Hay dos momentos críticos en la vida de José Luis Ábalos: el primero, a raíz del nacimiento del menor de sus cinco hijos, que ahora tiene 10 años. El niño nació con una grave complicación fruto de una mala praxis médica, que le pudo dejar secuelas de por vida. El segundo, los días posteriores a que su mano derecha, Koldo García Izaguirre, fuera detenido por estar en el centro de una trama de corrupción vinculada a la adquisición de mascarillas durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19.
Aunque no está imputado, a lo largo de los últimos 10 días, el exministro de Transporte ha estado en el candelero por su estrecha relación con su ínclito asesor. Ábalos ha dejado su cargo de portavoz la Comisión de Interior del Congreso, ha sido expulsado de la militancia del PSOE, ha anunciado que no dejaba su escaño y que pasaba al grupo mixto para defender su inocencia, se ha batido en numerosas entrevistas en directo en radio y televisión, ha fumado mucho y ha dormido poco.
En los "días más oscuros" del exministro desde aquel duro suceso familiar, según definen fuentes de su entorno a EL ESPAÑOL, hay también responsables. Por supuesto, Koldo, en quien según estas fuentes, el ministro confió a ciegas pese a las sospechas que le llegaron sobre sus actividades. Pero también el presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, a quien Ábalos ayudó a llegar a la cima y quien luego le dio la espalda, dos veces.
"Le llamé para interesarme por él, y me dijo: 'Estoy jodido'", relata uno de los amigos más próximos a Ábalos a este periódico, sobre una conversación que mantuvieron hace unos días. Convencido de su inocencia, este amigo aclara que ese "jodido" no es por miedo, sino porque aquellos en quienes más confió y apostó en el pasado, ahora le han vendido: Koldo, por ponerle en el disparadero. Sánchez, por haberle negado otra vez, después de que ya lo hiciera el 10 de julio de 2021, cuando lo cesó de forma abrupta de la cartera de Transporte y de la secretaría de Organización del partido sin darle explicaciones.
Desde entonces, la relación entre Ábalos y Sánchez quedó maltrecha. En una entrevista en La Sexta dos meses después de aquel cese, el exministro dijo que "había tenido momentos de mayor intensidad, de menor intensidad…" con Sánchez, pero que tampoco le daba "ninguna vuelta a eso". "He sufrido muchas decepciones, como es normal, pero esta no lo fue. Las decepciones vienen cuando uno aspira a algo y no lo consigue. En mi caso, yo no aspiraba a nada ya, ya había sido más de lo que podía imaginar", añadió.
A partir del pasado 21 de febrero, cuando se hizo pública la detención de Koldo, las cosas cobraron un cariz diferente. Tras unas primeras horas de titubeos, la dirección de Ferraz y el propio Sánchez presionaron a Ábalos para que abandonara todos sus cargos y entregara el acta de diputado. Esta vez, la reacción de quien fuera su gran apuesta en el pasado sí que decepcionó a Ábalos, como nunca antes lo había hecho.
"José Luis [Ábalos] sabe lo que es la política y de qué va esto. No se siente traicionado, no usa estos conceptos. Pero sí dolido, porque Pedro Sánchez ahora es presidente y en unos años no lo será. Esto es el tránsito de una etapa en la que él se siente más dolido en lo personal que en lo político. Lo está pasando muy mal", dice una de las fuentes de su entorno. Sin embargo, no siempre fue así.
El nacimiento de una amistad
Cuando Ábalos y Sánchez se conocieron corría el año 2009. El político valenciano había llegado a Madrid como diputado al Congreso, en sustitución de Inmaculada Rodríguez-Piñero, quien renunció a su escaño para ser secretaria de Estado de Infraestructuras. En 2012, Ábalos fue nombrado portavoz de Medio Ambiente del Grupo Parlamentario Socialista, mientras que Sánchez ocupaba el mismo puesto en el área de Cambio Climático.
Transcurrieron dos años en los que ambos portavoces estrecharon su trato personal y crecieron en confianza mútua, hasta el punto de que Sánchez le manifestó personalmente a Ábalos que tenía la voluntad de presentarse a la Secretaría General del PSOE. Era 2014.
Pese a que Sánchez era un desconocido, Ábalos le dijo a su gente en Valencia que él no lo veía mal. "Sánchez era un loquito que se lanzaba a ser secretario general, un 'outsider' que no era valorado. Y, entonces, José Luis [Ábalos] nos dijo que no lo veía mal. Él tiene un ojo proverbial para estas cosas. Ya acertó con [José Luis Rodríguez] Zapatero en el pasado, y decidimos ir adelante", relatan fuentes del partido en la Comunidad Valenciana.
Según estas mismas fuentes, la apuesta de Ábalos por Sánchez no fue porque viera "nada especial en él", sino porque creía que se trataba de alguien "diferente" y "que traería aire fresco". Sobre todo, "le veía consistencia como una opción de cambio" y de ruptura frente a las demás opciones que aspiraban a liderar el partido. Principalmente, a la que representaba Eduardo Madina, continuista de Alfredo Pérez Rubalcaba.
La apuesta de Ábalos por Sánchez no fue porque viera "nada especial en él", sino porque creía que era alguien "diferente"
Cuando Susana Díaz y la federación socialista andaluza decidieron apoyar a Sánchez, éste dio el paso a presentarse a las primarias. Fue el empujón definitivo. En la Comunidad Valenciana, Ábalos ya había desplegado su red de apoyo y ayudó a Sánchez aumentando su presencia en los medios regionales; le dejó quedarse a dormir en su piso, situado en un viejo edificio sin ascensor de la avenida de la Constitución de Valencia; y dispuso la logística para hacer visitas a varias localidades.
Así, el exministro llevó a Sánchez a sendos actos en los pueblos de Alzira y Requena para darlo a conocer a la militancia. "Fueron a la 'mascletà' y a las fallas de Alzira; estuvieron con Mario [Sánchez, el alcalde] en Requena… Fueron eventos muy humildes y modestos. No teníamos recursos. Hacíamos actos con dos palillos y un tambor", dicen las fuentes del partido en Valencia.
Éstas también recuerdan que Alfred Boix, entonces secretario de Organización del PSPV, llamó a Ábalos por la gira que había emprendido con Sánchez. Le dijo: "¿No voy a tener un problema contigo y con el tal Pedro ese, verdad?". Boix veía que la presencia de Sánchez en Valencia, un aspirante a Secretario General que nunca había sido "cercano orgánicamente" a Ximo Puig, recién elegido líder de los socialistas valencianos, podría tener repercusiones. "Era una manera de preguntar, pero realmente era una advertencia", matizan las fuentes.
Aún así, para evitar a Madina, Puig decidió dar vía libre a Sánchez, pese a que el núcleo duro del líder socialista valenciano se decantó por la primera opción. Por ello, Ábalos no se ganó enemigos internos –al menos, en ese momento– al lanzar a su candidato en la Comunidad Valenciana. El apoyo en Valencia urdido por Ábalos fue clave para que Sánchez se hiciera por primera vez con la Secretaría General del PSOE.
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La peor hora de Sánchez
En octubre de 2016, el Comité Federal del PSOE defenestró a Sánchez de la Secretaría General. Fue su peor hora. "En los meses previos se le sometió a una gran presión. Le dejaron sin ningún margen de maniobra ni capacidad, con un cuestionamiento constante de sus decisiones como Secretario General, en plena precampaña de las elecciones generales [de junio de 2016]. Estaba en una situación muy vulnerable", explican fuentes del PSOE.
Ábalos, sin embargo, aguantó y fue fiel a Sánchez. "Nunca dejó de apoyarle. Le tenía afecto y decía que lo que le habían hecho era injusto", relatan, por su parte, las fuentes cercanas al exministro. "José Luis [Ábalos] es así, cree en las personas hasta que le den razones para dejar de hacerlo. En el pecado tiene su penitencia", añaden, también en referencia a la relación que posteriormente tendría con Koldo García.
Así, Ábalos y los diputados socialistas que votaron 'no' a la expulsión de Sánchez, organizaron una "caja de resistencia" para sufragar los gastos básicos de su exsecretario general, que se había quedado literalmente sin nada. "Fue un momento donde las implicaciones personales ya trascendieron a lo político", dicen estas fuentes.
El exministro también fue el artífice en la sombra del manifiesto que firmaron 69 personalidades socialistas reclamando un proceso participativo dentro del PSOE. No se mencionaba a Sánchez explícitamente, pero el texto no tenía otro propósito que rescatarlo y mostrarle que había quienes seguían a su lado.
Por último, en Valencia, Ábalos también se puso en marcha para dar el pistoletazo de salida a una nueva gira de Sánchez, la famosa vuelta a España con su Peugeot 407, con el que recorrería el país pueblo a pueblo para recabar apoyos y volver a la Secretaría General.
En Valencia, Ximo Puig se había hecho con la presidencia de la Generalitat después de las elecciones de mayo de 2015 y cuestionó a los pocos meses el liderazgo de Sánchez cuando dijo que, "en la vida, todo es revisable", en referencia al apoyo que le dio en el pasado. Pero Ábalos mantenía el control de la Secretaría General del partido en la provincia de Valencia y, se empeñó en relanzar a Sánchez en la comunidad con la segunda federación socialista más grande de España, donde contaba con un fuerte respaldo de las bases.
De hecho, las únicas circunscripciones en las que el PSOE incrementó su voto en las Elecciones Generales de 2016 fueron la provincia de Valencia y Madrid. "José Luis [Ábalos] era el único apoyo orgánico que tenía Sánchez en ese momento, no tenía otro. En toda España, sólo le quedaba la Secretaría General de la provincia de Valencia y José Luis se convirtió así en la muleta de Pedro en Madrid, en su apoyo fundamental", dicen las fuentes del partido en la Comunidad Valenciana.
Éstas señalan que no fue un camino fácil. Ponen como símil un embarazo de nueve meses –ocho, en realidad–, desde que Sánchez salió de la dirección del partido en octubre de 2016 hasta que se volvió a coronar como Secretario General, en mayo de 2017: "Estos meses no pasaron tan rápido. Como en un embarazo, el primer mes había dudas, náuseas… pero José Luis decidió llevarse a Pedro [Sánchez] a Valencia para que recibiera el calor de la gente".
Ábalos y los diputados que votaron 'no' a la expulsión de Sánchez, organizaron una "caja de resistencia"
Por insistencia del alcalde de Xirivella (Valencia), Míchel Montaner, el acto que escenificó el reencuentro de Sánchez con la militancia terminó celebrándose en esa localidad. Pero la idea inicial de Ábalos era hacerlo en su Torrent natal. Sea como fuere, el mítin de aquel 26 de noviembre de 2016 terminó por reunir a más de un millar de afiliados y simpatizantes.
En un inicio, iba a celebrarse en un teatro destartalado de Xirivella sin apenas aforo. Llovía. Uno de los presentes recuerda a este periódico que, junto a Mercedes Caballero, exsecretaria general del PSPV, se la jugaron, y decidieron que se celebrara fuera. Las imágenes del acto quedaron para el recuerdo: Xirivella se convirtió en toda una declaración de intenciones y, sobre todo, fue un apoyo moral que provocó que Sánchez se planteara volver a la Secretaría General.
"Esa misma noche vi que Pedro tenía muchas opciones de ganar las primarias", dicen las fuentes del partido en la Comunidad Valenciana. Después de Xirivella, Sánchez visitó a la agrupación socialista de Sueca, al sur de Valencia, donde la gente salió a los balcones a fotografiarlo y le pidió insistentemente que se presentara. Ábalos y su círculo se reafirmaron en que "tenían un Justin Bieber" delante y que, si se lanzaba a las primarias, las ganaría.
Empujón a las primarias
Junto al 'manifiesto de los 69', Ábalos fue el protagonista de otro momento clave que terminó por empujar a Sánchez a inscribirse como candidato a las primarias de 2017. Fuentes del entorno del exministro relatan que en diciembre de 2016, el político valenciano tuvo una larga conversación con un entonces titubeante Sánchez. El contenido de la charla es desconocido, pero quienes saben de ella hablan de "términos muy duros" que dejaron a Sánchez apenas sin dormir hasta que, al amanecer, decidió ir adelante y presentarse.
[Koldo usaba el despacho de Ábalos para recibir a contratistas cuando no estaba el ministro]
"Pedro [Sánchez] no estaba pasando por un buen momento. Sus amigos le habían traicionado y no terminaba de arrancar. Un día lo tenía claro, y al otro dudaba; no se decidía. Entonces, llegó José Luis [Ábalos] y le convenció de que se tenía que presentar", explican las fuentes cercanas al exministro.
A partir de entonces, con Sánchez ya candidato, Ábalos se hizo cargo de su campaña nacional a las primarias, junto a Santos Cerdán, y a un entonces desconocido Koldo García Izaguirre, que desde una aparente posición secundaria se encargó de las cuestiones logísticas.
En Valencia, gracias a la influencia de Ábalos, la militancia socialista respaldó con un 68% a Sánchez frente a Susana Díaz. En la Navarra de Santos Cerdán ocurrió más de lo mismo. En toda España, Sánchez fue elegido de manera abrumadora como Secretario General del PSOE, después de aquel "embarazo" en el que, al principio, hubo más dudas que certezas.
Tras el regreso de Sánchez a la dirección del PSOE, premió a Ábalos con la portavocía general del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, cargo en el que duró un mes. El 18 de junio, también le nombró secretario de Organización del partido, el mismo momento en el que Koldo comenzó a trabajar para él como chófer y guardaespaldas.
La relación de Ábalos y Sánchez en aquellos años siguió viento en popa. En el plano político, también: en 2018, tras ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy, Sánchez le nombró Ministro de Fomento, cartera que luego pasaría a ser Transporte. Hasta que llegó el 'caso Delcy', y con ello, las dudas que hicieron que su amistad comenzara a tambalearse.
Delcy y la ruptura
La madrugada del 20 de enero de 2020, Ábalos y Koldo se reunieron en la pista del aeropuerto de Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. El encuentro duró 25 minutos en los que el exministro gestionó un cambio de avión para la delegación venezolana. Delcy tenía prohibido entrar en el espacio Schengen por las sanciones que la UE impuso al régimen de Nicolás Maduro y contra varios funcionarios de su Gobierno.
Fue Sánchez quien confió en Ábalos para deshacerse de ese entuerto, con tan mala suerte de que la noticia trascendió. A partir de entonces, la imagen pública del político valenciano entró en barrena: una incesante campaña de la oposición le presentó como un personaje amante de la buena vida y con propensión a los chanchullos.
"El Ábalos que aparece estos días en televisión, es el Ábalos real, y no la caricatura deshumanizante que se ha hecho de él. Fuma Ducados, sí; no es deportista y le gusta la música latina. En su coche jamás escucharás una sola canción en inglés. Pero eso no da carta blanca para etiquetarle, como se ha hecho, de 'Torrente' para abajo. En su despacho en Valencia, que debe tener una altura de tres metros, tiene una biblioteca con libros desde el suelo hasta el techo; es un lector voraz. Tiene simpatía a los toros, pero por su padre. No es un gran aficionado. No le gusta el fútbol ni el deporte en general. Si no hubiera sido político, hubiera sido un gran catedrático de universidad", asegura uno de sus amigos.
Pese a la defensa que hacen quienes le conocen, la imagen de Ábalos tras el 'caso Delcy' quedó tocada. Y con ella vinieron las cada vez mayores suspicacias de quien fuera su discípulo. Ábalos fue también uno de los responsables de diseñar la moción de censura que pretendía devolver al PSOE a la Región de Murcia. Pero fracasó, con lo que el recelo de Sánchez fue en aumento.
Finalmente, tras los malos resultados del PSOE en la Comunidad de Madrid en mayo de 2021, después de que Isabel Díaz Ayuso adelantara las elecciones autonómicas en reacción a lo sucedido en Murcia, Sánchez decidió prescindir de él. En aquel momento, Ábalos dijo que no había recibido ninguna explicación. Estuvieron algunos meses sin hablarse. La relación no volvería a ser la misma.
Más tarde ha trascendido que Hacienda ya investigaba al Koldo cuando se produjo el cese de Ábalos del ministerio, lo cual podría ser una de las razones que llevaran a Sánchez a deshacerse de él y dejarlo como diputado raso. Hace apenas 10 días, fue la explosión del mismo caso la que terminaría por darle la puntilla a su ruptura.
En una entrevista a que concedió a Infolibre unos meses después de su salida del ministerio, Ábalos dijo sobre su amistad con Sánchez: "Nunca nos hemos ido de copas pero hemos llegado a tener muchísima confianza, muchísima. Él siempre me ha categorizado de amigo". Ahora, esa confianza no es más que un recuerdo, la que un día unió a quienes hoy se tratan como dos desconocidos.