“Ya le he dicho a Bahuz que voy a tener que borrar de momento vuestros números”, le escribió el catalán Pau Heras a un camarada de armas en Telegram el 14 de abril 2023. “Un antiguo compañero de Shingal que ha estado aquí (en Ucrania) va diciendo que soy prorruso. Ya os diré cuando la situación esté mejor. Ahora que me voy a cambiar de unidad... supongo que me investigarán más a fondo. No tengo nada que esconder, pero es mejor así. Parece que uno desertó a los rusos y ahora están emparanoiaos. En fin, cuando termine todo ya os avisaré”.
Ahora Pau está muerto. Le mató un pedazo de metralla de los rusos —tal vez un proyectil de doshka— en diciembre del pasado año cuando defendía un búnker situado en el Lugansk. Acababa de cumplir los 26 años. Lo extraordinario aquí es que el mensaje que reproduce EL ESPAÑOL | Porfolio en este reportaje fue enviado por Heras desde las posiciones ucranianas que ocupaba a otro soldado español, llamado Andrés, que combatía con las tropas del Kremlin al otro lado de la línea de contacto.
Eran, por así decirlo, entrañables enemigos. Pau llegó incluso a ser interrogado por las tropas de Zelenski porque algunos de sus antiguos camaradas pusieron en duda su honorabilidad y le acusaron abiertamente de traición.
La propia inteligencia española se interesó por lo ocurrido e investigó los hechos el pasado año. Las conclusiones que alcanzaron los funcionarios del Ministerio de Defensa no dejaban lugar a dudas: el catalán era un hombre completamente íntegro. Y la principal prueba de su lealtad al uniforme que vestía es que perdió la vida defendiendo Ucrania de la agresión rusa.
Ninguno de los mensajes que intercambió con los antiguos camaradas que combatían con los rusos incluían nada diferente a comentarios jocosos sobre la guerra que les había separado. Quienes sugirieron lo contrario (sus propios hermanos de armas en Ucrania) lo hicieron sin más prueba que el recelo, más allá del hecho de que no parezca muy ortodoxo intercambiar comentarios amistosos con alguien cuyo principal trabajo es incrustarte un pedazo de plomo en la cabeza.
En realidad, el episodio protagonizado por ese jardinero de Mollet del Vallés es parte de una historia extraordinaria y sin parangón en el contexto de esa guerra: la de un puñado de íberos que combatieron juntos durante varios años contra el ISIS en Irak y Siria y que, al término de aquel conflicto, acabaron enfrentándose entre sí en la guerra de Ucrania cuando sus simpatías respectivas por Kiev y por Moscú les separaron.
Algunos, como el propio Pau Heras, conservaron la amistad y su reputación sufrió por ello. Hubo otros, no obstante, que pasaron de la camaradería al odio cerril y visceral y a los insultos airados y los cruces de acusaciones en las redes. Nunca les perdonaron al valenciano Juan Manuel Soria Monfort y a un aragonés al que los rusos del Donetsk conocen como Andriuja que se fueran a servir a Putin. Pero vayamos por partes.
Compañeros de milicia en 2015
Los españoles ahora enfrentados por la guerra comenzaron a coincidir a partir de 2015 dentro de una milicia yazidí adscrita a la guerrilla kurda del PKK (YBS). Hay una sopa de siglas de milicias que acostumbra a confundir a los no iniciados en las múltiples violencias de Oriente Medio. En el intento de simplificar, podría afirmarse que los independentistas kurdos de Turquía crearon bases militares en el vecino Irak para zafarse de la persecución a la que les sometía las tropas de Erdogan. Después de tomar sin resistencia Mosul, los yihadistas del Daesh avanzaron hacia las regiones yazidíes; asesinaron a cientos de fieles de esta religión no abrahámica y raptaron a sus jóvenes y niñas como esclavas sexuales.
Los guerrilleros socialistas del PKK (una organización calificada por la UE de terrorista) se desplazaron desde la frontera con Turquía, impidieron el avance del Daesh y, a cambio de ello, se quedaron. En aquellas tierras áridas, los kurdos crearon una nueva milicia con hombres y mujeres yazidíes a la que rebautizaron como YBS. A imagen y semejanza de lo que habían hecho ya antes en su “reino rojo de Qandil”, han excavado una intricada red de galerías que les brinda refugio frente a los drones y los F16 de Ankara.
A partir de 2015, varias docenas de españoles sirvieron en la sección internacional de esa franquicia del PKK. En realidad, era tal su número que el grueso de los voluntarios internacionales que combatían con los kurdos en aquellas regiones yazidíes de Sinyar o Shingal procedían de nuestro país. En consecuencia, la unidad estuvo siempre comandada por los nuestros. Salvo unas pocas excepciones, procedían de organizaciones nacionalistas de Extrema Derecha o identitarias, a pesar de que los kurdos suelen adornar todas sus banderas con estrellas rojas.
Fue en un pequeño cuartelucho levantado sobre una colina polvorienta que visitó este medio en 2019 donde coincidieron todos esos íberos que después irían a combatir entre los eslavos. Más de la mitad de los hombres que retrató esta revista hace cinco años ha muerto ya, tanto en los campos de batalla de Rojava como, sobre todo, en los de Ucrania. La mayoría de ellos ha servido a las órdenes de Kiev, pero hubo un pequeño grupo que acabó uniéndose los rusos. Entre ellos se halla el mentado Juan Manuel Soria Monfort alias Bahus Sores alias Simón de Monfort, que era su antiguo comandante en el PKK. Ese ha sido el origen de la discordia.
De camaradas a enemigos
Han pasado de combatir codo a codo frente al hospital de Raqqa donde se refugió la última bolsa de yihadistas del Daesh a luchar entre sí en las gélidas estepas del Donetsk. Durante su tercer servicio, tanto Soria como el aragonés Andriuja han combatido en La Española, una unidad de hooligans encuadrada en Redut, que es la organización dependiente del Ministerio ruso de Defensa que ha heredado los restos del naufragio de la Wagner. Su comandante es un antiguo luchador de MMA llamado Pitbull que tiene parte del cuerpo cubierto con esvásticas y runas. Hasta aquí, el contexto de esta historia asombrosa e insólita. Y a partir de aquí, el odio entre los viejos hermanos de armas.
“¿Que si he dudado de la lealtad de Pau Heras alguna vez?”, escribía en abril de este año a este semanal desde Francia un portugués llamado Rico Chaves. “Sí, todos aquí en el batallón hemos tenido dudas sobre Sores (nombre con el que se conocía al catalán en las YBS). ¿Has oído hablar de John McIntyre. Es un soldado americano que se unió a la Legión Internacional y se ha pasado a los rusos. Y jamás en mi vida me hubiera imaginado que estaba con los orcos. Esas cosas suceden. Y resulta que Pau se escribía con Bahuz (Juan Manuel Soria Monfort). ¿Sabías eso? Por eso hemos recelado de él. Cuando estás en un grupo de asalto tienes información muy precisa de las posiciones de tu ejército. Ese cabrón americano estaba con nosotros en primera línea y resulta que el hijo de puta también pidió estar en un grupo de asalto. Claro, nosotros nos preguntábamos cómo es posible que esos cabrones nos bombardearan con tanta precisión. A Pau le investigaron y no encontraron nada. Pero también investigaron al americano antes de que desertara y no vieron nada raro”.
EL ESPAÑOL | Porfolio ha conservado copias de todos los audios que el luso remitió desde el frente. Él ya no podrá hablar más porque también fue abatido por los rusos este año. Rico sirvió con Pau Heras y con Juan Manuel Soria Monfort en las YBS antes de enrolarse en la Legión Internacional y el Batallón Sich de Ucrania. En este reportaje se reproduce una foto en la que aparece abrazando a su antiguo comandante en el PKK, que no era otro que el valenciano Monfort, a quien luego llegó a odiar encarnizadamente. No conseguía entender que se hubiera ido con “el enemigo”.
Es cierto, como decía, que la desconfianza que mostraba por la lealtad de Pau era compartida por otros españoles, alemanes y norteamericanos con quienes había servido en la guerrilla kurda pese a que la propia inteligencia española salió al paso del catalán y concluyó que su conducta fue intachable. En cuanto a Bahuz (Soria Monfort), ha pasado de ser su comandante a perder el respeto de sus hombres.
“Sinceramente, no entiendo a Simón”, decía Rico Chaves algunos días antes de morir. “Está criticando a los países de la OTAN y se está equivocando. Él es un occidental. No sé qué onda hay en su cabeza. ¿Y de verdad piensa regresar a España? Sé que el karma le pondrá en su sitio. Yo estoy pensando en volver a Ucrania y si el karma no hace su trabajo, yo mismo haré todo lo posible para matarlo”.
El que murió semanas más tarde fue el propio portugués. Tras su fallecimiento, se compartió en las redes una fotografía donde se sugería que Chaves había tomado parte en la ejecución de un prisionero de guerra (el luso aparecía con el brazo alzado haciendo el saludo fascista), una acusación nunca demostrada que aquellos días distribuían canales de propaganda del Kremlin como “trac-a-merc”. Rico nació en Portugal pero vivió parte de su vida en Francia. Solía definirse como anarquista. Lo que la guerra de Rojava unió (íberos de ambos bandos), Ucrania separó de nuevo.
“Lo cierto es que Bahuz (Soria Monfort) nunca nos ocultó mientras estábamos en Shingal que él se uniría a los rusos en caso de que fuera a combatir a Ucrania”, dice a este medio desde Alemania Martín Kampler, otro de los españoles que sirvió en el PKK. “Yo estuve pensando también en ir allí, no necesariamente a empuñar un arma. Podría haber ido a hacer labores civiles con los ucranianos… pero quizá también con los rusos. No está tan claro qué se disputa o quién tiene la razón. La guerra contra el ISIS nos unió a todos porque no era un conflicto ideológico pero lo del Donetsk es bastante diferente”.
Otro de los que también fueron a Ucrania fue un militar madrileño conocido en la guerrilla kurda como Baran Germánico. Solo que Jacobo (ese era su verdadero nombre), no llegó nunca a servir en la unidad médica de combate que él mismo creó con otros compatriotas porque murió de cáncer en un hospital de Kiev. Este antiguo cabo del Ejército español se alternaba con Soria el mando del batallón internacional de las YBS.
La voz de los españoles prorrusos
¿Se interpuso algún escrúpulo a causa de estas amistades en la decisión de combatir por Rusia que tomaron el aragonés Andrés o el valenciano Juan Manuel Soria Monfort? “Nunca albergué dudas. Tengo mis convicciones de dónde y por qué lucho. Claro que, por supuesto, me ha dolido que algunos amigos a quienes quería bastante hayan ido al lado equivocado”, afirma Soria Monfort desde el lado ruso.
“Sé que hubo algún camarada al que le sentó mal pero por el mismo motivo me podría enfadar yo”, prosigue. “Lucho por mis convicciones y no me preocupan las de otros. Personalmente, sentí mucho la muerte de Pau. En cuanto al portugués, dado sus odios, ¿qué puedo decir? Me consta que no se llevaba bien con Pau en el Kurdistán. Y no porque Chaves fuera anarquista y Sores se identificara más como nacionalista. En el Donetsk volvieron a tener problemas y Pau fue investigado por su supuesta traición tanto en España como en Ucrania. En cierto momento, me pidió que dejáramos de comunicarnos. Creo que él se decidió del lado ucraniano porque le resultaba más fácil. En cuanto al resto, la mayoría de la gente de las YBS que se han ido con Kiev buscaban una aventura de guerra y ninguno, que me conste, está convencido ideológicamente de lo que está defendiendo”, añade el antiguo comandante de los españoles.
El propio Soria Monfort estuvo hace algunos años en el centro de un aireado proceso judicial contra un grupo de simpatizantes nazis que operaban en el litoral valenciano, aunque finalmente fue absuelto porque se desestimaron, por inválidas, algunas de las principales pruebas aportadas por la fiscalía contra él.
Su comandante actual en La Española, Pitbull, lleva el cuerpo cubierto de cruces gamadas. “Es, sin duda, singular, que sostengan su lucha en un supuesto deseo de desnazificación de Ucrania personas a las que se vincula al nazismo”, le dice este diario a Monfort. “Gustavo Bueno decía que hoy en día no eres nadie si no te llaman fascista”, replica el valenciano. “Que nos llamen nazis es un insulto recurrente usado sin identificación ideológica. Lo de desnazificar es una forma de llamar a la lucha contra los radicales nacionalistas ucranianos que están siendo usados como kleenex por la OTAN”.
“Sí, es cierto que nos escribíamos con Pau”, confirma a este medio el aragonés Andrés también desde el Donetsk (el fragmento de conversación de Telegram que reproducimos como prueba en este reportaje estaba dirigido a él). “Pero en una de esas me dijo que teníamos que dejar de hablar y borrar nuestros números porque un gilipollas de allí le estaba buscando líos. Ahora me apena un montón no haber seguido hablando con él. Lo cierto es que Pau siempre se había inclinado más por Ucrania, pero hubo un momento en que casi le convenzo de venir con los rusos. De hecho, los dos nos creamos un perfil en VKontact para buscar formas de enrolarnos con el Kremlin. Llegó a escribirle a la Wagner, aunque se quedó en nada. Si eso hubiera salido bien, tal vez estaría ahora vivo”.
“¿Están ofendidos con nosotros el resto de la gente de las YBS? Cada uno se puede sentir ofendido por lo que quiera”, añade el turolense. “Sores (Pau) era un buen tío, pero yo entendí que, de acuerdo a su cosmovisión, lo más justo para él era luchar por Ucrania y decidí respetar su decisión. Si a alguien le pica que yo esté con los rusos, que se rasque. La única opinión que podía importarme era la de Sores. Hay otros personajes que me dan completamente igual. Hay alguno que ha colaborado con la policía española prestando declaración contra Simón y me parece un tontolaba”.
Esta imagen de varios milicianos españoles y alemanes fue tomada en la base del PKK en Sinyar antes de que partieran para el Donetsk. Más de la mitad de los que aparecen retratados ya no están entre los vivos.
1. El hispano-alemán conocido como 'Sidar' estuvo planteándose combatir en Ucrania, pero no sabía con quien. Ahora vive en Alemania.
2. Otro español que sirvió en el PKK pero que decidió no ir a Ucrania.
3. El madrileño Jacobo murió en un hospital de Kiev, pero a causa de heridas de combate, sino de un cáncer. Antes de ir a Ucrania, se repartía en el PKK el mando con el valenciano Juan Manuel Soria Monfort, quien ahora lucha con el Kremlin.
4. El americano Jraven fue a combatir con los ucranianos. Se sintió furioso cuando supo que algunos de sus camaradas, incluido su comandante valenciano, luchaban con los rusos.
5. El alemán Anduk fue asesinado por las tropas turcas en Siria. No tuvo tiempo de decidirse por uno de los dos bandos.
6. Este valenciano sirvió seis meses en el PKK, pero decidió no ir a Ucrani.
7. El sueco conocido como 'Berjuedan' fue alcanzado y muerto por los rusos en Ucrania.
8. El portugués Rico Chaves también fue asesinado por los rusos en Ucrania. Arremetía furiosamente contra el valenciano Soria Monfort por su decisión de irse con los rusos.
9. El catalán Pau Heras murió a manos de la artillería rusa. Nunca perdió el contacto con sus camaradas de armas del PKK que luchaban del lado del Kremlin.