Cuando Francis Lapp (Francia, 1958) viajó por primera vez a Polonia nunca había imaginado que acabaría nacionalizado, con un pasaporte polaco bajo el brazo y como fundador y director ejecutivo de uno de los negocios de yates de lujo más reclamados del mercado: Sunreef Yachts. Tenía sólo 44 años cuando compró varios astilleros en la ciudad portuaria de Gdańsk, uno de los puntos estratégicos del comercio marítimo europeo. Hoy, a sus 64, clientes como Rafa Nadal, Paris Hilton o Fernando Alonso se rifan sus barcos multimillonarios.
Porque Sunreef Yachts es, ante todo, sinónimo de lujo. Es la empresa de diseño y manufacturación de barcos multicasco y yates más elitista del mercado. Cada catamarán, cada yate a motor y cada 'superyate' es conceptualizado por el propio Lapp junto a la ayuda a su hijo Nicolas Lapp, vicepresidente de la compañía. La exclusividad es total. El businessman busca el lujo y el confort; transferir la comodidad y el estilo a unos auténticos apartamentos flotantes de cinco estrellas que muy pocas personas se pueden permitir.
Los precios de su catálogo, claro, son prohibitivos para la mayoría de los mortales: los más baratos pueden oscilar entre los 3,5 o 4 millones de euros; el más caro, un 'superyate' que aún es un boceto, roza los 50 millones. El coste está justificado: no sólo por los diseños futuristas y elegantes que se sitúan a la vanguardia del mercado, sino porque en el interior de sus modelos uno encuentra salones de lujo, bares completamente equipados y hasta piscinas y saunas. Es la opulencia elevada al máximo exponente; una mansión de lujo capaz de surcar los mares.
La historia de Francis Lapp es la de un emprendedor que ha sabido conjugar su talento e imaginación con su tesón y esfuerzo. No es ingeniero. No es diseñador. No es arquitecto. Pero aún así ha conseguido erigir desde cero una de las empresas más punteras en diseño, arquitectura e ingeniería naval.
"Este es uno de los negocios más complicados", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio. "La gente piensa que es fácil hacer dinero en el mundo de la construcción de barcos, pero no es así. Yo me levanto a las 5 de la madrugada todos los días, voy a los embarcaderos y superviso cada proceso que esté en marcha. Prácticamente se puede decir que vivo allí", bromea antes de reconocer que se ve a sí mismo como un workaholic, un adicto al trabajo.
Uno de los principales retos a los que se enfrenta Lapp en su día a día está íntimamente relacionado con el proceso creativo del diseño de sus barcos. "Debo pensar en qué querrá un cliente dentro de dos años", que es el promedio que se tarda en idear, diseñar y confeccionar un barco. "La idea que tenemos hoy puede que no sea la misma que la que el cliente tendrá cuando esté terminado". Ahí reside, confiesa, la receta de su éxito: en su capacidad de anticipar la demanda del mercado. Es lo que ha convertido Sunreef Yachts en la empresa escogida por la élite mundial para comprar o alquilar sus productos.
De Rafa Nadal a Paris Hilton
El tenista Rafa Nadal, la actriz y modelo Paris Hilton o los pilotos Fernando Alonso y Nico Rosberg, además de "uno de los cantantes más importantes de España cuya identidad no se puede revelar porque existe un acuerdo de confidencialidad", son sólo algunos de los perfiles que acuden a Sunreef Yachts para comprar o alquilar sus barcos. Francis Lapp afirma que mantiene una buena relación con todos ellos, aunque, salvo en el caso de Rosberg, de quien es amigo íntimo, siempre se limita a lo estrictamente profesional. Reconoce que hay muchos nombres famosos entre sus clientes, aunque no puede (ni quiere) dar más datos.
"Es fácil que nos llamen, pero nunca hacemos el proceso a la inversa: no contactamos con nadie para ofrecerle nuestros servicios", explica Lapp. "Nuestro modelo de negocio no consiste sólo en construir, sino en crear tendencia; una necesidad. Rafa Nadal, por ejemplo, ya tenía un barco antes de comprar su 80 Sunreef Power. Viajó al festival de barcos que se celebra en Cannes, visitó todos los modelos y se paró en nuestro stand una hora. Lo miró, le gustó, nos hicimos una foto y se marchó. Un año después volvió. Esta vez estuvo más tiempo. Unos días más tarde firmamos el contrato en Mallorca".
El 80 Sunreef Power es uno de los barcos de los que más orgulloso se siente. Probablemente porque sabe que es la segunda casa de Nadal. También porque figura como uno de los más caros de su catálogo (hoy está valorado entre 7 y 8 millones de dólares, teniendo en cuenta la inflación y la subida de precios por la falta de suministros). Mide 23.95 metros de eslora, tiene dos plantas, seis habitaciones, un garaje para motos de agua y 360 metros cuadrados útiles. Es un mastodonte de composite en el que el tenista mallorquín suele navegar alrededor de las islas Baleares.
"Lo primero que me pregunto al imaginar un barco es qué querría encontrar yo", reflexiona Lapp. "Da igual si es por la mañana o por la noche: hay veces se me ocurren ideas y me tengo que lanzar a escribirlas. Pienso mucho en las necesidades que podrían tener mis clientes. En los últimos dos años el concepto de 'yate de lujo' ha cambiado. Ahora se piensa más en el concepto familiar, por lo que debemos diseñar barcos que no vayan sólo en la línea de compartir con amigos o para la típica navegación, sino más allá".
Uno de los clientes más recientes de Francis Lapp es el nuevo fichaje de la escudería Aston Martin, Fernando Alonso. En septiembre de 2021 Sunreef Yachts dio a conocer que el piloto de Fórmula 1 había firmado un contrato con la empresa para hacerse con un 60 Power Eco, un catamarán híbrido ecológico recubierto de paneles solares valorado en 4 millones de euros. Lapp asegura que "aún no lo ha recibido", pero está a punto.
"Creo que es la primera vez que navega [el piloto]", revela Lapp, evocando aquella ocasión en la que conoció a Alonso en Mónaco. "No es fácil encontrarse con él. Nos hemos visto tres o cuatro veces, pero ambos trabajamos mucho. Justo ahora, al terminar esta conversación, vamos a reunirnos", adelanta el magnate.
Lo que buscaba Alonso en Sunreef Yachts, explica el fundador, era un barco ecológico. Le ofrecieron uno con un motor eléctrico y paneles solares integrados en toda la parte superior. Son 18 metros de eslora, contiene propulsores eléctricos y goza de una autonomía de unas seis horas de navegación ininterrumpida. "Es un yate a motor ecológico y versátil que ofrece total libertad de personalización".
Un astillero comunista
Francis Lapp no habla demasiado de su pasado antes de fundar Sunreef Yachts. Se sabe que durante su juventud se dedicó a "la electricidad y a la construcción", pero rehuye la pregunta sobre sus orígenes. Sí que confirma que en 1990, con 32 años, se enamoró de Polonia tras visitar el país por primera vez para participar en un rally organizado por el Automobile Club de Varsovia.
Una vez establecido en el país eslavo, se convirtió en un "exitoso fabricante de equipamiento eléctrico para las principales compañías del país", entre ellas CocaCola y Siemens, y fundó su propia empresa, HTEP Polska Ltd, dedicada a la instalación de sistemas de eléctricos y de climatización para el sector industrial.
Después compró su primer catamarán y viajó a Madagascar. Allí se dio cuenta de que el mar sería indisociable de su vida. "Empecé con el negocio de la construcción de barcos en 2002, pero antes tuve un negocio de alquiler de barcos en el Océano Índico". Al encontrar que existía una carencia en el mercado, decidió convertir aquellos yates que alquilaba en el sur de África en en lujosos catamaranes más grandes y vistosos. "No encontraba lo que quería en el mercado, así que me dispuse a hacerlo yo mismo".
La base de operaciones en la que se construyen sus barcos 'made in Poland' se sitúa en Gdańsk, aquella ciudad portuaria que fue el epicentro de la revolución obrera auspiciada por el sindicato de Lech Wałęsa, Solidaridad, que encaró (y condenó a la extinción) al comunismo polaco. Francis Lapp se encontró con que muchos de los muelles de la ciudad portuaria estaban vacíos tras la disolución de la antigua URSS, así que aprovechó la ocasión. "El comunismo los había cerrado. Compré algunos, los volví a abrir y pusimos en marcha nuestro negocio. Contar con esas instalaciones nos facilitó el éxito", cuenta el magnate.
En 2003 lanzaron su primer catamarán de 22 metros de longitud, la única embarcación de lujo con ese tamaño hasta la fecha. 19 años después de aquel logro, alrededor de 140 barcos con la marca Sunreef Yachts surcan los mares del mundo, especialmente los de Europa, Estados Unidos y, recientemente, Oriente Medio, los tres mercados en los que la compañía tiene una mayor presencia en el mercado de las élites económicas. Mastodontes como el Sunreef 102 Ipharra, uno de los catamaranes de crucero más grandes del mundo y el primero en tener dos pisos, o el Sunreef 114 Che, el tercer multicasco de vela en tamaño de los que se han producido hasta la fecha.
Actualmente la empresa de Lapp tiene tres divisiones de catamaranes y yates. La línea 'Sailing', dedicada a la navegación convencional; Power, centrada en los grandes barcos de motor como el de Rafa Nadal, y una modalidad Eco, que es por la que ha apostado Fernando Alonso. Además, el empresario adelanta que en breve tienen previsto lanzar la línea Explorer, "dedicada a personas que quieren ir más lejos, al Ártico, a explorar lugares ignotos". Este estilo de embarcación, sugiere el fundador, "se va a poner muy de moda en los próximos años".
A pesar de que existen buenas previsiones para los próximos 5 o 6 años, el fundador de Sunreef Yachts reconoce que vienen tiempos inciertos. "Tenemos problemas con los generadores. Llevamos un año y medio para renovarlos. Tampoco hay buenos sistemas electrónicos para los altavoces. Estos pequeños escollos provocan retrasos en las entregas de los barcos". Una carencia que, además de generar cola, ha incrementado los precios. "El barco de Nadal hoy costaría 2 o 3 millones más que cuando lo compró en 2019".
A pesar de los tiempos turbulentos, Lapp se mantiene satisfecho y espera poder trabajar durante 10 o 15 años más". La apertura de un nuevo puerto en Oriente Medio en el que han invertido 20 millones de euros, las nuevas líneas de embarcaciones como Explorer y la firma de contratos millonarios con celebrities como Fernando Alonso, auguran que el negocio no se verá resentido por la crisis.
"Me maravilla lo que hemos conseguido, nuestra visión y el trato que hemos establecido con nuestros clientes, pero de lo que más orgulloso me siento es de que en 20 años hayamos llegado a crecer tanto como ninguna otra empresa de nuestro sector", concluye el emprendedor.