En el vídeo de presentación de Michelle O'Neill (45 años) para ser elegida primera ministra de Irlanda de Norte, la candidata del Sinn Féin empieza hablando de comunidad, de su familia (su hermano y sus padres) que fueron el mayor apoyo en su peor momento. Y es que en mayo de 1993, mientras el IRA anunciaba el abandono de las armas, ella, con sólo 16 años, se convertía en madre soltera de la pequeña Saoirse, dentro de una familia católica y muy vinculada al destino de Irlanda del Norte (1,9 millones de habitantes).
"Fueron mi gran apoyo. Mi madre dejó de trabajar para ocuparse de mi hija y que yo pudiera seguir estudiando. Decidió que yo tenía toda una vida por delante que quería que viviera. Así que siempre le estaré agradecida por lo que hizo", ha reconocido en varias ocasiones la mujer que se va a convertir en la primera ministra principal nacionalista de Irlanda del Norte tras conseguir el 29% de los votos en las elecciones del pasado jueves.
Michelle es la primera candidata del Sinn Féin que no ha sido miembro del IRA, aunque creció y vivió desde dentro "the Troubles", como se conoce al periodo de 30 años que duró el conflicto armado de Irlanda del Norte. De hecho, Michelle no entró a trabajar para el partido hasta después de firmar los acuerdos de Viernes Santo, en abril de 1998, entre los gobiernos británico e irlandés, que fueron ratificados en referéndum.
Sin embargo, a la mesa de su casa, siempre se sentaron la política y el IRA. Su padre, Brendan Doris, fue miembro de la banda armada norirlandesa y estuvo en la prisión de Maze por ello. Cuando salió de la cárcel se convirtió en concejal de Dungannon, un cargo que ella heredó en 2005 cuando Doris dejó la política. Ser concejala fue la primera parada de una gran carrera política que la ha llevado a vivir un "día histórico en Stormont", la Asamblea de Irlanda del Norte, donde este pasado lunes ha sido nominada como primera ministra.
Además, su tío, Paul Doris, encabezó el Comité Irlandés de Ayuda del Norte (Noraid) que recaudó fondos para el IRA en EEUU, y uno de sus primos, Tony, miembro de la banda, murió en 1991 cuando fueron interceptados por militares que prendieron fuego al coche donde viajaba con otros militantes de la banda armada. Otro de sus primos resultó herido grave en un tiroteo en 1997.
Por eso, durante su campaña, Michelle ha insistido en la palabra "cambio" como el objetivo de su campaña y su Gobierno y ha pasado de puntillas por sus vínculos familiares con el IRA. "Independientemente de mis antecedentes religiosos, políticos o sociales, mi compromiso es hacer que la política funcione", advertía. Una promesa que, a la vista de los resultados, ha sido creída por la mayoría de los votantes de Irlanda del Norte.
Un fortín del IRA
Los inicios de su vida política han estado ligados a la ciudad de Dungannon, de la que se convirtió en la primera mujer en ocupar la Alcaldía. Michelle nació un 10 de enero de 1977 cerca de esta ciudad, en Clonoe, una pequeña villa que, sin embargo, está marcada en grande en el historial negro del IRA puesto que fue escenario de una emboscada, en 1992, donde murieron varios miembros de la banda cerca de la iglesia cuando intentaban escapar de una unidad del ejército británico.
En casi todos sus ascensos dentro del Sinn Féin siempre estuvo apadrinada por Francie Molloy, miembro de la asamblea del partido, y sobre todo por Martin McGuinness, una de las figuras históricas más importantes junto a Gerry Adams, que falleció en 2017. De hecho, en su entierro, se pudo ver a una afectada Michelle O'Neill portando el féretro a hombros junto a Adams, líderes del Sinn Féin y otros exmiembros del IRA para honrar la memoria de quien siempre confió en ella.
De hecho, ese año, McGuinness acababa de dimitir de su cargo como viceprimer ministro de Irlanda del Norte en un gobierno de coalición con el Partido Unionista Democrático (DUP), y su muerte dejaba un agujero en el liderazgo del partido y del Ejecutivo que tenía que ser rellenado con inteligencia política y delicadeza.
Fue en ese momento cuando Michelle saltó como líder del Sinn Féin en el Ulster por encima de otros miembros con más años de militancia y lucha. "Camino sobre los pasos de un gigante. Pero nunca me han asustado los retos", aseguró en ese momento la líder nacionalista. Muchos alabaron entonces la estrategia del Sinn Féin apostando por rostros más jóvenes que no estaban vinculados personalmente con la violencia del IRA.
La periodista del Irish Examiner, Aoife Moorde, señala como clave en el camino de Michelle precisamente el asumir este liderazgo en Belfast: "Fue astuto por parte de Martin elegir a una mujer de clase trabajadora con credenciales republicanas. Eso es increíblemente importante cuando se trata del Sinn Féin en el norte".
Unos meses después, otro histórico del IRA, Gerry Adams abandonaba la presidencia general del partido y otra mujer, que ha sido clave en la victoria de O'Neill, se hacía cargo: Mary Lou McDonald.
¿Un espejo para el País Vasco?
Las comparaciones entre el terrorismo de ETA y el del IRA siempre han marcado la propia historia de la banda armada española. Por eso, muchos han visto en la victoria de O'Neill un espaldarazo a la política que está realizando Bildu ahora mismo.
De hecho, tras las últimas decisiones en el Congreso español, donde Bildu ha salvado el decreto de ayudas por la crisis de Pedro Sánchez, alegando responsabilidad política frente a las diferencias con el Ejecutivo, miembros del PNV han alertado al presidente español del riesgo que supone apoyarse en Bildu, al que ya ven como una amenaza clara para aunar los deseos nacionalistas vascos.
¿Se podría producir un sorpasso en las próximas elecciones a lehendakari? ¿Podría Bildu mejorar sus resultados en el Congreso? Curiosamente, frente a la política de nueva generación del Sinn Féin, el pasado 1 de abril, el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, no descartó ser él mismo el próximo candidato a lehendakari en 2024. "Mi papel está en la medida en que la gente me lo pide. Yo nunca he tenido la ambición de estar en un determinado puesto", aseguraba.
Otegi no fue el candidato en 2020 porque seguía inhabilitado para ejercer la política hasta 2021 pero incluso así, amenazó con presentarse igualmente. Al final, fue elegida Maddalen Iriarte, no afiliada a ningún partido, y que obtuvo los mejores resultados de la coalición en su historia. "El cambio ya ha comenzado", aseguró junto a Otegi esa noche electoral. Un lema muy parecido al de la líder del Sinn Féin.
Está por ver ahora si Bildu toma nota del éxito de Michelle O'Neill y cambia definitivamente el paso (y las caras) o sigue dando protagonismo a históricos miembros del movimiento batasuno y de ETA, como seria el caso de una candidatura de Otegi o de cualquier otro miembro de una generación vinculada con la banda terrorista.
McGuinness, su padrino
Michelle nunca ha negado los vínculos con esa generación de exmiembros del IRA ni la influencia que han tenido en ella McGuinness y los amigos de su padre. Pero cuando ha asumido cargos políticos, fue ministra de Agricultura y de Salud, siempre ha intentado hacer políticas que cambiaran la vida de la gente, al mismo tiempo que seguía trabajando en el sueño de una Irlanda unida.
Sin embargo, aún hoy muchos analistas dudan de que sea ella la que marque la política del partido y apuestan más porque sea simplemente una marioneta en manos de alguien más dentro del Sinn Féin, de la antigua guardia, que serían lo que decidirían los temas más delicados en el Gobierno.
"Ella no es la persona que establece la política del Sinn Féin en una amplia gama de temas. Ella es la primera persona que puede aparecer de manera plausible en la televisión y comunicarse de manera efectiva", aseguraba en The Guardian un miembro del DUP que no quiso revelar su identidad.
Según la profesora de Política Social de la Universidad del Ulster, Deirdre Heenan, esta es una sospecha que siempre va a perseguir al partido nacionalista irlandés y que no siempre tiene que tener una base real: "El Sinn Féin siempre sufrirá esa duda, de quién está realmente a cargo, pero están tratando de sacudirse la imagen del pasado", reconoce.
Durante esta campaña, sobre todo, ha pesado más la visión práctica de quien sabe lo duro que puede ser la vida. Michelle O'Neill pertenece al ala izquierda de su partido y pese a la actitud conservadora que tradicionalmente ha caracterizado al Sinn Féin, la ganadora de las elecciones en Irlanda del Norte ha luchado abiertamente por los derechos de los homosexuales y de las mujeres.
En 2016, siendo ministra de Salud, una de sus primeras decisiones fue eliminar la prohibición existente que impedía a los homosexuales y bisexuales donar sangre. El año pasado, en pleno debate por la intención de los más conservadores de prohibir los abortos (una ley que tuvo que aprobar Londres ante el colapso de la Asamblea norirlandesa), Michelle acusó a los unionistas de "intentar vergonzosamente negar esos servicios" a las mujeres norirlandesas.
"Las mujeres de esta isla han esperado lo suficiente para tener acceso a servicios de salud de aborto modernos y compasivos. Ese es un hecho atroz e innegable", aseguró entonces O'Neill en una demostración de fuerza incluso dentro de su partido, donde muchos siguen manteniendo el concepto tradicional católico en las políticas reproductivas y abortivas.
Madre a los 16
Pero es que Michelle es una experta en luchar contra los prejuicios que meten a las mujeres "en una caja", etiquetadas, como si fueran "parias" por no cumplir los estándares tradicionales. Así, al menos, se sintió ella cuando tuvo que seguir adelante con su vida de adolescente, embarazada y madre soltera. "Ser padre es abrumador, sin importar la edad que tengas, pero especialmente cuando tienes 16 años".
"Tuve algunas experiencias muy negativas cuando estaba embarazada. La escuela a la que asistí no era particularmente solidaria a veces y te hacía sentir como si las niñas no pudieran estar en la escuela", explicó hace unos años a The Irish Times, en un artículo donde hablaba con mucha naturalidad de su papel como madre y mujer dentro de la política.
Michelle, que acudía a la escuela católica St Patrick's Girls' Academy, narró entonces un episodio que la destrozó con sólo 16 años. Una vez tuvo que ir a la escuela a hacer un examen práctico en muy avanzado estado de gestación. No pudo ponerse el uniforme, porque no le cabía, y se vistió con su ropa. Cuando iba a subir al bus se dio cuenta de que había olvidado el abono y allí experimentó lo que es la discriminación y la rabia.
"El conductor del autobús peleó conmigo porque en realidad no era alumna de la escuela y no tenía dinero para pagar el viaje. Cuando llegué a la escuela me riñeron por no decirles que iba como si fuera una plaga o algo así... A la vuelta, ya en casa me derrumbé y me eché a llorar. Pensé que nadie me volvería a tratar así".
Fue quizás en ese momento cuando tuvo claro que tenía que convertirse en una mujer más fuerte y luchar por los derechos de quienes permanecen toda su vida en los rincones del sistema. "Yo no me propuse que ese fuera mi viaje de vida, pero ese fue mi viaje. Y no me arrepiento de tener a Saoirse joven. Me dio un incentivo para trabajar duro porque quería cosas buenas para ella", explicó la nominada como ministra principal, recordando que en 1993, "la sociedad, en comparación con la actual, era un lugar muy diferente".
Dos años más tarde de ese importante 1993, Michelle se casó con Paddy O'Neill, con quien tuvo a su segundo hijo, Ryan. Reconoce que su activismo creció casi al mismo tiempo que su hija en su vientre y que fueron años en que acababa llevándose a ambos hermanos a mítines y a actos políticos. "Probablemente yo era la que tenía que acomodarme todo el tiempo para hacer lo que hago en política. La política no es muy familiar en el horario porque muchas cosas son por las tardes y los fines de semana. Constantemente te sientes culpable y, nuevamente, esa es la pieza del equilibrio, es muy difícil lograr el equilibrio y hacerlo bien", reconocía en esa entrevista.
Ahora sus hijos son ya adultos, "aunque siguen necesitando a su madre", como explica Michelle, y se abre ante ella una etapa que puede ser clave para la historia de Irlanda del Norte. Son muchos los interrogantes que asaltan ahora a los norirlandeses sobre un gobierno nacionalista por primera vez en la historia de esta región y si puede ser, cómo ella auguró hace unos años, la palanca para conseguir una Irlanda unida.
Por ahora, ha recibido la felicitación y el apoyo de los nacionalistas escoceses que ven con muy buenos ojos la presión que pueden ejercer sobre Westminster desde ambos puntos a la vez. Y de hecho, la lectura política desde Londres es que se prevén meses muy duros para el propio Boris Johnson, más allá de la purga por sus propios pecados políticos.
Michelle O'Neill, por su parte, insiste en centrarse en lo que ha prometido en su campaña y que tan buen resultado le ha dado con el votante de centro: "Quiero liderar una agenda para un cambio real. Cambio en el Servicio de Salud. Cambio en ayudar a las personas a través de la crisis del costo de vida. Quiero liderar para todos. Quiero ser una primera ministra para todos".
"El Brexit hará una Irlanda unida"
Michelle O'Neill siempre se ha manifestado en contra del Brexit por lo que suponía para Irlanda del Norte. Pero siempre fue un no agridulce porque está convencida de que la salida del territorio británico de la Unión Europa iba a provocar, sin ninguna duda para ella, la unión de Irlanda. De hecho, hasta puso una fecha para ello: 2027.
"Si los últimos años de Brexit nos han enseñado algo, es que los conservadores nunca priorizarán los intereses de las personas aquí, ya sean unionistas, nacionalistas u otros", aseguraba en una apuesta por la vida y la salud que ha atraído a más votantes de centro de lo esperado.
La República de Irlanda tiene algo casi cinco millones de habitantes y un territorio de 70.273 kilómetros cuadrados. Mientras Irlanda del Norte, en un terreno seis veces menor, 14 130 kilómetros cuadrados, cuenta con una población de 1,9 millones.
Los norirlandeses se han quejado, incluso en las urnas, de la situación creada en la frontera irlandesa con el Brexit puesto que cierra el constante flujo comercial entre ambos territorios. De hecho, Londres ha pedido a la UE que se renegocie este protocolo, ante la presión de todo el territorio, para que Irlanda del Norte siga dentro del mercado común, y el Sinn Féin ha sacado partido de este malestar general.
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