En las cenas de Navidad en casa del doctor Mañero siempre suele repetirse la misma conversación. Hablan con frecuencia sobre qué decía el pequeño Iván que quería ser de mayor. Si él mismo tiene que echar la vista atrás, no es capaz de determinar el punto en el que tuvo clara su pasión por la Medicina. Sin embargo, sí recuerda algunos detalles que le hacen entender cómo ha llegado a ser el cirujano preferido de los trans a día de hoy. Sus padres le recuerdan siempre cuidando animales. Su casa, según dicen, parecía un zoológico. Y además, tenía afán por un juego de mesa que todo el mundo recuerda: ‘Operación’. Siempre existió esa curiosidad por la parte médica y humana, pero no fue hasta su etapa universitaria, después de visitar muchos hospitales y departamentos, cuando decidió que quería formarse como cirujano plástico. “Me di cuenta porque a mí me gusta mucho pintar, el arte, la arquitectura y el interiorismo. Eso me llevó a unir las dos cosas”, cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio.
Sin embargo, fue curiosamente una casualidad lo que llevó a especializarse en las cirugías de reasignación de género. Por aquel entonces, en la década de los 90, nadie hablaba de transexualidad. No existía. De hecho, tan solo se hablaba tímidamente y desde el desconocimiento de un icono nacional que se había sometido a este tipo de operación: ‘La Bibi’. España acababa de salir de una dictadura donde ser transexual estaba penado. Por ello, la gran mayoría de ellos viajaban a otros países para ser intervenidos quirúrgicamente.
Un lunes cualquiera de finales de año, en plena década de los 90, dos mujeres de avanzada edad se presentaron en la consulta de Iván. Eran transexuales. Tal y como él mismo cuenta, había pasado mucho tiempo desde la última vez que el doctor escuchaba a alguien decirlo tan abiertamente. Como nadie en aquel entonces operaba en España, se habían visto obligadas a irse a Tailandia. Sin embargo, lo que parecía que iba a ser el inicio de un cambio en su vida se convirtió en una pesadilla para estas dos pacientes que regresaron de aquel viaje con una grave infección. No podían volver a Tailandia, pero nadie quería atenderlas en España. “Ahí fue el momento inicial en el que me di cuenta de que había una cosa nueva. Ahí inicia el por qué empiezo yo en el mundo de la transexualidad”, cuenta Iván.
Desde entonces, el doctor Iván Mañero se ha formado en las mejores escuelas, ha trabajado en la élite de los hospitales y ha intervenido a casi 3.000 pacientes transexuales. De ahí que se haya convertido en uno de los cirujanos mejor valorados en la cirugía trans a nivel mundial. Poder unir medicina y belleza era algo muy importante para él. “Si tú operas un tumor cerebral u operas un trasplante de riñón eres un técnico maravilloso, pero no hay firma. No hay algo que tú has creado en eso, sino que has seguido unos pasos. La cirugía plástica permite la creación. Si eso lo llevamos al mundo de la transexualidad, imagínate la creación de coger a un hombre y hacerlo mujer completamente”.
Sin embargo, sus inicios no fueron fáciles. De entrada, el doctor Mañero tuvo que enfrentarse al rechazo de sus propios compañeros. “Me decían que estaba loco por ponerme a operar a putas y maricones, que iba a fracasar como cirujano y que mi consulta se iba a vaciar de gente”, añade. Pero no fueron los únicos, también le dieron la espalda “sus colegas” y la sociedad civil. “Los hospitales donde yo operaba a mis pacientes no querían operar a este tipo de pacientes, estaba prohibido. Casi siempre había todavía retornos judeocristianos. Generaban cierto rechazo, sobre todo porque, probablemente, todavía en aquel momento había mucha relación entre el mundo de la transexualidad y el de la prostitución”.
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Por ello, se vio obligado a ir hospital por hospital pidiendo poder operar a pacientes trans. La respuesta fue el rechazo. Y fue precisamente ese rechazo lo que le hizo crear su propia clínica. La montó en un edificio, como la que tiene actualmente en pleno barrio de Salamanca, en Madrid. Sin embargo, la respuesta del vecindario no fue la misma en aquellos años que la que ha recibido en la actualidad. “Cuando los vecinos vieron entrar a transexuales por la puerta se reunieron para echarme y cerrarme la consulta”, añade.
Vinieron años de lucha. Una lucha vinculada al esfuerzo, la valentía y la generosidad por apoyar al colectivo trans. Él nunca los separó. Nunca les trató diferente. “En la consulta estaban en la misma sala una persona riquísima esperando para que operaran a su hija y una transexual. Nunca quise dividirlo y creo que, al final, aunque la gente me dijo que me había equivocado, el tiempo ha puesto a cada uno en su lugar”, explica.
Pregunta.- ¿Pensaba que iba a llegar a donde ha llegado?
Respuesta.- La idea de que iba a funcionar la tenía. La tenía por dos motivos. El primero porque cuando tú interaccionas con las personas trans te das cuenta de que van a por todas. Han estado escondidas, no es algo que antes no hubiera y ahora hay. Cuando las veías te hacían pensar que eso no se iba a parar, que no era una moda ni nada por el estilo. Por otro lado, yo sabía que la cirugía trans era algo complicado y había que ir a por ello porque no se formaba en las universidades. Por una razón muy sencilla.
La Medicina está muy especializada. No hay nadie que tenga toda esa versatilidad porque no te forman así. Cuando vas a hacer un cambio de sexo necesitas formación urológica, ginecológica, cirugía general, cirugía plástica… No era fácil, pero sabía que llegaría porque el esfuerzo es enorme. Ahora es más fácil. Yo ya he formado a gente, pero el inicio fue duro.
Primera operación en Europa
Se han cumplido ya 30 años desde la primera operación de reasignación de género en Europa. Ivan Mañero fue el cirujano encargado de una de las intervenciones que se convertirían en todo un hito en la historia del colectivo LGTBI. Antes de entrar a quirófano, el doctor la repitió en varias ocasiones en cadáveres. “Iba a la universidad por las noches cuando acababa de trabajar, iba a la nevera y cogía un cadáver. Antes estaban en piscinas de formol y llegabas, lo cogías y lo operabas”, explica en conversación con este medio.
La intervención duró 12 horas. Ahora duran tan solo tres. Iván recuerda a esa paciente con detalle. Una joven de Valencia con problemas familiares. Su padre y su madre le dijeron que si se operaba la echaban de casa y tuvo que tomar la difícil decisión: operarse y ser lo que quería ser. “Años después sé que llegó a reconciliarse con la familia y yo creo que apoyado porque poco a poco el entorno social ha ido abriéndose y cambiando”, enuncia.
P.- ¿Ha cambiado el perfil de los pacientes desde la década de los años 90 hasta la actualidad?
R.- Mis pacientes de los primeros diez años tenían entre 40 y 60 años, incluso 70. Gente escondida toda su vida que de repente ha visto que puede empezar a expresarse como quiera. Situaciones que ahora ya no se dan. Hubo una historia de un hombre al que le habían diagnosticado cáncer de hígado y le quedaban dos años de vida. Vino con su mujer y sus hijas y les acababa de decir que era transexual y que siempre había sido una mujer, pero que por las circunstancias que había vivido había tenido que casarse.
Estaba contento, las quería mucho, pero los dos últimos años de vida que le quedaban los quería vivir de mujer. Se operó y vivió con su mujer y sus hijas durante los dos años que falleció. La mujer vivió igual y la quería igual. Eso hoy ha cambiado. La gran mayoría de pacientes que vienen tienen entre los 18 y los 30 años. Eso quiere decir que, gracias a Dios, se desarrollan mucho antes. Hoy en día los adolescentes empiezan a ser tratados hormonalmente y, sobre todo, apoyados por los padres. Antes era gente solitaria y abandonada y ahora es gente apoyada y con un entorno familiar súper organizado.
"Antes se iban fuera y lo que pedían casi era una amputación de pene y que les hicieran un agujero"
Pero no solo han cambiado los pacientes, también lo ha hecho la propia Medicina. “La cirugía que hacía hace 20 años no tiene nada que ver con la cirugía que hago a día de hoy. De hecho, te diría que la cirugía que hacía hace cinco años o hace tres meses no tiene nada que ver con la que hago hoy”, comenta Iván. Dicha evolución se ha visto acompañada siempre por la exigencia de los pacientes.
Lo dice con la boca grande. Alto y claro. “Antes se iban fuera y lo que pedían casi era una amputación de pene y que les hicieran un agujero. Eso no era una vagina, no tenían clítoris. Estaban tan desesperados que era casi una mutilación y se conformaban”, comenta. Ahora, tal y como asegura, quieren una vagina como la de una mujer biológica, con labios mayores y menores, clítoris, buena profundidad y que lubrique. “Es decir, como una mujer”, asevera.
Polémica ‘Ley Trans’
La Ley Trans ha generado polémica y controversia, no solo a través de la división en el Gobierno entre PSOE y Podemos, sino también en la calle. Muchos critican que cualquier varón pueda presentarse en el registro y que le sea concedida la categoría de mujer. También critican que los jóvenes entre 16 y 18 años tengan derecho a la libre determinación de género sin el consentimiento de sus progenitores. Iván lo tiene claro: la actual normativa se basa en una ley franquista relacionada con la castración. “Eso es retrógrado y hay que cambiar la ley”, explica. Pero también se plantea sus propias reflexiones: ¿Cuánta autonomía damos a un niño o a un adolescente para tomar una serie de decisiones?
“Quieren dar una enorme autonomía y yo no tengo claro que todavía haya algunas personas que tengan esa autonomía. Soy más pro a que la infancia se alargue, que la adolescencia se alargue y que la edad adulta se alargue. Es bueno que no solo la edad adulta se alargue, sino todos los procesos. Estoy a favor de la Ley Trans en unos aspectos y en otros no tanto", explica.
P.- Entonces, ¿considera que una persona con 16 años está preparada para tomar este tipo de decisiones sin la autorización o el consentimiento de sus padres?
R.- El transexual sabe que es transexual desde que tiene tres años. ¿Es necesario que un hombre trans, que se siente hombre y que quiere pasar su adolescencia como hombre porque la ley no le deje operarse sea un hombre con tetas grandes y peludas? ¿Eso es lo que queremos? Una persona que podría estar desarrollándose y ser feliz está en casa en una habitación encerrada porque no puede quitarse la camiseta o no puede ir a la playa. Preferimos que no tomen la determinación de operarse y tener una persona allí como un animal porque no quiere salir. Todo eso hay que verlo y valorarlo paso a paso. Pero si una persona quiere operarse se tiene que operar. ¿Una persona de 16 años es capaz de decidir? La respuesta es sí. ¿Una persona es capaz de decidir sin la autorización de los padres? Sí.
"La Ley Trans es positiva"
Sin embargo, tal y como señala, es importante analizar caso por caso ya que, cuando se obliga a que exista una autorización de los padres, pueden darse situaciones controvertidas. “Hay casos en los que los padres están separados, no se llevan bien y como es necesaria la firma del padre y de la madre, la madre quiere, pero el padre por fastidiar no firma. O al revés. La ley no es tan fácil. A veces para hacer una ley se pasan de frenada y hay que recuperar un terreno. Pero la ley es positiva”, sentencia.
P.- Y sobre toda esta oleada de trans arrepentidos, ¿cuál es su opinión?
R.- Llevo operados cerca de 3.000 pacientes y no he tenido ni un solo arrepentimiento. Me gustaría saber toda esta gente que se arrepiente dónde y quién le ha operado. Desgraciadamente, en el mundo de la transexualidad, muchos han visto un potencial modelo de negocio. Han pensado que si se hacían cirujanos y operaban, ganarían dinero. Han visto una oportunidad ahí para empezar a operar y puede que no cumplan los criterios internacionales. Los arrepentidos no es que se quieran volver, es que nunca lo fueron. Normalmente, estas personas que dicen que se arrepienten son una de no sé cuántas y las están potenciando los lobbys y ciertos colectivos.
Primera operación a un menor
Ocurrió a finales del año 2009 en el Hospital Clínic. El primer menor transexual operado en España, tras haber recibido una autorización judicial, se sentía mujer desde los 4 años. El encargado de realizar la intervención no fue otro que Iván Mañero. Tal y como cuenta, recibió muchas críticas por aquella cirugía, aunque tampoco esconde que siempre fue consciente de la repercusión que tendría. Fue portada de periódicos de medio mundo y tuvo que esquivar muchos obstáculos judiciales que él mismo define como humillaciones.
La joven tenía 16 años. Siempre se había sentido mujer. Sus padres fueron los que le acompañaron a la clínica. Entró con la cabeza agachada y una venda en la muñeca consecuencia de su cuarto intento de suicidio, por el que estuvo ingresada en el hospital. Solo tenía un sueño: ser mujer y modelo. “Los padres me decían que o la perdían o iban a la cárcel seis años. Me llegaron incluso a preguntar si ellos podían firmar que irían ellos a la cárcel por mí si yo la operaba siendo menor. Ellos se hubieran ido a la cárcel por mantener a su hija viva”, comenta.
En cuanto a la transfobia y la homofobia, Mañero considera que históricamente ha estado motivada por un transfondo religioso. “Las religiones monoteístas suelen ser religiones que tienen un eje hombre-mujer y va en contra de todas estas personas diferentes. Si te vas a religiones politeístas son mucho más tolerantes. En Tailandia el transexual es una persona normal. Allí se hacen muchas operaciones y están aceptadas y respetadas”.
Pero a pesar de ello, cree que ha habido muchos avances. La sociedad se ha abierto a la diversidad, aunque aún quede mucho camino por recorrer. Algunas llevan años reivindicando su condición de transexual. Ellas son Daniela Santiago, Abril Zamora, Amor Romeira, Vittoria Schisano, Eva Vildosola o Ángela Ponce, la primera transexual Miss Universo España. Todas ellas han pasado por la consulta del doctor Mañero y lo han contado abiertamente. Sin embargo, son solo la excepción.
P.- Cada vez son más las personas transexuales que muestran su condición abiertamente. A pesar de todos estos casos, que son los más visibles, ¿qué porcentaje de personas prefieren mantenerse en el anonimato y no contar su proceso de transición?
R.- El grupo mayoritario es gente que quiere ser anónima y quiere pasar desapercibida. No quieren decir nada. Algunos incluso, cada vez menos, hacen un cambio de vida. Lo hacen en el momento que van a pasar a la universidad y pasan ya siendo mujeres u hombres. Pero incluso eso está cambiando. Al principio podía haber bullying, pero los niños han sido los primeros que han aceptado la transexualidad como compañeros de colegio. Los padres no. Es curioso porque los padres de niños transexuales me dicen que suelen ser amigos de todos, que se llevan bien y que les tratan igual que al resto. Pero lo único que hay son padres quejándose de que no quieren que sus hijos estén con ellos. Eso dice mucho.
Se calcula que, en España, cerca de 13.000 niñas podrían estar en riesgo de sufrir mutilación genital
El lado profesional del doctor Mañero ha estado siempre vinculado a su generosidad y solidaridad. Además de contar con su propia fundación, que trabaja con la población más favorecida en Guinea Bissau, también ha hecho muestra de esa empatía que le caracteriza en nuestro país con la lucha contra la mutilación genital femenina.
En España, 13.000 niñas podrían estar en riesgo de ser mutiladas. Una "tradición" a la que Mañero prefiere definir como "aberración" y que, aunque parezca lejana, está presente en nuestro país. "Esas aberraciones han ido ligadas a las inmigraciones. Han llegado a España familias que han tenido aquí sus hijas y a esas niñas, en una visita en verano a su país, las mutilaban. Pero esas niñas son nacidas en España y son españolas y han tenido una educación y un entorno de aquí", cuenta. Por ello, dentro de la Fundación, el doctor cuenta con un programa de reconstrucción genital gratuito enfocado a estas víctimas.
A pesar las metas e hitos logrados tanto en la cirugía trans como en su lado más solidario, Mañero no se pone límites. "En el mundo de la transexualidad creo que todavía hay retos por conseguir, sobre todo en la transexualidad masculina. Estamos consiguiendo recrear esos penes, pero el trasplante de pene o de útero, sería un reto. El futuro de la maternidad y paternidad de ellos creo que es el reto médico", confiesa. Sin embargo, tal y como expone para concluir la entrevista, todo ello debe ir acompañado de un importante reto social: que la transexualidad esté absolutamente integrada en la sociedad actual.