. Los personajes se fueron abaratando… pero aún quedaban las tres reinas de corazones, Isabel Preysler (71), Carmen Martínez-Bordiú (71) y Naty Abascal (79). Nadie las ha destronado.
El trío tiene en común dos cosas: son abanderadas del logotipo rojiblanco envuelto en sendos signos de admiración y gran parte de su vida ha quedado reflejada en esta revista de saludo. Aunque sin faltar a la verdad, Carmen les gana por goleada ya que desde su nacimiento apareció en las páginas de ¡Hola! que siempre ha estado al lado poder establecido.
Pertenecientes a un mundo prácticamente inaccesible para los mortales, Preysler, Abascal y Martínez-Bordiú también han sucumbido a las desgracias terrenales con las que se identifican los lectores. En el caso de la nieta de Franco hay momentos terribles: su primogénito, Francisco de Asís, murió en 1984; su matrimonio con Alfonso de Borbón y Dampierre, duque de Cádiz, fue tremendamente desgraciado; el aristócrata falleció en accidente de esquí en 1989. Con respecto a Naty: su exmarido, el duque de Feria, fue encarcelado por corrupción de menores, rapto y tráfico de drogas y en 2001 se suicidó con una ingesta de barbitúricos; su hijo pequeño, Luis, sigue imputado en el ‘caso mascarillas’ por delitos de estafa, blanqueo de capitales y falsedad documental y la afición a la bebida de nuestra protagonista le ha pasado factura. Y, por último, la Preysler: su hermano Ricky falleció tras ingerir monóxido de carbono en un hotel de Hong Kong; su hermano Carlos fue adicto a las drogas, encarcelado por estafa y murió de cáncer; su hermana Beatriz, a quien estaba tremendamente unida, también falleció de cáncer y infidelidad con Boyer mientras seguía casado con el marqués de Griñón sacudió los cimientos del PSOE.
Aparte de estas calamidades, lo que también comparten las reinas de corazones es el control que ejercen sobre ¡Hola! para que su imagen salga reforzada. Para ello, la fotografía es clave. El sentido primario de la prensa del corazón radica en vender la belleza, el lujo, el glamur, la eterna juventud, la sofisticación y el éxito… aunque todo se enmascare a través de la fotografía. La escritora Susan Sontag, pareja sentimental de la fotógrafa de las estrellas Annie Leibovitz (73) afirmó en 1996 que “una fotografía se considera prueba incontrovertible de que algo determinado sucedió. La imagen puede distorsionar, pero siempre está la presunción de que existe o existió algo semejante a lo que está en ella”.
El caso de Isabel Preysler es paradigmático. En el imaginario colectivo su rostro nunca envejece. Antes de orquestar un posado en su mansión de Puerta de Hierro, conocida popularmente como Villa Meona, la exmujer de Julio Iglesias controla todo para que nada ni nadie desvirtúe lo que quiere transmitir. Ella impone sus estilismos y los de sus hijos y elige minuciosamente el fotógrafo “puede ser uno de la casa o no -asegura un profesional de los medios- pero Isabel es la que manda. El que más le gusta es Jesús Cordero -hijo de otro veterano fotógrafo de ¡Hola!, Jesús Carrero- porque siempre la deja como si tuviera 15 años. Cordero ha llegado a cobrar 6.000 y 9.000 euros por esos posados”. No se tiene constancia de su caché porque sigue siendo un secreto entre el personaje y el director. Pero sí se sabe que no se mueve de casa para asistir a un sarao por menos de 50.000 euros.
Congelar el tiempo es una obsesión para Preysler. “Una vez se ha realizado la sesión, Isabel mira las fotos, las selecciona y el resto se llevan a la revista. Antes de las cámaras digitales había que revelar los carretes, llevar las fotos a su casa, elegía las que más le convenía y después mandaba a su chófer para que las entregara a ¡Hola!. Eduardo Sánchez Junco-hijo del fundador- se tenía que apañar con lo que tenía”, puntualiza un fotógrafo. Y añade que “en los eventos que ella no puede controlar por el tema de la luz, como ocurrió en un desfile en París, el profesional de la revista tuvo que ir a su suite para que la señora decidiera cuáles había que borrar”.
Para que la socialité filipina salga más joven que sus hijas, un equipo de especialistas en Adobe Photoshop se encargan de quitar manchas de la piel, arrugas del rostro, cabellos que distorsionan la pose, ciertas arrugas de las prendas, resaltan el brillo de los ojos… Todo lo que uno se pueda imaginar y más. Otro fotógrafo matiza que “los especialistas en retoques trabajan con lápices ópticos que funcionan como pinturas. Pueden tardar dos y tres horas en terminar una sola fotografía para una persona”. ¡Hola! usa y (ab)usa de estas técnicas hasta convertir al famoso en prácticamente un dibujo o caricatura.
Hay auténticos artistas. Sin ir más lejos, Tita Cervera usó los servicios de un estudio fotográfico de Barcelona -su hijo Borja y su esposa Blanca Cuesta acudieron a la reapertura del espacio años después- porque su marido, el barón Heinrich Thyssen padecía necrosis, así que pusieron a disposición de la baronesa un catálogo de manos para que ella eligiera. Posteriormente, los especialistas las colocaron debidamente.
Por esa obsesión perenne por seguir pareciendo joven y lozana está pagando un precio altísimo porque la infinidad de cirugías estéticas que se ha hecho le han empezado a pasar factura. Alguien cercano al doctor que le operó la nariz en cuatro o cinco ocasiones nos confirma que “cuando Isabel le comentó que quería volver a operarse, el médico le dijo que no. Que ya podía enfadarse y decir lo que quisiera, pero que él no le operaba porque ya no le quedaba piel y si lo hacía corría el riesgo de que se le viera el cartílago”.
Tampoco se salvan los redactores. En más de una ocasión, “cuando Tico Chao -hijo de Tico Medina- le mandaba por fax la entrevista le hacía corregir titulares, cambiar frases de algunos párrafos, destacar más otro tipo de informaciones… Y ahora hace lo mismo, pero vía email”, asegura un extrabajador de la cabecera.
"Isabel siempre ha manipulado mucho la información, más que lista es inteligente"
Jaime Peñafiel (90) es uno de los pocos testigos de cómo la Preysler ejecuta cada una de sus apariciones porque la conoce desde que llegó a España siendo una adolescente. El veterano periodista asegura a Porfolio I El Español que “Isabel siempre ha manipulado mucho la información, más que lista es inteligente. La conozco muy bien. Ella misma es su mejor relaciones públicas, sabe mover muy bien los hilos, utiliza a la prensa en su propio beneficio, administra muy bien sus tiempos y ahí sigue después de tantos años”.
Un ejemplo paradigmático de lo que expone Peñafiel fue el posado que Isabel Preysler obligó a hacer a su marido, Carlos Falcó, V marqués de Griñón, en la portada del nº 2008 (19 de febrero de 1983) de la revista para desmentir que la socialité mantenía una relación con Miguel Boyer. Era un secreto compartido por unos pocos los que sabían que la socialité tenía un romance con el por entonces ministro de Economía, Hacienda y Comercio del PSOE. “Esa situación la viví yo -puntualiza Peñafiel- porque en aquel momento yo era el redactor jefe de la revista. A veces los personajes te utilizan y otras sabes que te están utilizando, pero te dejas porque interesa a la publicación. E Isabel me usó a mí y a la revista”. Peñafiel reconoce que “nadie es capaz de mantenerse tanto tiempo en la prensa de evasión -el periodista no la denomina prensa del corazón- y eso tiene mérito porque se lo trabaja”.
En el libro Nobles y plebeyos (1992) de Antonio Pérez Henares (69), el periodista y escritor recuerda que “el idilio de ‘la China’ y el superministro de Economía, Miguel Boyer, es sin duda el romance que más portadas ha dado a las revistas de España en toda su historia. Lo fue desde el rumor, desde las fotos en el Caribe, desde el cariñoso beso en la mejilla, y lo ha seguido siendo cuando se comprobó, cuando se produjeron las separaciones de ambos de sus anteriores parejas… Fernando Falcó considerado el rey de la noche madrileña en los sesenta y setenta tuvo romances con la exemperatriz Soraya, la actriz Odile Rodin (viuda de Porfirio Rubirosa), la modelo Claudia Rivelli (hermana de Ornella Mutti), Nadiuska o la bailarina La Contrahecha”.
Pérez Henares también refresca la memoria en el mismo libro sobre cómo se gestó el romance entre el aristócrata y la exesposa de Julio Iglesias: “a lo que sí cedió Carlos Falcó fue a la sonrisa, entre dulce y afilada, de la filipina Isabel Preysler. Se casó con ella ante el estupor del “todo Madrid”, pues la novia formal de Carlos era Sandra Gamazo, hija de Pimpinella Hohenlohe y de Claudio Gamazo y sobrina del conde de Gamazo. Y es que el “todo Madrid” desconocía los encuentros de Carlos Falcó con la Preysler en la calle del Marqués de Pico de Velasco, y siguió sin saberlo hasta mucho tiempo después de la sorprendente boda. Las nupcias, celebradas en 1980, cambiaron la vida del marqués de Griñón, que había sido un conquistador, sí, pero discreto. Su chalé de El Viso se convirtió en el Lourdes de la prensa del corazón. La popularidad de su mujer le arrastró en su vorágine y el nacimiento de su hija Tamara Falcó Preysler no hizo sino aumentar la presión de los chicos del papel couché sobre la pareja”.
Cuando su madre oficializó su relación con Vargas Llosa, Tamara pasó de cobrar 12.000 euros por photocall a ganar 24.000 euros
En las últimas semanas, ha habido un renacer en Tamara a raíz de su ruptura con Íñigo Onieva. Desde que nació, Isabel Preysler ha estado preparando su sucesión en el cuché en la figura de Tamara. A lo largo de varias décadas, la cuarta hija de la Preysler ha sabido rentabilizar su nombre. Cuando su madre oficializó su relación con Vargas Llosa, Tamara pasó de cobrar 12.000 euros por photocall a ganar 24.000 euros, “porque la expectación para que hablara de su nuevo tío, porque a todos les llama tío, tío Julio, tío Miguel… era máxima”, puntualiza un colaborador de los programas de televisión rosa.
En el caso de ¡Hola!, la puesta en escena del personaje es un elemento clave para destacarlo y, sobre todo, para atraer a los lectores con los glamurosos reportajes de las mansiones, los yates, los aviones y las islas privadas de las celebridades. Como escribió María Celia Forneas en 2010 en el blog de la mencionada revista del corazón, “la filosofía de la revista ¡Hola! es seguir la vida privada de los famosos limitándose a dar información en un 80% de material gráfico, pero sin comentarios críticos y refiriéndose siempre de una forma aséptica a esa vida privada”.
En cuestión del lujo en el amplio sentido de la palabra, Naty Abascal es una maestra. Desde que se marchara a Nueva York para debutar como modelo de pasarela en 1964 con el prestigioso diseñador Elio Berhanyer, la vida de la sevillana no volvió a ser la misma. Su encuentro providencial con Richard Avedon, el fotógrafo de las estrellas, perpetuó el magnetismo a partir del reportaje The Magic Beauties en el que también figuraron Elizabeth Taylor y Maya Plisétskaya. La agencia Eileen Ford la contrató.
Se codeó con Andy Warhol quien le quiso pintar uno de sus famosos retratos, pero la modelo siempre lo posponía hasta que se quedó sin él por la prematura muerte del artista pop a los 58 años en 1987. También intervino en la película Bananas (1971) de Woody Allen. De regreso a España se casó por segunda vez en 1977 con Rafael de Medina y Fernández de Córdoba, XIX duque de Feria y Grande de España, hijo de la condesa de Medinaceli, una de las cuatro grandes casas aristócratas españolas.
A partir de ahí se convirtió en un personaje del corazón y todavía más en cuanto nacieron sus hijos, Rafael (44) y Luis (42). No tardó en encontrar a la gallina de los huevos de oro, la revista ¡Hola!. Durante tres décadas trabajó como estilista, hasta que en 2019 dejaron de contar con ella. Ha amasado una fortuna considerable que le ha permitido comprarse una casa en la isla de Tavira (Algarve, Portugal) y su piso en el carísimo barrio madrileño de Chamberí, ya que en Sevilla disfruta de una parte de Casa Pilatos, emblema de los Medinaceli.
Hace unos quince años, Naty llegaba a pasar facturas de 12.000 euros por cada coordinación estilística que realizaba a multitud de personajes de la jet set internacional en sus mansiones, castillos y yates. Su ojito derecho siempre ha sido Valentino (90), con quien pasa parte de las vacaciones de verano en su yate TM Blue y muchos fines de año en su mansión suiza de Gstaad.
En los bajos fondos la conocen como ‘la nanny de Valentino’, pero a pesar de ciertas mofas, su reciente asistencia a Doha para inaugurar la exposición Forever Valentino, la más grande dedicada al maestro italiano, ha vuelto a poner de manifiesto que Naty es una especie en vías de extinción. Su porte, sus gestos, su mirada y la forma en cómo lleva las prendas siguen ejerciendo un poder hipnótico.
"Obligó a ¡Hola! a que pagaran dos billetes en business para sus niños porque quería encontrarles novia"
Pero si se hace la prueba del algodón, no es oro todo lo que brilla. En ese afán por seguir codeándose entre los más distinguidos ha intentado posicionar socialmente a sus hijos sin gran éxito. Algunos colaboradores de la revista han comentado a Porfolio I El Español que cuando se encargó del estilismo de la boda de Nieves Álvarez (48) y Marco Severini en Bali en 2002, “obligó a ¡Hola! a que pagaran dos billetes en business para sus niños porque quería encontrarles novia”. Al final, Rafael se casó con Laura Vecino, una perfecta desconocida en esos ambientes hija de una familia con posibles de Bilbao. Luis, de momento, está soltero, aunque le han encolomado a Amanda Hearst -bisnieta del magnate de la prensa William Randolph Hearst- Tamara Falcó (40) o la modelo Priscila de Gustin (41). Tal era la influencia que ejercía sobre los ¡niños’ que era ella quien decidía cómo se tenían que cortar el pelo sus novias.
De esa seducción arrollada (casi) siempre saca algún rédito. En una época en la que los personajes de revista eran un ‘must’, Naty ofreció de su listado de personajes hacer un reportaje exclusivo a la familia Fanjul, que controla la mayor producción de azúcar del planeta, en su mansión de la República Dominicana.
En pleno Caribe son dueños del lujoso complejo hotelero Casa de Campo de La Romana, “donde Naty se instaló en una villa con cocinero, mayordomo y todos los servicios necesarios”. Tal fue el gustillo que le cogió al lugar que, tal y como nos cuenta alguien cercano a Naty, “cada mes de enero se iba a pasar parte del invierno a una de esas villas ‘by the face’, obviamente, pagadas por el millonario. Esa no se estira ni en la cama”. Antes del exilio del emérito, se barajó la posibilidad de que se instalara en una de las propiedades de Los Fanjul, a los que les une una gran amistad.
Ha tenido la suerte de viajar por todo el mundo a todo tren. Un negocio redondo porque ha combinado placer con pasión por el trabajo. Sus producciones siempre han tenido el toque de glamur que siempre persiguió el dueño de ¡Hola!. Probablemente, sea una de las cinco personas en el mundo que mejor ejemplifica lo que es la elegancia.
Eduardo Sánchez, hijo del fundador de la cabecera, tenía un gran cariño por nuestra protagonista. De cerca, es una gran seductora. Y tremendamente divertida. Cuando en 1994 su ex marido, el duque de Feria, fue condenado a 18 años de prisión tras ser declarado culpable de secuestro, corrupción de menores y tráfico de drogas no tardó en tener a su ángel de la guarda. “Recibió una llamada de Eduardo para decirle que sus hijos no tenían que pasar aquel mal trago y que se los llevara a Estados Unidos a estudiar mientras pasaba el temporal. Él corrió con todos los gastos. Aquello costó una fortuna. Por eso, Rafa y Luis son bilingües”, asegura alguien que conoce bien los entresijos de ¡Hola”.
Con el paso del tiempo, aquellos niños de papá que supuestamente habían recibido una esmerada educación no se comportaron bien con Eduardo. Les gusta demasiado el dinero. Por ejemplo, “la primera entrevista que concedió Luis la hizo en la revista Gala, competencia de ¡Hola!, y cuando se casó Rafa con Laura Vecino en 2010, el actual duque de Feria vendió la exclusiva del enlace al semanario que le había protegido por 475.000 euros”. Enseguida le cogieron el tranquillo al gusto del lujo heredado por mamá, que no suele dar puntada sin hilo.
Muchas marcas se desvivían para que Naty sacara sus productos en las cuidades producciones de moda o los reportajes con personajes que prácticamente cada semana realizaba para ¡Hola!, “y ella se aprovechaba de ello -nos cuenta una persona cercana a la revista- porque a veces le enviaban un detallito (joyas o relojes) para que les hiciera un reportaje. Naty aseguraba que saldría, pero muchas veces ‘se olvidaba’ y no salía. Obviamente, nunca devolvía los regalitos”. En otra de las producciones se quedó con una chaqueta de Etro de la que se había quedado perdidamente enamorada. “La exclusiva casa italiana llamó a Naty para que pagara la prenda porque no estaba incluida en el contrato y ella les derivó a ¡Hola!. Eduardo tuvo que pagar la factura, que no fue barata”, afirma la misma fuente.
"¡Hay que ver! anoche en la Escala de Milán y hoy en Easyjet”.
Es cierto que con Naty te ríes a mandíbula batiente. Otra fuente tira de memoria para asegurar que en julio de 2007, tras acudir a Milán para el décimo aniversario de la muerte de Gianni Versace, “nos fuimos a Ibiza para un acto organizado por Mango, donde las hermanas Penélope y Mónica Cruz presentaban su primera colección de moda. La única manera de volar de Italia a la isla fue con Easyjet. Cuando pasamos el control, a Naty le obligaron a sacar una bolsa de plástico donde guardaba relojes de lujo, brazaletes, pendientes, piedras preciosas… Estaba alucinada porque los pasajeros viajaban en chanclas, bermudas, camisetas de tirantes… No se le ocurrió otra cosa que decir que ‘¡Hay que ver! anoche en la Escala de Milán y hoy en Easyjet”. Para la fiesta, el vestido que lució de Elie Saab fue de esas piezas que aún se recuerdan.
Tiene mucha clase, pero a veces, pierde la compostura. Su afición a la bebida le ha jugado malas pasadas. Su asistencia a un desfile de una conocida firma de modas en Barcelona en 2004 es legendaria. Allí se puso a decir “yo os quiero, te quiero, quiero a todo el mundo, soy una persona muy humana”. En 2014 fue una de las invitadas a la boda cordobesa de Verónica Cuevas, hermana de la siempre estilosa Paloma. Los paparazzi allí congregados no daban crédito a lo que veían. Uno de ellos habla con Porfolio I El Español: “es un milagro que no se matara porque descendió una calle inclinada llena de adoquines con unos tacones de 15 centímetros con un pedal impresionante. Al llegar a la puerta de la iglesia empezó a decir ‘¿cómo queréis que os pose? ¿Así, así o de esta manera?’ Nos quedamos muertos”.
De las tres protagonistas, Carmen Martínez-Bordiú es la que mejor ha disfrutado de la vida sin someterse al encorsetamiento y la dictadura de una sociedad que impone una figura espectacular. Lo intentó, pero a la nieta de Franco le gusta comer y llegó un momento en que no le importó su peso.
Desde que Isabel Preysler llegara a España procedente de Manila con tan solo 17 años para instalarse en casa de sus tíos, Tessy Arrastia y Miguel Pérez Rubio, que enseguida la metieron en los círculos sociales, la Bordiú se convirtió enseguida en una de sus íntimas amigas. Y aún estrecharon más ese lazo cuando fueron vecinas tras sus respectivos matrimonios con Julio Iglesias y el duque de Cádiz. Ambas se divorciaron con un año de diferencia. Se marchaban de juerga asiduamente.
El talón de Aquiles de Carmen es la falta de constancia y disciplina. Si Isabel cuida a rajatabla su cuerpo con ejercicio, masajes, rituales de belleza y una dieta para niños en cuanto a cantidades, “en una ocasión me dijo que para estar tan delgada comía la paella en platos de café”, confesó a quien escribe estas líneas Antonio Gómez Abad, exdirector de la revista Pronto, Carmen siempre ha sido un verso libre. Unas temporadas estaba muy bella y otras más descuidada. Pero siempre le ha importado un pito, como le ocurría a Chábeli Iglesias (51), que se rebelaba ante su madre cuando le exigía el atuendo a lucir en los posados.
A Carmen le gusta el dinero. Por tal motivo, desde siempre ha estado ideando reportajes de viajes, mostrando el interior de sus casas para cobrar o presentando a sus novios para cobrar y seguir viviendo del cuento. Por ejemplo, su última boda con José Campos en 2006 en Santander la vendió a ¡Hola! por 1,2 millones de euros.
Siempre que tenía falta de liquidez llamaba a ¡Hola!. Una cualidad que también heredaron algunos de sus hermanos. Por ejemplo, Cristóbal, cuando aún estaba casado con la presentadora José Toledo, solía decir cuando había algún problemilla “llamemos a Edubank -el apodo por el que se referían a Eduardo Sánchez Junco- así todo se soluciona”. El entonces director de la revista, fallecido en 2010, era un tipo demasiado generoso que mimaba a sus personajes. Y estos se aprovechaban.
"Carmen le dijo al fotógrafo que pagara el tributo de entrada al país que ascendía a 100 dólares por persona y que este lo pasara como gastos a ¡Hola!"
En un reportaje en las Galápagos donde acudió con su pareja, el arquitecto italiano Roberto Federici, “con todo el morro, Carmen le dijo al fotógrafo que pagara el tributo de entrada al país que ascendía a 100 dólares por persona y que este lo pasara como gastos a ¡Hola!”, nos explica otra persona que vivió indirectamente el suceso. Esa misma asegura que en otro de esos viajes espectaculares, concretamente a Quito, “vivieron a todo trapo, hicieron el reportaje en poco tiempo y el resto lo disfrutaron. Todos los gastos lo cargaban a la cuenta de Eduardo”.
En la actualidad, Carmen Martínez-Bordiú está prácticamente alejada de los focos y solo acude a eventos de alto copete, como la reciente fiesta de cumpleaños de la princesa Ira de Fürstenberg (82) en el palacio de Liria de Madrid. Vive en un casoplón en una finca en Sintra (Portugal) junto a su novio surfista neozelandés Timothy McKeague, treinta y siete años más joven que ella. Están juntos desde 2017. Ella sí que se lo ha sabido montar sin dar explicaciones a nadie. Desde joven siempre tuvo muy claro que quería ser una mujer libre.
Por muchas dificultades financieras que tengan estos u otros personajes hay que tirar del refranero español para definir a la flora y fauna que habita en la selva rosa: “tiene más un rico cuando empobrece que un pobre cuando se enriquece”.
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