Cuatro familias milmillonarias controlan el 75% de la circulación de los periódicos en el Reino Unido, lo que ha provocado debates en incontables ocasiones sobre hasta qué punto estos apellidos son verdaderamente un contrapoder para el poder establecido. En mayor o menor medida, lanzan dardos envenenados hacia el 10 de Downing Street y el palacio Buckingham, la representación de las máximas autoridades del país, lo que ha puesto en entredicho el valor de la democracia.
Estos cuatro nombres son Jonathan Harmsworth, IV vizconde Rothermere (propietario de Mail y Metro), Rupert Murdoch (The Times y Sun), Evgeny Lebedev (London Evening Standard) y Frederick Barclay (The Telegraph). De todos ellos, quien está de plena actualidad es lord Rothermere, a quien el príncipe Enrique de Inglaterra (38) interpuso recientemente una demanda por "violaciones graves de la privacidad", para las que se utilizaron escuchas y grabaciones de conversaciones íntimas.
El pasado 27 de marzo, el hijo menor del rey Carlos III de Inglaterra (74) se presentó por sorpresa en el Alto Tribunal de Inglaterra y Gales para acudir a la sala 76 de las Cortes Reales de Justicia a una audiencia preliminar contra Associated Newspapers Limited (ANL), la editora del Daily Mail, MailOnline y The Mail on Sunday, entre otros.
El duque de Sussex es uno de los siete protagonistas de una demanda colectiva en la que se encuentran la actriz Liz Hurley (57), el cantante Elton John (76) y su esposo David Furnish (60) y Sadie Frost (57), actriz y empresaria que alcanzó la celebridad tras su matrimonio con Jude Law (50). Los representantes legales de la ANL contraatacaron al decir que "los acontecimientos a los que se refieren tuvieron lugar en 1993 y en su mayor parte en la primera década de este siglo, por lo que prima facie están innegablemente prescritos".
La Associated Newspapers Limited la cofundaron en 1905 los hermanos Alfred, I vizconde de Northcliffe, y Harold Harmsworth, I vizconde Rothermere, bisabuelo de Jonathan. Cuando el primogénito de 14 hermanos falleció a causa de una endocarditis sin descendencia, Harold se quedó con todas las acciones. La labor del I vizconde Northcliffe no pasó desapercibida para Williams Maxwell Aitken, I barón Beaverbrook y Cherkley, el primero de los barones de Fleet Street, la calle londinense convertida en el epicentro del nacimiento de los tabloides, que no tuvo reparos en describir a su adversario como "el Napoleón de la prensa".
La estrategia del IV vizconde Rothermere (55) usada contra el príncipe Enrique recuerda a la del News of the World de los Murdoch. Estos protagonizaron en 2011 uno de los mayores escándalos periodísticos en la historia del país a raíz del uso de escuchas ilegales con el fin de conseguir exclusivas.
El tabloide más vendido contaba entre sus víctimas a la realeza, celebridades, políticos o víctimas de crímenes. Ejemplos: los príncipes Guillermo (40) y Enrique, Elle McPherson (59), Hugh Grant (62), Jude Law, Sienna Miller (41) o Milly Dowler. Tras 168 años de historia, el News of the World cerró por orden de James Murdoch (50), el tercero de los seis hijos del magnate australiano que controlaba parte del imperio en Europa.
Jonathan Harmsworth, IV vizconde Rothermere, está en el punto de mira del príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle (41), desde que en 2016 se desvelara su relación sentimental. A finales de ese año, el joven manifestó a través de un comunicado su preocupación por la exactriz de la serie Suits debido a la "ola de abuso y acoso" a la que ha estado sometida por los tabloides y, sobre todo, por "el sexismo y racismo de los troles de las redes sociales". En aquel momento se sintió culpable de no haberla sabido proteger. En su memoria aún perduran las extremadas y peligrosas persecuciones que sufrió su madre, Lady Di, que finalmente le costaron la vida el 31 de agosto de 1997 en París.
En aquel comunicado se mostró tajante: "Mi miedo más profundo es que la historia se repita (…) Llega un punto en el que lo único que se puede hacer es enfrentarse a este comportamiento porque destruye la vida de las personas. En pocas palabras, se trata de intimidación que asusta y silencia a la gente. Todos sabemos que esto no es aceptable bajo ningún concepto. No creemos ni podemos creer en un mundo donde no haya una responsabilidad por ello.
Al Windsor también le seguía escociendo la portada que The Sun (familia Murdoch) le dedicó con 20 años con el titular Harry the Nazi en el que se le veía luciendo una camisa con la esvástica. No hay que olvidar que el fascismo ha sido una sombra permanente en algunos tabloides y en la familia real británica. Harold Harmsworth, I vizconde Rothermere publicitó el nazismo alemán y el fascismo italiano sin temer a las represalias. Considerado en la década de los treinta como uno de los magnates de los medios más influyentes, Hitler y Mussolini encontraron en lord Rothermere a la persona idónea para esparcir sus ideales. De hecho, incluso llegó a tener entrevistas exclusivas con el führer y acceso inédito a su entorno.
Por lo que respecta al trono, los Windsor no son auténticos. En 1917, el rey Jorge V de Inglaterra –bisabuelo de Carlos III– decidió erradicar el germánico nombre por el que se conocía a su dinastía, Sajonia-Coburgo-Gotha, y sustituirlo por otro mucho más neutro como Windsor, que hacía referencia al castillo donde están enterrados numerosas testas británicas.
El trasfondo de la I Guerra Mundial ayudó a hacer una limpieza de cara a la monarquía británica para que no se relacionara a Jorge V con sus primos carnales, el káiser Guillermo II y el zar Nicolás II de Rusia. Todos ellos eran nietos de la reina Victoria de Inglaterra, denominada popularmente como "la abuela de Europa".
Algunos descendientes y parientes Jorge V no disimularon su afinidad por Hitler. Su hijo Eduardo VIII y su esposa, Wallis Simpson, conocidos en la jet set internacional como los duques de Windsor, se reunieron con el führer en varias ocasiones, tal y como asegura Andrew Morton en su libro El rey traidor: el escandaloso exilio del duque y la duquesa de Windsor. Y por si fuera poco, las cuatro hermanas mayores de Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II, no solo no se casaron con aristócratas alemanes, sino que algunas de ellas se dejaron fotografiar al lado de Hitler.
En la miniserie Enrique y Meghan que Netflix estrenó el año pasado, al duque de Sussex arremete duramente contra los tabloides, especialmente contra el Daily Mail, a quien culpabilizó del aborto sufrido por su esposa en 2020. Un año antes, la duquesa de Sussex demandó a Associated Newspapers Limited por vulnerar sus derechos de autor, ya que publicaron sin su autorización una carta manuscrita personalmente a su padre. El juez del Tribunal Superior le dio la razón a la aristócrata en detrimento de la ANL, que tras publicar cinco artículos alegó que no habían cometido ningún delito porque atribuyeron la misiva a un ayudante de Meghan, por lo que consideraban que los derechos pertenecían a la monarquía. La indemnizaron con 1,2 millones de euros.
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En julio de 2022, en el mismo Tribunal, el duque de Sussex también ganó una demanda por difamación al The Mail on Sunday –propiedad de la ANL– al considerar el periódico había tergiversado los hechos en los que supuestamente despreciaba a las fuerzas armadas de su país. Aunque la cantidad percibida no se hizo pública, se sabe que el nieto de Isabel II lo donó a la Fundación Invictus Games. También les demandó por difamación porque dieron a entender que mantuvo en secreto las conversaciones realizadas con el gobierno para la obtención de protección policial para él y su familia cuando pisen suelo británico. Un hecho controvertido desde que los Sussex dejaran en 2019 La Firma, como así se conocen a los Windsor.
Desde que se conocieron, el amor de Enrique por Meghan creció exponencialmente junto al odio que sentía por los tabloides carroñeros. Tim Burt, asesor de una consultoría de relaciones públicas que trabaja con la pareja afirma en la miniserie Enrique y Meghan que "hay una especie de contrato no escrito entre la institución y la prensa, el contribuyente paga por la familia real y a cambio se espera que los Royals estén disponibles para los medios". A este respecto, Enrique puntualiza en el mismo programa que "la jauría de corresponsales reales es esencialmente una rama extendida de las relaciones públicas de la familia real, un acuerdo que ha existido durante más de treinta años".
El núcleo duro de la realeza cuenta con sus propios equipos de comunicación en el palacio de Buckingham, el palacio de Kensington y Clarence House porque aspiran a controlar la narrativa que los tabloides ofrecen sobre ellos.
Sin embargo, Enrique considera que en los últimos años la Firma ha puesto a su familia como alimento para la jauría de los diarios sensacionalistas. Se quedaron indefensos. "No se nos había permitido contar nuestra historia porque ellos no querían", aseguraba Meghan en la miniserie. Al unísono, la pareja confirmó que "no se nos permite, siempre ha sido así, hasta ahora". Y desplegaron todas sus armas para contar la verdad.
Bajo su prisma, obviamente. Todos los ataques hacía la institución han sido plenamente rechazados por el pueblo que acusa a los duques de oportunistas tras afincarse en California, donde han firmado contratos con cifras astronómicas. Por ejemplo, se comenta que por el contenido ofrecido a Netflix habrían percibido unos 94 millones de euros, por el podcast Archwell Audio en Spotify, 21 millones de euros, y por el libro de memorias del príncipe (En la sombra), 18,4 millones de euros.
Ante este revuelo, Jonathan Harmsworth, IV vizconde de Rothermere, permanece tranquilo. Las compensaciones económicas que su imperio periodístico ha pagado en juicios son calderilla si la comparamos con su imponente fortuna que asciende a algo más de 1.500 millones de euros. Además, sigue siendo la figura más poderosa de la prensa en su país. En 2013, la Associated Newspapers Limited cambió su nombre a Daily Mail and General Trust (DMGT), que, según Press Gazette, reparte más de dos millones de diarios impresos diarios y 800.000 los domingos. Además, controla el 10% del tráfico web de noticias nacionales en las que tan solo en el web del Daily Mail entran 100 millones de lectores mensuales.
Tras su salida a bolsa, en 2021, lord Rothermere adquirió todas las acciones de DMGT por una cifra cercana a los 2.700 millones de euros. De esta manera consiguió el control total de la empresa a través de Rothermere Continuation Limited (RCL).
Por lo que respecta a la vida privada del noble, está casado desde 1993 con Claudia DeVriese, con quien ha tenido cinco hijos, Vere (29), Eleanor (27), Theodora (22), Iris (19) y Alfred (13). El primogénito parece estar destinado a ser el sucesor del imperio tal y como le ocurrió a Jonathan cuando en 1998 con 30 años falleció Vere Harmsworth, III vizconde Rothermere, que perdió su virginidad en un burdel de El Cairo.
Y decimos parece ser porque el aristócrata tiene un hijo ilegítimo fruto de una relación anterior con una joven neozelandesa que había sido empleada de su madre, Patricia Evelyn Matthews, una socialité a la que apodaban 'Bubbles' (burbujas) por su afición al champán y que falleció en 1992 a los 63 años de un ataque al corazón en Niza debido a una sobredosis accidental de somníferos. Los Rothermere, por su parte, viven en una fabulosa residencia en Londres, pero el emblema de su familia es su casa de campo en el condado de Wiltshire, Ferne Park.